jueves, 4 de agosto de 2011

Kirk Douglas. La simpleza del saber total

"He sobrevivido a la caída de un helicóptero, con cirugía vertebral incluida, a un infarto que casi me lleva al suicidio, tengo un marcapasos y problemas en el habla. ¿Y qué? Siempre me digo: la edad está en la cabeza. Es el único antídoto que permite seguir funcionando". 
Tiene 94 años. El mapeo de su piel delimita los derroteros de su arduo recorrido por la vida (incluídas su rivalidad con Kubrick y la trombosis leve en 1994) y traza el paisaje de su fértil trayectoria por el cine, Espartaco, Senderos de gloria, Cautivos del mal El gran carnaval, El loco del pelo rojo, entre una lista de SETENTA Y TRES filmes, la mayoría de ellos imprescindibles en la Historia del Cine. 
Issur Danielovitch Demsky (Ámsterdam, Estado de Nueva York, diciembre 9 de 1916), más conocido como Kirk Douglas (pronunciado Duglas; aunque, no sé por qué, cogimos el hábito de decirle Daglas a su hijo Michael). En octubre del 2010 la revista Esquire le hizo una pregunta para su sección Lo que sé. Como respuesta, el nonagenario actor le soltó el más profundo y poético tratado sobre la existencia humana que uno podría esperar, no del más heidegeriano de los existencialistas, ni del más woodyalleniano de los personajes o el más coelhoiano de los charlatanes, sino (y es una esperanzadora sorpresa) del más lúcido de todos los nietzscheanos. Si, como creían nuestros ancestros, el llegar a viejo nos brinda esta sabiduría, yo quiero emular a Matusalén. (Como siempre, negritas e itálicas son mi intromisión)
 Lo que sé
Por Kirk Douglas
Mis hijos no tuvieron las ventajas que tuve yo en mi infancia: cuando uno viene de la pobreza más abyecta, no hay otra dirección adonde ir que no sea hacia arriba.
Sé que el amor es más hondo a medida que uno se hace más viejo.
Sé que todo el mundo tiene ego.
Sé que, por más que a los judíos nos enseñen a leer en hebreo, no entendemos un carajo de lo que estamos leyendo. Cuanto más estudio la Torá menos religioso me vuelvo, y más espiritual quizá. En el último Yom Kippur opté por la traducción al inglés y descubrí que Dios no necesita que le cantemos alabanzas, sino que seamos mejores como personas.
Sé que cada hijo es diferente y que hay que darles soga, siempre: no aconsejarlos mucho y dejarlos cometer sus propios errores. Es como el pase inglés: uno tira los dados y espera a ver qué pasa.
Sé que, a veces, lo que te compromete te libera. Yo no quería ser actor de cine. Mi vida era el teatro y la primera vez que me llamaron de Hollywood rechacé el ofrecimiento. Pero entonces nació Michael y hacía falta más dinero, y me vine para acá.
Sé que todo buen aprendizaje termina sólo cuando estás bien muerto.
Sé que, si un hombre me diera a entender que nunca cometió un pecado en su vida, no me interesaría en lo más mínimo hablar con él.

