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martes, 4 de septiembre de 2012

¡Paz! Onomatopeya de violencia


No existe en las últimas décadas del siglo XX y las primeras de este 21 un producto publicitario más difundido ni mejor vendido que LA PAZ. Tanto en la televisión, como en la radio, la prensa escrita, las vallas publicitarias, los graffitis -callejeros o de excusado-, los coment en el face y twitter, las alocuciones presidenciales, papales y -hasta- militares, junto con intencioncitas de concursantes de reinados de belleza, encuentros de líderes mundiales, reuniones politiqueras y foros académicos, hacen de la paz el blanco de sus peroraciones. Sin embargo, acostumbrados como estamos a los ardides de la publicidad, cuyo efecto vendedor se sustenta en la creación de necesidades, la magnitud misma del esfuerzo propagandístico nos hace entrar en sospechas: Si se promociona "La Paz" con tal intensidad ¿se debe pensar que aun no se carece de ella o sospechar que "alguien" podría sacar provecho de dicha carencia? Buscando respuestas a esos interrogantes nos asalta la realidad incontrastable de que la Paz tiene dos aspectos: Uno Natural y uno Artificial. El primero, en su condición de momento, es rebasado por la sociedad humana y como tal tiende a desvanecerse en el tráfago del ocio o las actividades de "pasatiempo". El segundo se esfuerza por constituirse como acontecimiento histórico; pero su imposición genera Violencia. Intentemos aclarar lo dicho:
Un buen inicio metodológico para la comprensión de un fenómeno es la búsqueda de las posibilidades significativas del término que lo designa. Así, pues, en una primera instancia el término /PAZ/ puede ser comprendido como "Sosiego", "Calma", "Serenidad", "Quietud", "Silencio", "Tranquilidad", "Despacho", "Descanso", "Reposo", "Armonía"... Definiciones o sinónimos estos en  cuyo significado subyace la denotación de carencia de preocupaciones y en cuya esencia está implícito el recuerdo de una actividad precedente y la promesa de una continuidad activa. La Paz natural no es más que un intervalo en el flujo de la actividad; sólo perceptible como una "dulce" sensación, como un "merecido" momento revitalizador del cuerpo y el espíritu, a los cuales repara, estimula y dispone para reiniciar con ímpetus renovados la permanente batalla para mantenerse unidos. Ese es el primer aspecto de la Paz: Una Paz natural armónica con el ritmo vital; un receso, una promesa de realizaciones venideras. Esa es la Paz de una sociedad elemental en la que el Estado aun no interfiere con las actividades individuales. Ese alegre deseo de vivir que cada anochecer brinda el descanso y cada amanecer trae nueva vida. Así la evocamos quienes alguna vez nos hemos amodorrado contemplando la lluvia tras un cristal, aletargado sobre la arena repletos de sol y mar, solazado en el viento suave de una tarde montañera, o adormilado pegados a otro cuerpo al que hemos arrancado en febril entrega todos sus temores, rubores, susurros, convulsiones, gritos y suspiros. Sólo así, entendiendo la Paz como un momento de reabastecimiento energético para continuar con el agobiante ejercicio de la existencia, se le puede aceptar como un hecho moral y natural como uno de los múltiples sucesos que constituyen la dialéctica de la vida, no abordable por la pasarela de la adecuación política que trata de inducir o deducir de él sus propiedades, usos y utilidades con el ánimo de reproducirlo a voluntad en las formas, colores, tamaños y cantidades requeridos por el fabricante, el distribuidor y el consumidor.
Pero con el avance de la civilización, la Paz muere
En los momentos de angustia social por crísis económica o presencia de factores que amenacen el régimen vigente, toma cuerpo y se hace apetecible la alegoría de ese anhelo nostálgico de los momentos vividos en la fase prístina de la infancia. Pero cuando, en su segundo aspecto, la Paz deja de ser un acontecimiento natural para ser racionalizada, cuantificada, mediada, administrada y servida como "estado" (perpetuación del momento), se convierte en Mercancía. Una mercancía que sólo disfrutarán quienes la puedan consumir. Su "necesidad" es impuesta por la vía del concepto que la presenta como carencia. Porque cuando el descanso, el reposo, la quietud, necesarios a todo cuerpo activo, se prolongan forzadamente, degeneran en anomia, inercia, lasitud, pereza. Y con el cuerpo inactivo y la moral laxa, los individuos pierden su albedrío para hacerse dependientes de quienes satisfagan sus necesidades básicas. Entonces es la vida la que se convierte en mercancía: Por cincomil pesos o un salario mensual se "liquida", "borra", "limpia", "elimina", "da de baja", etc. a quien o quienes señale algún capo cuya naturaleza puede ser legal o ilegal. Si es legal se le denomina justicia; si ilegal, delito. Pero, legal o ilegal, "justicia" o "delito", los efectos de un "trabajo" cimentado en la inactividad siempre serán fuente de violencia: Pobreza, psicopatía, descomposición social, paranoia, improductividad y muerte. La enunciación de esos efectos violentos es el argumento de la Pax de Estado para estimular el miedo a la violencia y avivar como contrapeso las ansias de Paz. ¿Recuerdan la célebre frase de Vegecio en su Epitoma rei militaris  Igitur qui desiderat pacem, praeparet bellum  "Quien desee la paz debe prepararse para la guerra"?
En el estado de la paz de Estado, la Paz pierde su valor moral, puesto que ya no existe por ni para la vida, sino que adquiere la forma de un malestar individual en primera instancia, social en la inmediata y cultural cuando su único referente es la violencia -esa plusvalía de la explotación- que se constituye como "estilo de vida" creciendo proporcional a los esfuerzos "pacificadores". Son, precisamente esos "esfuerzos pacificadores" los que le confieren a la pax un cariz político. Porque mediante ellos ésta deja de ser el bucólico momento del reposo y la esperanza para tornarse en pretexto represivo del Estado, que hace del agravio, la tortura y la muerte oficios remunerados y medio de control social. Esa pax, invento de una sociedad de la explotación que se enfrenta a las contradicciones de su propio hacer, es la "paz" tensa, inestable, permanentemente amenazada, de unos pocos a costa de la Paz natural de muchos. Ese "estado de Paz" que únicamente una minoría puede consumir es un estado convencional. Esa "pax" es artificial, es contranatura, de conveniencia restringida; es la pax del Estado, que lo administra todo. ... Es una "paz" violenta, que cada amanecer trae la muerte y cada anochecer siembra el espanto.
