viernes, 23 de julio de 2010

León de Greiff. De cuando Filosofía Poesía y Música fueron un solo Espíritu mamagallista y sabio

"En una redada de policía que hubo en Bogotá en años pasados, cayó, entre otras muchas personas, León de Greiff, quien se hallaba departiendo con otros literatos y poetas alrededor de una de las mesillas del célebre "Café Automático". Conducidos en carros radiopatrullas a la Inspección de la calle cuarenta, allí fueron todos requisados, aligerados de los papeles que llevaban en los bolsillos, y provisionalmente mandados a los calabozos, mientras en las oficinas se examinaban con detenimiento aquellos papeles, en averiguación de posibles planes subversivos. Una vez terminada la minuciosa inspección, casi todos los detenidos fueron puestos en libertad. Pero León se quedó adentro, como sujeto a todas luces peligroso. El investigador había leído y releído los papeles del poeta, y como no entendiera una palabra, había exclamado con un lampo de triunfo en los ojos: "¡Esta es una clave secreta! ¡Aquí está la clave de los revolucionarios!". Se trataba, desde luego, de algunos de los poemas manuscritos de León de Greiff; y no le faltaba completamente razón a aquel celoso servidor de la causa del orden : León de Greiff es, en el ámbito de la poesía... el inventor y guardián de la clave de una revolución..." Juan Lozano y Lozano.
Este 22 de julio el  Poeta Francisco de Asís León Bogislao de Greiff Häusler (hasta con su nombre mamaba gallo), conocido como León de Greiff, estaría celebrando sus primeros 115 añitos de haber nacido en Medellín, la capital del departamento colombiano de Antioquia, el 22 de julio de 1895, de no haber decidido irse una fria madrugada del 11 de julio de 1976,  hace 34 años, al  Alfheim (hogar de los elfos de luz y patria de sus ancestros). Utilizando seudónimos como "Leo Le Gris" y "Gaspar de la Nuit" el Maestro elaboró una poética basada en la conjugación temática de elementos tomados de la ciencia, el erotismo, la ironía, la ternura, la espiritualidad y la materia; formalmente, alcanzó  la sonoridad rítmica a partir de audaces propuestas lingûísticas y giros del castellano antiguo (asimilados por muchos al culteranismo o neobarroco poético) y, en  lo  conceptual, se suplió del bagaje existencialista de su amigo el filósofo paisa Fernando Gonzalez y las propuestas estéticas del modernismo, el surrealismo francés y el creacionismo de Vicente Huidobro.
Para comprender la inseparable simbiosis entre el mamagallismo raizal, el nihilismo existencial y el lirismo romántico (¿O romanticismo lírico?) de su obra, veamos su respuesta a la ingenua pregunta  del novelista Jaime Ibáñez en una entrevista  para una revista literaria. Pregunta: "Diga usted, Maestro, ¿qué experimentó cuando sintió el deseo de escribir poesía?" Respuesta : "En realidad, joven Ibáñez, creo no recordar cuando sentí tal deseo ni menos aún qué experimenté en tal momento crucialísimo... Hace tanto de ello. Tengo mis sospechas de que no experimenté nada especial y hasta que no sentí tal deseo. Mis primeros -como mis últimos- versos los hice y los haré casi que sin el propósito de lograrlos y sin que ningún afán acúcieme. La primera vez que incurrió en delito poético tendría el chico sus diez y seis años. Ello ocurrió en la Villa de la Candelaria. ¿Motivo, tema de la primera poesía? -Si lo sé mas no lo digo" ¿Y qué otra cosa se le podría haber contestado? digo yo.
Si aun quedan dudas, mire éste su "Registro de Personal": "Estado Civil: Casado, bígamo y aún trigémino; Salud: Muy buena, gracias; Estudios que ha hecho: Filosofía y Letras - Un año de Ingeniería - Veinte años de tanteos sin rumbos; Escuela o colegio en que los hizo: Universidad de Antioquia - Escuela Nacional de Minas - Calle, alcobas, bibliotecas y cafetines; Grado o título que posee: Opifex Verborum - Extractor de esencias - quintas - Musúrgico - Acontista, etc. -Relapso y contumaz hereje; Habilidad especial: Tergiversante, signista, navegador de nubes, tocador de fagot, contabilista y estadístico, domesticación de culebras; (para los empleados de manejo). Clase de fianza: hipoteca sobre sus minas de Condoto (platino) y Netupiromba (peridotos y crisoprasas) y sus pesquerías de perlas en Beba-Beba y sus destilerías de Ginebra en idem; Número y fecha de la escritura: (no recuerdo); Notaría en que fue otorgada: usted notaría que no recuerdo ni el número ni la fecha: tampoco la notaría. (...) No consigo ser "objetivo" a la hora de "antologizar" sus poemas, así que publico los siguientes sin ningún criterio selectivo, usted, amable lector(a) júzguelos y opine.
A los 13 panidas
Porque me ven la barba y el pelo y la alta pipa
dicen que soy poeta..., cuando no porque iluso
suelo rimar -en verso de contorno difuso-
mi viaje byroniano por las vegas del Zipa...,
tal un ventripotente agrómena de jipa
a quien por un capricho de su caletre obtuso
se le antoja, fingirse paraísos...! ¡al uso
de alucinado Poe que el alcohol destripa!,
de Baudelaire diabólico, de angelical Verlaine,
de Arthur Rimbaud malévolo, de sensorial Rubén,
y en fin... ¡hasta del Padre Víctor Hugo omniforme...!