Sé que los musulmanes siguen a Mahoma; los cristianos, a Jesús y los judíos, a Moisés, pero es el mismo dios, en mi opinión.
Sé que hacer películas es una forma un poco cara de narcisismo.
Sé que los hijos necesitan la misma cercanía física con el padre como con la madre. Cuando beso a mis hijos en la boca, alguna gente me mira raro, pero no me importa porque sé que no es una debilidad.
Sé que Atrapado sin salida fue una gran decepción en mi vida. Compré los derechos para cine, pero nadie quería hacer una película con eso. Entonces pagué para hacerlo en Broadway, pero tampoco. Había una línea en especial en el libro que me parecía inigualable: cuando McMurphy trata de arrancar el lavatorio de la pared delante de los demás internos y no puede. Y todos lo están mirando y él gira hacia ellos y les grita: ¡Por lo menos traté!. Hay días en que pienso que ése debería ser mi epitafio.
Sé que por algo es que la política se ha vuelto una mala palabra.
Sé que hay cosas en la vida que uno nunca logra hacer como Dios manda. Jugar al golf, por ejemplo.
He sobrevivido a la caída de un helicóptero, con cirugía vertebral incluida, a un infarto que casi me lleva al suicidio, tengo un marcapasos y problemas en el habla. ¿Y qué? Siempre me digo: la edad está en la cabeza. Es el único antídoto que permite seguir funcionando.
Sé que millones de personas murieron por motivos religiosos: algo anda mal ahí, ¿no? Sé que esto puede pasar: uno se muere, lo llevan frente al barbudo sentado en el trono, uno pregunta si eso es el cielo y el barbudo responde: ¿El cielo ? De ahí acaba de venir, caballero.
Sé que la única gente que puede destruir Israel son los judíos, porque su obstinación alimenta la división. Como decía aquel chiste en que se encuentran el presidente de los Estados Unidos y el de Israel y éste le dice: "Sé que ha de ser difícil ser presidente de 250 millones de personas, pero ¿sabe lo que es ser presidente de cinco millones de presidentes?"
Todo el mundo se la pasa hablando de los viejos tiempos: que las películas eran mejores, que los actores eran superiores, que la gente era más solidaria. Lo único que yo sé de los viejos tiempos es que ya pasaron.
Sé que pensar un poco en los demás es una manera de distraerse de uno mismo.
Creo que recién ahora empiezo a saber quién soy. Como si mis virtudes y mis defectos hubiesen estado hirviendo en una olla todos estos años y con el hervor se hubieran ido evaporando y convirtiéndose en humo, y lo que queda en el fondo de la olla es mi esencia, y se parece inquietantemente a aquello con lo que empecé al principio.

domingo, 31 de julio de 2011

Rufino J, Cuervo. A 100 años de su muerte

 
Para conmemorar el centenario de la muerte del filólogo colombiano Rufino José Cuervo (julio 17 de  1911), el Instituto Caro y Cuervo y su Asociación de Amigos, la Biblioteca Nacional y el Ministerio de Cultura, declararon este 2011 el Año Rufino José Cuervo... Aprovecharán el "centenario" para irse a París, última residencia del filólogo, a tomarse champaña y fotos a su nombre mientras dicen pendejadas sobre la importancia de los diccionarios para la "pureza" (que pereza) del idioma. Yo, que, como la mayoría de colombianos "de mal", poco, casi nada, sé de tan ilustre personaje; pero que considero interesante aportar mi granito de lo que sea al reconocimiento extra académico de su labor, he aprovechado la lectura que, a comienzos del 2007, hiciera Fernando Vallejo, buen escritor y excelente difamador colombiano, en el auditorio del Gimnasio Moderno de Bogotá durante el Festival Malpensante (un evento de lobbying diletante que realiza anualmente una revistica elitista y pseudo-literaria).