Y, sin embargo, hay quienes aprendieron a sacar provecho de la explotación de esa alegoría: En el campo internacional, algunos líderes político-religiosos, los premios anuales a "luchadores por la paz mundial", los grupos de poder económico que alimentan una poderosa campaña para mantener el recuerdo periódico de ciertas víctimas de la segunda guerra mundial, las películas made in Hollywood en las que siempre pierde el "violento", que por lo general resulta oriental, musulmán, ruso, negro o latinoamericano, las conmemoraciones en que se evoca con morbo la imagen gritona de un hombrecito de uniforme, mechón y bigote que tanto aportó a las modernas concepciones políticas de occidente... En el campo nacional, los caldos de millón, las exposiciones anuales del producto femenino en bruto en Cartagena, las "encuestas" de opinión, los programas televisados y los publirreportajes a cualquier energúmeno con nostalgias de héroe, hacen pensar en un Demiurgo enloquecido que en alguna parte modela un infierno con sus miopes ojos fijos en un mundo de desconfianza, terror y odio, cuyo primer ensayo "salvador de las instituciones" fue la conformación de un movimiento segregacionista, radical y mafioso. Ahora sus epígonos nos vuelven con el cuento de nuevos "diálogos mientras se siguen disparando"... 
La violencia -ese monstruo que se alimenta de violencia- debe ser domesticada
En el Estado moderno la Paz es un mito que enriquece a sus traficantes, y la Violencia, por todos "condenada", es un tabú que genera progreso (avances en aeronáutica, energía atómica, telecomunicaciones, medicina, etc.) Un "progreso" cuyo precio es la creciente sensación de inseguridad, paranoia y desconfianza que insensibiliza ante el dolor ajeno y se manifiesta como ausencia de solidaridad y desprecio de la vida, que poco a poco se va constituyendo en expresión cultural, como puede apreciarse a través de los telenoticieros. Los siguientes ejemplos han sido tomados al azar de los noticieros de radio, prensa y televisión, para concluir que durante mil cuatrocientos cuarenta minutos al día un ciudadano del común está expuesto a: -Que de improviso, en una céntrica calle le caiga encima un cuerpo arrojado voluntaria o involuntariamente desde el piso alto de un edificio. -Que lo cornee un toro DENTRO DE UN ASCENSOR. -Que al dar un saltico para evitar ser chapoteado por algún carro sin madre, acuatice en un pozo del que será rescatado varios días después cuando cesen las lluvias y el cuerpo flote. -Que en una zona verde, a resguardo de los edificios, los toros y los carros, también le caiga encima un cuerpo arrojado voluntaria o involuntariamente desde un avión. -Que camino al trabajo lo apuñalen por robarle el celular, un conductor ebrio se le eche encima, un asesino motorizado le descargue una ráfaga, o un marido cornúpeta lo confunda con el artífice de sus astas. -Que al tranquilo restaurante en el que usted cena llegue uno o varios psicópatas disparando indiscriminadamente... La lista es interminable, porque también hay violencia en el niño o adolescente desarrapado que camina como zombie olisqueando una bolsa con pegante, el hombre sin atributos que restriega sus gélidos genitales entre la orgía de nalgas apeñuscadas en un bus del Transmilenio, la jugosa muchachita que se deja manosear por el patrón para no perder el empleo, la vecina abandonada que con sus cuatro hijos es lanzada a la calle por no pagar el arriendo... etc., etcs...
Así. pues, la violencia tiene mil rostros. Es nuestro pan de cada dia. Es la expresión de nuestra "modernidad". Intentar ignorarla, soslayarla, encubrirla o simularla es tender un manto de falsedad sobre un cuerpo en descomposición: La podredumbre acabará imponiéndose. ¿Será esa podredumbre aquello a lo que el Estado llama "Paz"?
No obstante, si entendemos que los acontecimientos tan sólo son eslabones en la cadena histórica del desarrollo humano, entonces tendremos que aceptar que todo evento, por doloroso o desagradable que pueda parecernos, no es más que el momento de una transición hacia estadios superiores de la evolución social humana. Y podremos darnos cuenta de que las actuales generaciones (al igual que todas las anteriores y las posteriores) son GENERACIONES DE TRANSICIÓN. Sólo que, a diferencia de todas las anteriores, las actuales nacen anhelando una paz que jamás han conocido (muchos pudimos haber nacido en los años ochenta o noventa del siglo pasado y sin embargo aprendimos a temerle a la violencia, porque el espectro redivivo de la del 48 nos aconseja evitar los "9 de abril") y eso las hace doblemente violentas: De un lado, la fuerza vital instintiva los arrastra a la confrontación (la moda del vestir, el corte del cabello, el maquillaje, los gestos, el caminar, los ritmos, los bailes y el consumo de estimulantes así lo evidencian); de otro lado, el viejo Establishment que se niega a morir, o al menos a evolucionar (instituciones, creencias, prácticas y tradiciones) las reprime y exilia de la esperanza con el asfixiante manto de la "paz democrática". De ese juego de presiones violentadoras únicamente puede esperarse un resultado: LA EXPLOSIÓN. Una explosión cuya postergación contribuye a incrementar la acumulación de los efectos y cuyo objetivo es la Sociedad que para reducir los daños debe generar ocasionalmente algunos eventos "liberadores de presión".
Puesto que ya se ha planteado las consecuencias de la imposición de la voluntad del Estado, quizás valga la pena considerar como condición prioritaria para la dinámica social renovar los conceptos de Paz y de Violencia. Porque, el compromiso de las nuevas formas sociales no podrá ser el de frenar o abortar los movimientos sociales que naturalmente se dan como formas consustanciales de la evolución de la sociedad, sino, por el contrario, el de reconocer en la génesis de tales movimientos la clave para adaptar y adaptarse al ritmo de los acontecimientos, viabilizando con ello el movimiento hacia mundos más amables en los que la humanidad, con una cultura diferenciadora de la paz y la violencia, opte naturalmente por cualquiera de ellas, con la convicción plena de que cualquiera sea su escogencia, es al fin, dueña de su destino.
No podemos cerrar los ojos: el diario acontecer nos recuerda en cada momento que de esa paz natural que los discursos politiqueros pretenden enseñarnos a añorar, sólo queda el nombre que irónicamente, resuena como el eco de un estallido en la noche interminable.