¡Y tánta tierra inútil por escasez de músculos!
¡tánta industria novísima! ¡tánto almacén enorme...!
Pero es tan bello ver fugarse los crepúsculos...
Balada de la fórmula definitiva y paradojal
A Tisaza y Jovica; locos también
I
Necias disquisiciones de fastidiosa ética:
mi cabeza, la ilusa, anda muy mal de juicio...
(¡peor la flaca bolsa, de irónica aritmética...!)
Le pregunté a la Esfinge que tengo a mi servicio:
-oh, ¿cuál será la fórmula de virtud o de vicio, que rija mis futuros?-
y los abstrusos senos musitaron unánimes, en tono profético:
todo no vale nada, si el resto vale menos...!
II
Eblís llévese entonces la ilusión que acaricio,
me dije, seducido por frase tan sintética;
acudí, sin embargo, a otro dios más propicio:
al Buda que reniega la física kinética...
Pendía de sus labios de palidez ascética
y preso oí del verbo los indecibles trenos,
la turbia paradoja de recia apologética:
todo no vale nada si el resto vale menos!
III
Pero no satisfecho de esa sentencia herética
(tan absurda a las fibras de mi amante edificio),
fui tras otras palabras de más suave fonética,
que curasen mi trágico padecer adventicio.
Ninguna, nó, ninguna, dio con el artificio
de ese bálsamo amable de perfumes amenos!
Todas fueron acordes cantando el epinicio:
todo no vale nada, si el resto vale menos!

La luna blanca... y el frío...
La luna blanca... y el frío...
y el dulce corazón mío tan lejano... tan lejano...
¡tanto distante su mano...!
La luna blanca, y el frío
y el dulce corazón mío tan lejano...
Y vagas notas del piano...
Del bosque un aroma arcano...
Y el remurmurar del río...
Y el dulce corazón mío tan lejano...!

Mi pobre amor se está yendo...

Mi pobre amor se está yendo...
yo me quedaré llorando...
La lluvia, leve, cayendo;
una nube, allá, glisando...

Mi pobre amor se está yendo.
Lejos, muy lejos!, soñando
la dulce amada, y tejiendo
su ilusión, me va matando...

Mi pobre amor se está yendo...
¿Qué pasa, que nada entiendo?
Qué pena se va a acercando?

La lluvia, leve, cayendo...
Una nube, allá, glisando...

La dulce amada tejiendo
su ilusión, que voy matando!

Mi pobre amor se está yendo...
Yo me quedaré llorando!
Ritornelo
"Esta rosa fue testigo"
de ése, que si amor no fue;
ninguno otro amor sería.
¡Esta rosa fue testigo
de cuando te diste mía¡
El día, ya no lo sé
-sí lo sé, mas no lo digo-
Esta rosa fue testigo.
De tus labios escuché
la más dulce melodía.
¡Esta rosa fue testigo:
todo en tu ser sonreía!

Todo cuanto yo soñé
de ti, lo tuve conmigo...

Esta rosa fue testigo.

¡En tus ojos naufragué
donde la noche cabía!

Esta rosa fue testigo.

En mis brazos te oprimía,
entre tus brazos me hallé,
luego hallé más tibio abrigo...

Esta rosa fue testigo.

¡Tu fresca boca besé
donde triscó la alegría!

Esta rosa fue testigo
de tu amorosa agonía
cuando del amor gocé
la vez primera contigo!

Esta rosa fue testigo .

"Esta rosa fue testigo"
de ése, que si amor no fue,
ninguno otro amor sería.

Esta rosa fue testigo
de cuando te diste mía!

El día, ya no lo sé
-sí lo sé, mas no lo digo-

Esta rosa fue testigo.

Pues si el amor huyó, pues si el amor se fue...

Pues si el amor huyó, pues si el amor se fue...
dejemos al amor y vamos con la pena,
y abracemos la vida con ansiedad serena,
y lloremos un poco por lo que tanto fue...