El lejano país de Rufino José Cuervo

El siguiente texto fue leído por su autor en un entorno polémico y acompañado por numerosos perros callejeros, ante 600 personas en el auditorio del Gimnasio Moderno durante el F-10, el festival de El Malpensante.
Colombia es lo peor de la tierra y Antioquia lo peor de Colombia. En esos páramos de esas montañas feas y yermas por las que se ruedan las vacas, en esos huecos de tierra caliente donde zumban los zancudos, el alma se encajona asfixiándose en su propia mezquindad. El Magdalena, que pudiera ser la salida, es un río pantanoso, enfermo de fiebre amarilla y malaria. No hay salida ni arrimadero. Nadie sale, nadie entra y en el encierro a los empantanados se les ha ido avinagrando el alma. Se han vuelto envidiosos, ventajosos, malos. O mejor dicho peores pues malos siempre han sido, desde que los engendró España cruzándose con indias y negras. Cuando yo nací me los encontré bajándose las cabezas a machetazos. Luego se civilizaron y pasaron a matarse con metralleta. Lo malo es que no se acaban pues en tanto matan se reproducen, y con una furia creciente. Políticamente se dividen en conservadores y liberales; gramaticalmente en género masculino y género femenino: masculino es el que engendra, femenino es el que pare. Y en tanto se matan y engendran y paren se alimentan de vacas y cerdos que acuchillan y pollos que torturan en unos galpones infames donde los encierran desde que nacen hasta que se mueren sin ver la luz del sol. Dicen que los animales no tienen alma pero que ellos sí. Y sí: son Homos sapiens de alma sucia, puerca. A las vacas y a los cerdos que acuchillan y a los pollos que les tuercen el pescuezo se los comen para convertirlos en excremento que va a dar a las alcantarillas, que van a dar a las quebradas, que van a dar a los ríos, que van a a dar al mar. Al mar ambiguo, necio, estúpido, que mece olas diciendo: “Al carajo, al carajo, al carajo”. Y digo ambiguo pues han de saber que en español son cinco los géneros: masculino, femenino, neutro, común y ambiguo. Y don Rufino José Cuervo no me dejará mentir. El hombre es masculino, la mujer femenino, lo bello neutro, el mártir es común, y el mar o la mar es ambiguo. La Academia dice que puente también es ambiguo y que se puede decir “el puente” o “la puente”, pero yo digo que no: sólo “el puente”. Y según ella hay un sexto género, el epiceno, pero yo digo que no: sólo los cinco enumerados y basta. Regla para saber qué está bien: lo contrario de lo que diga la Academia. Dicen que se va a acabar la Academia Colombiana de la Lengua, que fundaron hace más de cien años Caro, Cuervo y otros desocupados. Que se acabe. Y que se va a acabar el Instituto Caro y Cuervo. Que se acabe. Y que se va a acabar la Orquesta Sinfónica de Colombia. Que se acabe. Y que van a acabar con las Farc. ¿Y quién va a acabar con las Farc? ¿Este hombrecito? Este culibajito no puede ni con su alma. Es más alto de estatura física que de la moral. Y de la intelectual ni se diga. Teológicamente hablando en cambio sí, es de primera. Dice que el Espíritu Santo lo salvó de las Farc. ¿Y quién es el Espíritu Santo? Uno que mandó el Hijo. ¿Y quién es el Hijo? Uno que mandó el Padre. ¿Y quién es el Padre? Dios. ¿Y quién es Dios? Pues el que hizo esto. ¡Ah viejo chambón! Ni un zapatero remendón ni un maestro chapucero habrían salido con peor adefesio. Si Dios existe, no pueden existir papa, ni sida, ni malaria, ni terremotos, ni maremotos, ni presidentes, ni congresistas, ni gobernadores, ni concejales, ni alcaldes. O sobra Él o sobran todas estas plagas.
Y a lo que vinimos, que nos deja el tren. En mayo de 1882 Ángel y Rufino José Cuervo, hermanos de padre y madre, salieron rumbo a Europa huyendo de esto, ¡y ojos que los volvieron a ver! Más fácil vuelve el perro donde lo caparon. Y se instalaron en París, que todavía no tenía Torre Eiffel. Ellos la vieron construir, hierrito por hierrito. Catorce años después de su llegada, en 1896, murió Ángel acabando de terminar un libro que llevaba por título Cómo se evapora un ejército. Si en vez de morirse entonces se hubiera muerto ahora, se me hace que lo que habría dejado Ángel Cuervo sería uno titulado Cómo se evapora un país. O mejor dicho, Cómo se evapora el sueño de un país, porque país, lo que se dice país, no es que lo fuera ese matadero donde nacieron los Cuervo. Eso no pasó de ser un sueño de los que lo fundaron tras de separarse de España para quitarles a los gachupines las tierras y los puestos. Dizque los patriotas. ¡Cuáles patriotas! Unos avorazados e interesados era lo que eran, como esa roña politiquera conservadora y liberal en que se dividieron. Y que se agarran en una guerra civil para arrebatarse los puestos que les acababan de quitar a los españoles. Y luego en otra y luego en otra y así se pasaron el siglo XIX, que acabaron con una larga que llamaron “de los Mil Días”, que fue con la que empezaron el siglo XX. La guerra a muerte con los españoles la llamaron de independencia, palabra equivocada pues de España nunca se independizaron: se separaron. España no es más que curas y tinterillos, papel sellado y un loco que se llama Don Quijote. Aprovechándose del desangramiento de la guerra de los Mil Días, Panamá a su vez se separó: siguiendo el camino de los Cuervo se fue al carajo. Mediando el nuevo siglo, el XX, en que yo nací, andaba en otra de esas guerras civiles que llamó “la Violencia”, con mayúscula. “Violencia” es como se debería llamar ese país de nombre equivocado, y sus habitantes “violentanos” y los académicos que lo estudian en las universidades norteamericanas “violentanólogos”. Dizque “colombianistas”... ¡Qué neologismo tan feo! ¿Qué diría don Rufino José Cuervo de esa horrenda palabra? ¡Qué bueno que te moriste, Rufino José! No habrías resistido el adefesio en que te convirtieron el idioma.
Fernando Vallejo Malpensante #76 Febrero - Marzo de 2007