jueves, 16 de agosto de 2012

Roberto Fontanarrosa, un Tiresias de tinta china

Cuentan los relatos míticos que por la época en que los dioses griegos descendían del Olimpo para coquetear con los mortales, existió un pobre hijodeninfa que pilló a una de las diosas en cueritos cuando se daba un baño y ésta, mujer al fin, escandalizada con el fulgor en la mirada lujuriosa del voyeur adolescente, decidió opacárselo privándolo de la vista. El pobre Tiresias, que así se llamaba el mirón, tuvo que esperar hasta que su madre Cariclo (¿Ya dije que era una ninfa?) intercediera por su perdón ante la diosa, quien, ya fuera por pura mala leche egolátrica o por física incapacidad para desfacer entuertos, se ranchó en no devolverle la percepción visual de las cosas inmediatas; pero, como para que no se le notara la rabonada, le concedió el don de la visualización intuitiva de los acontecimientos futuros...
Las Moiras (personajes míticos de la misma ralea de los susodichos), que suelen tramar sus lienzos con el huso de la ironía, escucharon el relato y esperaron con cierta morbosa placidez, hasta que en el amanecer del 26 de noviembre de 1944 les llegó la oportunidad de urdir los hilos. El hecho de que, además de ser una ciudad con ínfulas de olímpica, estuviese situada sobre la margen occidental del río Paraná, se llamara Rosario y fuese la capital de una provincia llamada Santa Fe, en un pais que evocaba el argentum, constituyó motivo suficiente para ser la escogida para ubicar en ella a un hombrecito con cara de semidios griego y temperamento de divinidad oriental.
Y Roberto, que así habría de llamarse durante sus siguientes 63 años de presencia corporal en este suelo, Fontanarrosa (¿qué otro apellido se les hubiera podido ocurrir?) creció en gracia de musas, se hizo dibujante de historietas, "humorista" unas veces gráfico, otras "trágico" como  asesor creativo de Les Luthiers y escritor a secas. Para que la cosa fuera creible, cuando cumplió 24 años lo pusieron a publicar sus primeras ilustraciones humorísticas en la revista Boom (como la onomatopeya de una explosión) y cuatro años después, en 1972 lo metieron de colaborador en la revista de humor Hortensia en la que dio a luz pública al celebérrimo Boggie el aceitoso (¿Recuerda el factor ironía? pues la hortensia -Hydrangea- es la flor de la Parca, de la cual Boggie era emisario favorito) y, puesto que la ternura es el aliento de las musas, también parió a Inodoro Pereyra el renegau, un "gaucho macho y cabrío, tan argentino como el dulce de leche, la birome o el colectivo".
Pero vayamos redondeando este cuento. Todo lo escrito arriba es para ambientar mi hipótesis sobre la capacidad visionaria de El Negro Fontanarrosa en la creación de sus historietas, particularmente en Boggie el aceitoso cuya imagen evoca los clásicos cliché de "tipos duros" propios del cine gringo "de acción" de los años 70-80 del siglo pasado.
Usando como oráculo la estampa de un veterano de guerra de Vietnam, un tipo rudo sin conciencia ni marco social que le impeliera a adquirirla, asesino a sueldo que algunas veces fungía como guardaespaldas o simplemente como matón sin escrúpulos, Fontanarrosa explotaba la creencia popular de que todos los asesinos son estúpidos con prejuicios racistas o segregacionistas. Para ello estructuraba las viñetas en un formato de página que secuenciaba las escenas hasta el gag final en el que, a manera de corolario, "resolvía" con un solo disparo, una trompada o una frase lapidaria la situación pacientemente planteada. Las viñetas "violentas" de Boggie constituyeron lo que llamaríamos humor hardboiled, un estilo duro y sin concesiones en el que la frialdad de las ejecuciones constituía una critica mordaz a esas posturas solapadas de los moraleros que rasgan sus vestiduras ante el mundo que los observa cada vez que los noticieros registran un acto de violencia; pero que a menudo resultan ser los propiciadores de tales eventos. Boogie era uno de esos matones de quienes no se podía esperar nada sereno, a pesar de la propaganda que a favor de tipos como él  nos embutían el cine y la televisión gringos. Y es a ese respecto que se hace notable el don profético de nuestro Tiresias de tinta china: Con la "violencia" fria y cotidiana de su personaje anticipó la manera particular de mirar el mundo de esas generaciones que aun no nacían cuando Boogie distribuía sus dósis del american's death life.
En el intervalo entre el 19 de julio, cuando se cumplían cinco años de la vuelta al Olimpo del entrañable Negro Fontanarrosa, y el 20 del mismo mes, una fecha de convención de parcas, James Holmes, un hombrecito (sagitario, como El Negro) nacido 15 años después de Boogie, en Tennessee, estado gringo, irrumpió en un cine de la localidad de Aurora, en las afueras de Denver (Colorado) disfrazado como el Guasón, personaje de The Dark Knight Rises (El caballero oscuro), la última secuela de Batman, que se estrenaba esa noche. Quería jugar a ser un asesino frio y eficiente; cuatro meses antes había comenzado a proveerse de balas para una pistola Glock calibre .40 (3.000), cartuchos para un rifle semiautomático Smith&Wesson (3.000) y proyectiles para una escopeta Remington calibre 12 (350). Provisto de tal parafernalia bélica y forrado en un chaleco antibalas, ingresó al cine, esperó la escena apropiada, arrojó dos botes de gas lacrimógeno y disparó hasta trabar el fusil. El gagcito causó 24 muertos y 50 heridos. Al igual que Boogie, su semblante reflejaba una total carencia de emociones. No ofreció resistencia al ser detenido e, incluso declaró tener más armas y explosivos en su apartamento.
Ahora bien, de ser mister Holmes el caso aislado de un sociópata enloquecido, no tendría ningún sentido atribuirle dotes de profeta a Roberto Fontanarrosa. Pero, cuando asistimos el desarrollo progresivo de una subclase global de individuos aterradoramente serenos que protagonizan masacres en Holanda o destrozan con sus dientes a sus congéneres en USA, se nos hace imperativo retornar a las historias de Boogie el aceitoso para encontrar en ellas las claves cifradas de lo que el Negro Fontanarrosa preludiaba como un futuro humano de insensibilidad autodestructora.
En fin, que toda esa carreta hasta aquí empujada sólo tenía como fin recordar a Roberto Fontanarrosa, el genial escritor, dibujante, historietista y ser humano que el 19 de julio cumplía sus primeros cinco años de alejamiento terrenal. Su vacío sigue tibio... Quien lo conozca no podrá olvidarlo. ¡Abur, abur, querido maestro!

