
Con El insomnio de Bolivar, y bajo el pseudónimo de Manuela Sáenz, el mejicano Jorge Volpi Escalante hace una mirada retrospectiva (Hoy es un crímen hablar de "revisión") al destino (casi escribo desatino) de América Latina. Parece ser que los españoles están deslumbrados con las nuevas formas en que los escritores latinoamericanos les narran las peripecias de las, aún, colonias de "allende los mares", a juzgar por los 50.000 dólares que acaban de darle esta mañana en el Premio Debate-Casa de América por lo que, según lo expresado en el fallo del jurado, es un "modo inteligente y seductor de plantear este recorrido desde un trabajo ampliamente documentado que escapa al tono académico y contribuye, con humor e ironía a la mejor comprensión de todo el continente". ¿Descalificar "lo académico"? ¿Volver a la literatura "automática", al gracejo y a la impostación? No le están haciendo gran favor a un escritor como Volpi que ya tiene en su haber , además de la dirección del canal cultural mejicano, un mediano recorrido burocrático y una extensa producción literaria: Pieza en forma de sonata para flauta, oboe, cello y arpa Op. 1 (1991), A pesar del oscuro silencio (1993), Dias de ira (1994), La paz de los sepulcros (1995), El temperamento melancólico (1996), Sanar tu piel amarga (1997), En busca de Klingsor (1999), El juego del Apocalípsis (2000), El fin de la locura (2003), No será la tierra (2006), El jardín devastado (2008), y varios ensayos: Mentiras contagiosas (2008), México: lo que todo ciudadano quisiera (no) saber de su patria (2006), Crack, instrucciones de uso (2005), La imaginación y el poder. Una historia intelectual de 1968 (1998), La guerra y las palabras. Una historia intelectual de 1994 (2004).