jueves, 28 de julio de 2011

Marshall McLuhan- Veritas liberabit nos

Situando nuestros cuerpos físicos en el centro de nuestros sistemas nerviosos ampliados con la ayuda de los medios electrónicos, iniciamos una dinámica por la cual todas las categorías anteriores, que son meras extensiones de nuestro cuerpo, incluidas las ciudades, podrán traducirse en sistemas de información.”
Esta es la hora en que un párrafo como el anterior no ha podido ser totalmente digerido por los tecnócratas de la red, que se ufanan de su habilidad para "chatear", "hackear" o diseñar software para viajar al hiper espacio o intervenir archivos privados y que, incluso, alardean de su "inteligencia global", pero que, tal como lo predijera McLuhan, terminaron convertidos en lo que contemplan”, ciñéndose sin saberlo a la premisa mclujaniana de que “somos modelados por las herramientas que modelamos. Fue escrito en 1964 por Herbert Marshall McLuhan  (Edmonton, Alberta, Canadá 21 de julio de 1911 – Toronto, 31 de diciembre de 1980) en Comprender los medios de comunicación (clic aquí para tenerlo en pdf), dos años después de La galaxia Gutemberg (1962), obra en la que introdujo la (en ese entonces) hipótesis "loca" de la “aldea global” que anticipaba en medio siglo, la hoy familiar, interconección digitalizada de los residentes de esta googleada esfera.
McLuhan fue el primero en profetizar la abrupta evolución epistémica de una construcción mecánica, objetiva, no implicada y real del mundo a un desarrollo electrónico, inmerso, implicado, inmediato y virtual del mismo. En Comprender los medios de comunicación sustenta la tesis de que “el medio es el mensaje” mediante la exposición y análisis de dos momentos esenciales en la evolución cultural y social de la humanidad: A- El surgimiento de la imprenta con tipo móvil a mediados del siglo XV que generó e impuso una estructura de "percepciones del mundo" en formatos compatibles con el orden visual de la página impresa y un sistema ordenador del pensamiento en patrones rectilíneos; y B- Las modernas aplicaciones de la electricidad (telégrafo, teléfono, televisión, ordenadores, etc.) surgidas desde finales del siglo XIX,  que obligarían a la gente a reordenar sus percepciones del mundo en formas compatibles con los protocolos de la comunicación ciberespacial.  
Menos "académico" que Edgar Morín y no tan "cosmocéntrico" como Heinz von Förster el de la "Doomsday Equation" (Ecuación del Día del Juicio Final), aunque tan complejista como el primero y más excéntrico que el segundo, coincide con ambos en el desarrollo de un enfoque multidimensional de la naturaleza humana, según el cual el Sujeto y el Objeto son partes inseparables de la relación autorganizador-ecosistema que liga los conocimientos dispersos.
El pasado 21 de julio habría cumplido sus primeros cien años, y resulta dolorosamente irónico el silencio (ya sea por ignorancia o por indiferencia) de comunicadores y cibernáutas. Su epitafio en latín reza "La verdad nos hará libres"; yo le añado: Verdad que se comprueba es obviedad que se desprecia. Definitivamente "el contenido sigue a la forma, y las tecnologías incipientes dieron lugar a nuevas estructuras de pensamiento y sentimiento".