martes, 17 de julio de 2012

La política colombiana, un ajedrez jugado como parqués y viceversa

Apesar de que ambos pertenecen a los denominados juegos de mesa, y de las similitudes en cuanto al uso de fichas y el desplazamiento de estas sobre un tablero, el ajedrez y el parqués son juegos esencialmente diferentes. Uno es de estrategia, otro de azar; en uno se estructuran las ocupaciones desde el cálculo previsor de los futuros movimientos de ataque o defensa del contendor, en el otro se distribuye las fichas para poner de "carnada" o perseguir y "encarcelar" a cuanto pin de color diferente se interponga en el camino hacia el "cielo". En uno gana quien primero dé mate al rey del adversario, en el otro quien consiga coronar primero sus cuatro fichas. En uno se expone alguna "pieza de sacrificio" para engatusar al contendor, quien por la ambición de ganar una pieza importante podría dejar desguarnecido a su rey; en el otro se arroja dados sobre el tablero para decidir los avances de "comida" o refugio. En uno se suma puntos de acuerdo con el valor jerárquico de las "piezas tomadas", en el otro se estipula un valor a pagar por cada ficha capturada... 
Como vemos, son muchas las similitudes entre estos juegos y la dinámica jurídica, ejecutiva y legislativa de las recientes movidas "reformistas" al interior de nuestras instituciones patrias; sin embargo, a pesar de todas esas aparentes semejanzas formales y las eventuales diferencias en los fines buscados, los polítiqueros colombianos han sabido ingeniárselas para hacer exóticas fusiones en las que consiguen inocularle a los trámites burocráticos el virus de la marrullería ajedrecera como agente activo del cálculo de los plazos de vencimiento, y disimular los nefastos efectos de su ineptitud política mediante la introducción del albur parquesero como determinante estratégico de sus tácticas pandilleras.
Al mejor estilo de los más redomados ajedrecistas, deslizan sus peones por los escaques rojo o azul de las dos tendencias ideológicas predominantes en la hegemónica estructura partidista del sistema democrático colombiano; pero, como aviesos parquesistas arrojan sus dados al centro de su tablero cuando sienten amenazados sus reyes, sus alfiles o sus enroques. Es una maña de vieja data a partir de la cual se han inventado ardides como el de adjudicar a sus rivales el apelativo de enemigo interno para estimular y fortalecer un batallón de peones que, apoyado en la parafernalia de los jugadores que lo mueven, será encargado de introducir el terror en los tableros para acelerar el desplazamiento y generar hechos de presión táctica que les permita configurar situaciones de negociación de un posible receso en el juego. Como cualquier tahur saben ponerle nombres sonoros a sus lances; así que etiquetan el receso con el nombre de "la Paz", y, como para que las apuestas se hagan interesantes, le hacen un guiño a sus calanchines para que deslicen sobre la mesa las cañas de "progreso" y "crecimiento económico" como agregados del receso.
El origen de ese doloroso proceso sociopolítico conocido como la "violencia" en Colombia, que en las últimas tres décadas parecería gravitar sobre la estupidez moralista de despilfarrar cuantías innumerables de dinero contante y matante en perseguir a unos cuantos traficantes de vicio que se hacen multimillonarios a costa de la salud y la moral de unos jóvenes consumidores gringos, consiste realmente en una mala partida de un juego cuya cartilla lo hace parecer de sesudos, expertos y calculadores ajedrecistas; pero cuya real aplicación lo deja ver como el más básico y rudimentario juego de azar, cuyo único objetivo es el de crear condiciones que permitan convertir el suelo y subsuelo colombiano en cabeza de playa de las negociaciones del tablero patrio para el lucro de un puñado de ganaderos y terratenientes criollos quienes, cuando hayan llenado sus insaciables arcas de bucanero, se largarán con sus fichas a otros garitos a vivir de la renta y las plusvalías del negociado. No con otro plan de juego tendrían el descaro de instalarse en el Congreso de la República a autoimponerse sueldos mensuales equivalentes al trabajo mensual de CUARENTA colombianos, de esos inocentes que aun siguen creyendo en las entelequias dieciochosigleras de Patria, Justicia y Democracia. No de otra manera podrían hacernos creer que nos hacen un favor al venderle los recursos naturales del pais a la versión veitiunsiglera del conquistador postcolombino que se solapa bajo el eufemismo de la "confianza inversionista". No con otro juego de fichas habrían logrado introducir en el glosario del casino colectivo los dados cargados del caos conceptual que confunde hasta igualar los significados de /fracaso/ y /prueba/, /fe/ y /confianza/, /expectativa/ y /esperanza/,  /silencio/ y /admisión/. Bien lo dijo León "Juego mi vida, cambio mi vida, de todos modos la llevo perdida"...

viernes, 8 de junio de 2012

Disgresiones sobre la aplicación de las NTIC en la enseñanza de la Historia

 
Podría deberse a algunos factores imposibles de explicar sin recurrir a discursos metafísiqueros; el hecho es que con el paso de los años se va depositando en nuestra memoria el sedimento sintetizado de aquellos acontecimientos que marcaron con su impronta de serenidad, felicidad, angustia o dolor momentos importantes para el conjunto de individuos adscritos a un colectivo social, solidificando el recuerdo de sus vivencias en una mezcla psicodélica cuya reelaboración es transmitida a las generaciones posteriores en un "relato histórico" plagado de evocaciones brumosas, interpretaciones inducidas e, incluso, incrustaciones míticas prestadas de metarrelatos apócrifos. Lentamente, de manera casi imperceptible, mediante un proceso de refinamiento doctrinario de las afectaciones denominado "educación", esa masa ecléctica de relatos mixtificados se va consolidando en un "saber cultural" que moldea la memoria, el imaginario y la ideología colectivos. Todo el bagaje identitario de una colectividad está configurado sobre la "tarjeta madre" de una "historia patria" enseñada por la escuela y los relatos de familia y reafirmada por la "información" impartida por la presencia omnímoda de la radio y la televisión.
Cada agrupación de individuos que empiezan a tener éxito en la acumulación de capital ya sea por métodos lícitos o ilícitos, aspira a ingresar y ser admitida en los peldaños más altos de la escalera social, aunque para conseguirlo se vea impelida a recurrir a métodos desestabilizadores del statu quo imperante. El primer movimiento consiste en la introduccción de su divisa "empresarial" en la estructura del Poder político mediante la construcción de un nuevo relato "histórico" que justifique la legitimación de los métodos empleados para la salvaguarda de sus propiedades y el mantenimiento de las normas que marcarán los privilegios "de su clase". Una cohorte de mercenarios urdidores de leyendas y difusores de mentiras se encargará de hacer posible el aumento de su prestigio en el desempeño de los roles sociales mediante una estrategia propagandística de publirreportajes, chismes de farándula y puestas en escenarios de "actualidad". Las tensiones y conflictos generados por la puja entre las clases establecidas y la clase emergente son la base narrativa de los nuevos relatos épicos que configurarán la crónica fundacional de un nuevo aparato ideológico, jurídico y social. No hay que hilar muy fino, ni cavar muy hondo para encontrar en los relatos "históricos" enseñados en la escuela y difundidos en el folclor, la literatura, el cine y la televisión el esfuerzo denodado de una tropilla de escribanos encargados de notariar los acontecimientos desde la óptica de una "verdad" inobjetable,  al pie de cuya letra han autenticado el oximoron de unas "nuevas" genealogías bajo una heráldica de segunda mano con blasones comprados a las pandillas "conquistadoras" en la fase declinante de su poderío  económico.

 
¡Ufff! qué párrafos tan densos, pretensiosos y rebuscados (pido perdón); lo que quiero decir, con lenguaje claro y sencillo, es que la historia que nos enseñan en las escuelas y colegios es una historia inútil (para no meternos en las complejidades de su "verdad") y ese  aspecto la hace vulnerable ante la inmediatez de las NTIC (Nuevas Tecnologías de la Información y las Comunicaciones) que ya comienzan a ser el instrumento didáctico que cambiará las formas de transmitir los mensajes y asimilar los conocimientos. Es desde esa perspectiva que quiero aportar mi granito de arena con este magnífico documento sobre un conjunto de acontecimientos de las últimas décadas en Colombia cuyo conocimiento es fundamental para la determinación del proceso histórico colombiano, pero que, lo puedo asegurar, JAMÁS será tema oficial de enseñanza, ni será tocado directamente en los telenovelones, corridos y separatas de revistas.

jueves, 15 de marzo de 2012

El paredón del blog 15- Invisible children: la cruda realidad tras la campaña contra Joseph Kony