sábado, 23 de julio de 2011

Amy Winehouse QPD. Vivió rápido, muere jóven

 
Pero no deja un cadáver bien parecido... Amy Jade Winehouse (Londres, 14 de septiembre de 1983 — Londres, 23 de julio de 2011) cantante y compositora conocida mundialmente por su registro vocal, un contralto "acústicamente poderoso", que le facilitó mezclar de manera brillante diversos géneros musicales "clásicos" y "contemporáneos" (soul, jazz, R&B, rock & roll y ska) fue hallada muerta hoy sábado 23 de julio (a este mes le encantan los cantores) en su piso del barrio de Camden, al norte de Londres, según informa la agencia Press Association.
Es en momentos como este, cuando nos hacemos vulnerables a la metafísica, que se nos ocurre pensar en las asociaciones "kármicas" que nos comportan los nombres que debemos portar: Ami "tenía cara de llamarse" Jade, ninguna otra estrella del expectáculo o el modelaje proyectaba tantas y tan profundas semejanzas con el color y la naturaleza de esa mística piedra (demasiado evidente para algunos diseñadores de modas como Karl Lagerfeld); y ni qué decir de su Winehouse, era indudablemente, una "Casa del vino".
Marcada así con esa carga de "humor divino", Ami se dedicó a "andar de cabeza contra el mundo", protagonizando una vertiginosa y agitada carrera, que comenzó en 2003 con el álbum Frank ("homenaje" a Sinatra), nominado por los premios Mercury Prize y se consolidó en 2006 con Back to black, su segundo álbum de estudio, que le otorgó cinco Premios Grammy por Canción del año, Grabación del año y Mejor Artista Nuevo, entre otras de seis nominaciones; con lo cual obuvo el récord de ser la primera artista británica ganadora de cinco Grammys y la primera mujer en ganar la mayor cantidad de reconocimientos en una sola noche.
En febrero de 2007, ganó el BRIT Award a Mejor Artista Británica. También ganó un World Music Award y tres Premios Ivor Novello a la Mejor Canción Contemporánea por su single Stronger Than Me. El mismo año, la cantante se presentó en el Festival de Glastonbury y en el V Festival, entre otros acontecimientos notables. 
Al final, Ami, a esta hora cuando estarás en tu "Casa" reunida con Cobain, Morrison, Hendrix y la  Joplin, pódrás envanecerte de haber tenido razón: El amor es un juego perdido.

lunes, 18 de julio de 2011

Hay que sacar al diablo

Este 20 de julio celebran los colombianos el fantasma de una "Independencia" nunca habida. De todas maneras, dado que la conmemoración deja un portillo abierto a la reflexión doliente sobre "la actualidad" local y global, anexo esta composición de Eugenio Arellano, músico y compositor colombiano del Valle del Cauca, muerto el 27 de Noviembre de 1989 en el atentado narcoterrorista que derribó el avión en que viajaba de Bogotá a Cali, su ciudad natal, para asistir a la Misa de aniversario por los 20 años de la muerte de su padre (Qué inclemente premonición de lo que se nos venía pierna arriba). Para saber algo de la musicalísima familia Arellano Becerra, Clic aquí.
Hay que sacar al diablo
¿Qué le estará pasando a nuestro país
desde la última vez que yo le canté?
Mi último bambuco habló de dolor,
ahora las cosas andan de mal en peor…
¡no puede uno callarse teniendo voz!