Nunca antes como hoy, los señores de la muerte y los carroñeros de botines de guerra habían usado con tanto desparpajo y carencia de reato el poder osmótico de las nuevas tecnologías de la comunicación para permear la conciencia política de la opinión pública global con prejuicios étnicos disfrazados de juicios morales o políticos y discursos lastimeros sobre el "reclutamiento de menores", o condena a la "barbarie" de los atavismos culturales de las culturas vulnerables al poder "civilizador" de las ambiciones neoimperiales. La cosa es tan escandalosa, que hasta nuestros aprendices criollos de "intelectual" han tratado de opinar al respecto dejando entrever el desconcierto ideológico y la indecisión política de aquellos individuos que, aunque genéticamente alineados del lado del poder, intentan ser estimados como "intelectuales" de cualquier "centro". Afortunadamente existen blogs como #Pulso ciudadano, analíticos y serios que con suficiente documentación nos ayudan a develar los orígenes de la estrategia propagandista y los móviles económicos de las campañas pseudojusticieras de las organizaciones gringas de derecha, que no de derechos. (Como siempre, itálicas y negrilla son de mi intervención; las imágenes, con excepción del video y la galería comercial de invisible children, son tomadas de #PulsoCiudadano)
Siguiendo con nuestra nota anterior sobre la campaña Invisible Children que ha impactado tanto en las redes sociales, desmenuzamos los intereses de una operación mediática que no incluye ninguna acción humanitaria y es parte de un proyecto de intervención militar en el centro de África. La foto de los fundadores de esta oengé empuñando armas de guerra con grupos genocidas del Sudán del Sur, dice más que mil palabras.
Una foto vale más que mil palabras. Los fundadores de Invisible Children posando con genocidas (Foto: twitter)
Estos son los dos fundadores de Invisible Children: Bobby Bailey, Laren Poole y Jason Russell. No son idealistas que quieren salvar a los niños de la maldad de un psicópata oculto en la selva. Tienen sus ideas, su agenda y no les molesta posar para un grupo armado acusado también de crímenes contra la humanidad.
En el cuerno de África, donde juegan a la guerra todas las grandes potencias, estos documentalitas venden en redes algo que no concuerda con ninguna estrategia humanitaria. Sino todo lo contrario. Sus amigos son el Ejército Popular de Liberación del Sudán, baluarte del estado-protectorado de EU, conocido como Sudán del Sur. Mientras Sudán del Sur implosiona en una creciente locura masiva de violencia étnica y una vez más decenas de miles de seres humanos se ven forzados a escapar para poner a salvo sus vidas, las señales de advertencia apuntan todas ellas a que el plan estadounidense para desestabilizar Sudán ha comenzado a dar sus frutos.
Para empezar, EEUU es quien está pagando los salarios del Ejército Popular de Liberación de Sudán (SPLA, por sus siglas en inglés, el ejército nacional de Sudán del Sur), habiendo ya desembolsado alrededor de 100 millones de dólares solo en 2011. ¿Es un país realmente independiente cuando una potencia extranjera paga los salarios de su ejército? ¿A las órdenes de quién está realmente ese ejército?
En la actualidad, miles de “cascos azules” de la ONU están fluyendo hacia Sudán del Sur. Esos “mantenedores de la paz” provienen casi en su totalidad de la vecina Etiopía y forman parte del ejército etíope, el mismo que está perpetrando un genocidio/contrainsurgencia en el Ogadén, en el sureste de Etiopía (Seguir leyendo...)
Simulación y guerra: una reflexión desde EU.Lo que hay detrás de la campaña contra Joseph Kony

Pero mejor dejemos en manos de The Daily What una ligera investigación sobre los intereses tras Invisible Children:
El grupo está a favor de la intervención militar directa, y su dinero apoya el ejército del gobierno de Uganda y sus distintas fuerzas militares. Aquí está una foto de los fundadores de Invisible Children posando con las armas y el personal del Ejército de Liberación del Pueblo Sudanés. Tanto el ejército de Uganda y el Ejército de Liberación Popular de Sudán están plagados de acusaciones de violaciones y saqueos, pero Invisible Children los defiende, argumentando que el ejército de Uganda está “mejor preparado que el de cualquiera de los otros países afectados”, aunque Kony ya no está activo en Uganda y no lo ha sido desde el año 2006 tal y como él mismo admitió. Estos libros se refieren a la violación y el asalto sexual de que son temas perennes también en las Fuerzas de Defensa, el grupo militar que defiende Invisible Children.
No nos malinterpreten: El Ejército de la Resistencia del Señor es mala cosa. Y Joseph Kony es un hombre muy malo, y debe ser detenido. Pero apuntalar la dictadura de Uganda y su brazo militar, que ha sido acusado por la ONU de cometer atrocidades indecibles y se nutre del reclutamiento de niños soldados, no es el camino a seguir tampoco. Los Estados Unidos ya están bastante involucrados en ayudar a la derrota de Kony y su banda de aduladores psycho. Kony está huyendo, después de haber sido expulsado ​​de Uganda y lo más probable es que pronto será capturado, si no está ya muerto. Pero matar a Kony no solucionará nada, al igual que matar a Osama bin Laden no acabará con el terrorismo. El LRA podría colapsar, pero, como señala la revista Foreing Affairs es “un actor relativamente pequeño en todo ese embrollo, tanto un síntoma como una causa de tanta violencia endémica”.
Miope es echarle la culpa de todos los problemas del centro de África a Kony, incluso como punto de partida y solo hará que las personas en peligro estén mucho más en peligro. Enviar dinero a una organización no lucrativa que quiere sofocar las llamas con combustible no está ayudando. ¿Quieres ayudar? ¿Realmente quiero ayudar? Enviar el dinero a organizaciones no lucrativas que están poniendo más del 31% de tus donaciones hacia la reconstrucción de la infraestructura médica y educativa de la región, de modo que los ex niños soldados tengan algo que merezca la pena al volver a casa.Estas son sólo algunas oengés a quien puedes apoyar.
Todos ellos tienen un brillante de cuatro estrellas en Charity Navigator, y, más importante, ningún interés en ser paleros de tropas estadounidenses armados hasta los dientes lanzadas en medio de una guerra tribal de varias naciones para ayudar a un loco contra otro loco. La conclusión es que debemos investigar tales causas a fondo. No mandes el vídeo a un extraño, solo porque un asesino de masas hace que un niño de cinco años de edad, se sienta “triste”. Aprende un poco acerca de las complejidades de las luchas en curso en esta región antes de abogar por la intervención militar directa.
No hay blanco y negro en el mundo. Y para la solución de todo problema importante sólo sirve fijarse en los tonos de gris igualmente inquietantes e invisibles.
Redes y blogs discuten la campaña de Invisible Children.
El tema está en las redes sociales, en Twitter con el hashtag Invisible Children y Uganda, que es TT mundial, y el vídeo contra Joseph Kony se ha visto ya más de 50 millones de veces en apenas 4 días pero igual el mundo geek desconfía cada vez más de estas campañas que han servido recientemente en la guerra civil de Libia o para forzar intervenciones extranjeras bajo pretexto humanitario, tal cual se puede ver hoy en Siria.
Por eso terminamos con este artículo que refleja los cuestionamientos que nacen desde internet Hoy toca mostrar algo que a muchos no va a gustar. Quizás para algunos puedo resultar molesto, desagradable o incluso demagogo. Pero cuando todos van en el mismo sentido siempre me pregunto si no estamos actuando como lemmings camino del precipicio.
Seguro que hoy ya has visto en la tv, twitter o youtube un video (fantástico, muy currado) titulado Kony 2012. Es una campaña de la ONG Invisible Children que busca ayudar a los niños soldados de centroáfrica y pidiendo que se envíen tropas para detener al señor de la guerra Joseph Kony. Por si acaso no lo has visto todavía te dejo aquí el enlace para verlo (es casi media hora).
Ha sido un fenómeno extraordinario, una campaña viral en toda regla. En 72 horas lleva casi 40 millones de visitas, que ahora ya saben un poco más lo que sucede en Uganda.
Su objetivo es lograr que el gobierno americano envíe soldados y tecnología a Uganda para localizar y eliminar a Joseph Kony, que lleva años secuestrando niños para convertirlos en soldados y a niñas para usarlas como esclavas sexuales.
Parar lograr su objetivo de ayudar a otros niños existe una tienda de camisetas, pulseras, chapas… Donde puedes colaborar comprando esos productos. De hecho tienen hasta un “Kit completo” compuesto por todo el lote de productos, al módico precio de 225$. Y están vendiéndolos como churros, ha sido un éxito brutal. Pero…
Claro, en todo hay un “pero”, y en este caso donde se mezclan ONGs, donativo, niños soldados de África… ese pero no puede significar nada bueno. En cuanto me di cuenta del fenómeno Kony busqué información en la red sobre la ONG que estaba apoyando la iniciativa, y gracias a dios existe Reddit, donde otros colgados como yo también leyeron todo lo hay sobre esa ONG a ver si todo estaba en limpio. Y lo que he encontrado no me ha gustado nada, por eso quiero compartirlo con vosotros.
Los datos que a continuación te voy a dejar se han extraído de su propio informe financiero donde detallan en qué se han gastado el dinero recibido de las donaciones. Puedes ver el informe completo aquí. En la página 6 tienes todo detallado:
Este es el desglose de los 8,9 millones de dólares que Invisible Children gastó en 2011:
1,7 millones de dólares en salarios de los empleados de Estados Unidos
357.000$ en realizar el video
850.000$ en gastos de producción
685.000$ en equipos informáticos
244.000$ en “servicios profesionales” (grupos de presión: los conocidos como lobbys)
1,07 millones de dólares en gastos de viaje
400.000$ en alquiler de oficinas en San Diego
16.000$ en entretenimiento…
Sólo 2,8 millones (31%) se utilizaron en su programa de ayuda en África (que a su vez se vio recortado en gran parte por la peculiar burocracia de Uganda).
Cada uno hace lo que quiere con su dinero, es más, nunca te voy a decir lo que tienes que hacer. Pero al menos preocúpate de que no haya aprovechados que basen su negocio en la caridad de las buenas personas como tú.
Si, acepto la crítica que esa cifra es ya una ayuda enorme en una zona tan deprimida como centroáfrica, que mucho más se gastan en armamento o en las campañas electorales (este año de media serán 1.000 millones de dólares por candidato). Pero será algo personal, que no me gusta que me saquen el dinero con temas emocionales.
Ante las dudas expresadas en las redes sociales, Pulso Ciudadano cuenta los crudos intereses que se mueven tras la presunta ayuda a los niños secuestrados, mutilados y utilizados por grupos fanáticos. Otro llamado a la guerra, a la muerte y a la matanza sistemática de inocentes. De buenas intenciones está lleno el infierno…

lunes, 5 de marzo de 2012

El Quimbo- De las decisiones estúpidas nadie nos libra, Señor.