Si la moral del mundo va para atrás,
qué se hicieron los hombres que hacen el bien,
siempre la misma cosa, no habrá poder
para que la justicia traiga la paz.

Hay que sacar al diablo, no hay más que hacer.

Que suenen explosiones de inteligencia
sobre el herido vientre de mi pais
que el pueblo, desde niño, tome conciencia
que la violencia no lleva a un fín.

Aunque ya se haya dicho, hay que repetirlo,
hay que parar la guerra con la canción,
porque sólo el bambuco tiene permiso
de hacer llorar el alma de la la emoción,

Porque sólo el bambuco tiene permiso 
de hacer llorar el alma de la la nación.

sábado, 9 de julio de 2011

Facundo Cabral QPD. Los que te mataron te hicieron inmortal

El dios de la ironía tiene un retorcido sentido de la oportunidad: Hoy 9 de julio, cuando se celebra el Día de Independencia de su patria, Argentina; hoy 9 de julio, cuando se estarían festejando los 76 años de su paisana y partner artística, la Negra Mercedes Sosa; hoy 9 de julio, un año después de que en el mismo sitio, el bulevar "Liberación" ¡! (y en un asalto similar) fuera masacrado el exdiputado de la Unión Nacional de la Esperanza UNE, Obdulio Solórzano Montepeque, fue acribillado con tiros de fúsil AK47, el poeta, cantor y místico FACUNDO CABRAL. Y, como queriendo enfatizar, quién sabe qué, lo citó en Guatemala (no hay otra región en América más parecida a Samarkanda) a la salida de Eos, para bendecirlo con aquella muerte heróica que tantas veces lo había esquivado durante su extenso peregrinaje con su voz y su guitarra al filo de la navaja de las dictaduras absolutistas latinoamericanas.
Protagonista esencial de una gesta épica librada por una generación divina de rebeldes, soñadores y bohemios (Cafrune, Yupanqui, Jara, los Parra, la Sosa, Cortéz, Serrat, Alí Primera, León Gieco...), el Maestro Cabral supo, como nadie, combinar el desparpajo del humor inocente con la ponzoña de la ironía sapiente y la poesía rotunda de los acordes de su guitarra. 
No diré con falsos sentimentalismos que nos va a hacer falta. Hace ya una década que las nuevas generaciones han mutado hacia la esclerosis del oido afectivo haciéndose insensibles y poco receptivas a sus mensajes y propuestas musicales; pero esta noche me emborracharé con vino barato, desempolvaré los LP y gritaré a todo pulmón las prédicas de su Ferrocabral, Entre la esperanza y el amor, Este es un nuevo día y Cantar sólo cantar, hasta caer fundido... Mañana será otro infierno... (las itálicas y las negritas, como siempre, son mi abusiva intervención; doy mis disculpas con el texto original)
"¿Qué es un Hombre sin un sueño? 
Nada.
Un Hombre sin un sueño, a lo sumo es un ciudadano.
Y es grande la diferencia entre un Hombre y un ciudadano.
Ciudadano es el que depende de esa abstracción que llamamos Estado;
Estado es la teta donde maman los ciudadanos, pero el cáncer del Hombre.
El Hombre depende de Dios, es decir de la mismísima vida.
Ciudadano es el que está esperando que alguien haga por él;
lo que él no haría ni por él ni por nadie.
Hombre
es el que sabe que para vivir mejor hay que ser mejor.
Ciudadano es el que busca la verdad y el culpable fuera de él.
Hombre es el que sabe que a la verdad y al culpable
se los busca dentro de uno.
Además en una sociedad competitiva y comparativa como la nuestra,
si existe una escala de valores, que evidentemente existe,
un Hombre es un ser invalorable; sin embargo,
un ciudadano tiene un precio específico,
un ciudadano vale exactamente un voto.
FC.