 
Que un individuo común y corriente, como Usted o como yo, deba hacer "lo que toque" para conseguir sus medios de supervivencia, es una decisión que se puede cuestionar a la sombra de los presupuestos éticos, las normas legales o los estatutos jurídicos vigentes (aunque todos hemos tenido que aprender que conversando con un cura, comprando un político o contratando un abogado de regular calidad es posible obtener una indulgencia, negociar una legitimación o pagar una defensa que se sustente en la invocación de los "derechos inalienables" del perdón, la "igualdad" y la "libre competencia" por la propiedad privada); pero, cuando el sistema regulador de ancestrales acuerdos de convivencia entre los miembros de una sociedad y sus dirigentes es birlado por el grupo de los que detectan el poder económico, político y militar de una nación, inexorablemente sobreviene el conflicto social. Digo "inexorablemente" porque, si ese conflicto es ahogado, los efectos físicos, morales y emocionales del latrocinio se represarán asordinamente hasta convertirse en una fuerza incontenible cuyo desborde arrastrará a su paso ecosistemas naturales, estructuras sociales, instituciones, esperanzas colectivas y, sobre todo, la credibilidad popular en los paradigmas de Justicia y Ley, sin la cual se hace inviable cualquier nación.
Tal como nos lo ha enseñado la historia reciente, no oficial, de los paises iberoamericanos, el origen de los conflictos sociales ha tenido como común denominador a lo largo del siglo XX, la apropiación oligárquica de la tierra y el uso del aparato represivo del Estado para consolidar la usurpación a sangre, terror y muerte. Pero la falacia "globalizadora" de los modernos métodos economistas con que las potencias mundiales infestaron los paises tercermundistas al arribo del siglo 21 le ha puesto nueva máscara al hambre de riqueza de los politiqueros criollos, que están viendo en la venta del suelo patrio y sus recursos naturales una oportunidad para llenar sus cuentas bancarias a toda costa, sin importarles otro pasado histórico, presente social ni futuro económico que no sea el de ellos. Como quedó sugerido en el primer párrafo, uno aprende que nadie hace política con otro interés que no sea engordar su capital y fortalecer la hegemonía de su clan; finalmente, uno se resigna a tolerar los aparatos político, propagandístico y represivo implementados para consolidar sus propósitos; pero hasta la estupidez tiene sus márgenes. Lo que está aconteciendo en el departamento de Huila (Colombia) con el desarrollo de la represa hidroeléctrica del Quimbo amerita una intervención internacional de organizaciones ecologistas, de derechos humanos y, en fín, de todas aquellas personas que de alguna u otra manera se consideren comprometidas con el futuro inmediato de la agricultura, la ecología y, por supuesto, la sociedad humana, aunque con la advertencia de los riesgos que ello implica.
Para la construcción de El Quimbo se inundará una extensión de 55 kilómetros (más grande que todo Suiza) en un área de embalse de 8.250 hectáreas correspondientes a la zona de influencia de Gigante 43,91%, Agrado 37,83%, Garzón 16,76%, Tesalia 1,25%, Altamira 0,21% y Paicol 0,04%, seis municipios huilenses cuyos habitantes están siendo sistemáticamente desplazados del fértil valle agrícola, ganadero, pesquero, pródigo en flora y fauna, privilegiado en infraestructura, con una compleja red social y cultural y una rica memoria arqueológica, en el que han trabajado y modelado su existencia por varias generaciones.
Si se piensa en el afán mercantilista de implantar el TLC con los gringos, es fácil imaginar por qué el departamento de Huila, uno de los departamentos colombianos con menos tierras cultivables y mayor vocación agrícola de Colombia (arroz, cacao, algodón, sorgo, soya, yuca, maíz, arveja, plátano y frutales), está sufriendo la mayor arremetida de campañas de desertización del suelo fértil, rompimiento del tejido social, desplazamiento y desarraigo cultural que haya sufrido desde su creación en 1905. Más claro no canta un gallo: Ya en 1997, cuando solicitaron por primera vez la licencia ambiental para este proyecto, habían obtenido respuesta negativa porque algún funcionario consciente (que ya debe haber sido despedido) consideró, entre otras razones, que no se debe inundar las zonas fértiles de un departamento que padece limitaciones en tierras de esas características... Sólo tuvieron que esperar hasta el desastrozo gobierno de álvaro uribe para que, con total sigilo, sin consultar con nadie en el Huila, incluso sin tener aún la licencia ambiental, se promulgara la Resolución 321 de 2008, mediante la cual se declara la "utilidad pública" de la obra  y, por tanto, se le otorga el derecho a usar los terrenos que requiera para sus fines. En una de sus perlas, dicha resolución estipula que, de darse el caso, la empresa privada podrá expropiar a propietarios de predios necesarios para acometer su obra.
Las piruetas discursivas que intentan hacer los burócratas vendepatria para defender el proyecto desde la perspectiva del "progreso regional" pierden toda efectividad ante la experiencia aun activa de otro "gigante egoista": la represa huilense de Betania (inaugurada en 1987) que, con una superficie de 70 km cuadrados sobre la desembocadura del Río Yaguará, afluente del Río Magdalena, modificó irreversiblemente el ecosistema, la climatología, la economía y las costumbres vernáculas de los habitantes de los municipios de Campoalegre, Hobo y Yaguará
 
Como corresponde a su misión de salvaguardar los intereses colectivos, varias asociaciones regionales han emprendido su campaña de oposición a tan monstruoso engendro: Asoquimbo (Asociación de Afectados por el Proyecto Hidroeléctrico del Quimbo), el Comité Cívico por la Defensa del Occidente del Huila, el Movimiento Regional por la Defensa de los Territorios, el Movimiento Cívico Puente Paso del Colegio, el Comité Regional Indígena del Huila y la Asociación de Trabajadores Campesinos del Huila. Pero, como siempre, los vendepatria desenfundaron su artillería y, como es su costumbre, acusaron a estas organizaciones de "estar infiltradas por la subversión". No se podría esperar otra acusación de los maestros de la infiltración, el chantaje, el soborno y las chuzadas. Mauricio cárdenas, ministro de minas y energía, declara que debe primar el "bien general de los colombianos" y subestima o desprecia el perjuicio directo a los residentes porque, a su parecer, son campesinos cuyo potencial productivo es insignificante frente a los ingresos de la industria energética, y la cantidad de afectados "es manejable". Absurdo para los colombianos que nos hemos tenido que acostumbrar a ver cómo el "bien general" va a parar a los bolsillos de los banqueros y, en este caso, a las arcas de la Multinacional Emgesa-Endesa-Enel dueña del proyecto. El porvenir no es amable: el desplazamiento de la población y la destrucción de la estructura económica y social del otrora sector productivo del Huila, configurarán un nuevo mapa de su territorio cuya característica más notoria será la marginación social. No pasará mucho tiempo para que a alguno de los nuevos residentes, de esos que impajaritablemente caen a comprar los predios aledaños a precio de huevo para construir sus "chalets" con vista a la represa, se le de por inaugurar el "Festival de la desesperanza".