Pues si el amor huyó, pues si el amor se fue...
Dejemos al amor y vamos con la pena..
Vayamos a Nirvana o al reino de Thulé,
entre brumas de opio y aromas de café,
y abracemos la vida con ansiedad serena!
Y lloremos un poco por lo que tanto fue...
por el amor sencillo, por la amada tan buena,
por la amada tan buena, de manos de azucena...

Corazón mentiroso! si siempre la amaré!

Canción de Dinarzada

Tú fuiste mía, ardiente Dinarzada:
todo tu ser se le entregó a mi ruego!
todo tu ser se le rindió a mi Nada!
todo tu fuego se fundió en mi fuego!
Tú fuiste mía, ardiente Dinarzada!

Ya qué me importa el torvo rumbo ciego!
Es lumbre para mí la desolada llanura yerma!
Alígero navego bajo la tempestad desmelenada!
Todo tu fuego se fundió en mi fuego!
Tu grande corazón, tu alma extasiada,
tu espíritu finísimo, a mi ruego se rindieron:
donáronse a mi Nada!
Noche: en tus brazos únicos me entrego,
Dinarzada sutil, noche soñada...
Tú fuiste mía, ardiente Dinarzada!

Todo tu fuego se fundió en mi fuego!
Cancioncilla 2
Tú coronas mis quince lustros
con el cíngulo de tus brazos,
con el cíngulo de tus muslos,
con el perfume de tus labios,
con el éxtasis de tu júbilo
-cabrilleante por los lagos auriendrinos, hondos carbundos-.

Con la tersura de tus manos,
con el ardor de tu combusto tesoro en flor,
que orna melado toisón en rizos:
el refugio fragante, que al híspido fauno tú le donas,
-intercolumnio-: oasis tibio entre alabastros.

Tú coronas mis quince lustros con el hechizo de tus labios;
con el cíngulo de tus muslos, con el cíngulo de tus brazos,
con tus fulgentes ojos rútilos, con tus besos trémulos, ávidos,
-ora lustrales, ora lúbricos...-
Con la tersura de tus manos, con tu voz rauca en el susurro,
con tus ímpetus inexhaustos, con tus anhelos sitibundos
que el corazón hinchente: heraldos de los mis goces y los tuyos,
-nuestra embriaguez y nuestro gaudio-.

Con el cíngulo de tus muslos,
con el cíngulo de tus brazos,
con el prodigio intercolumnio con el regusto de tus labios...
Tú coronas mis quince lustros con el brillo de tus ojazos,
-gémulas de móvil mercurio-.

Con tu voz grave, con tu osado corazón fiero,
con tu iluso férvido ensueño,
con tu claro zahareño espíritu agudo.
Con el oreo de tu cálido sexual exhálito
y efluvio, y prístino efluvio y exhálito.
con tu severo rictus duro,
con tu sonrisa en sobresalto, con tu silencio o tu murmurio,
-tu pasional mezzo-soprano que se asordina en el connubio...

- Con el cíngulo de tus brazos, con el cíngulo de tus muslos...
con la caricia de tus manos, con el éxtasis de tu júbilo,
con el éxtasis de mi gaudio, con nuestros éxtasis en uno,
con el embrujo de tus labios,
coronaste mis quince lustros
y continúas coronándolos...

martes, 20 de julio de 2010

200 Años ¿De quéee? Se vende banderas, se fabrica mitos y se engrupe giles

La importancia de los rituales en la conservación de los seres vivos es un tema que ya han tratado biólogos, etólogos, antropólogos y sicólogos, y al cual se hace necesario recurrir en más de una ocasión cuando se trata de comprender políticamente, o justificar desde la historiografía, algunos eventos de carácter social-comunitario  cuya influencia resulta determinante en el imaginario cultural de una nación o una región. No obstante, para explicar la bobería parroquiana con que la clase politiquera colombiana pretende reciclar en pleno siglo 21 el falso relato de una "Independencia" jamás buscada ni lograda y difundirlo mediante la ostentación de un costoso arsenal de fierros viejos y la exhibición en marcial comparsa de una parafernalia tropicómica de chafarotes cariteñidos y malencarados, toma validez escarbar en el baúl de las anécdotas para buscar aquello que los bien pensados llamarían "coincidencias históricas" y los del barril definimos como expresión auténtica de una bastardía cultural que pretende, a cualquier costo, autolegitimarse en la narración mítica emuladora  de  gestas heróicas exógenas (Revolución Francesa y Campaña Militar Napoleónica).
A finales del siglo XIX y durante la primera década del XX, la situación social, política y económica de Colombia estaba determinada por la disputa por el poder político entre liberales y conservadores, los dos partidos políticos predominantes de la incipiente nación (hoy, 100 años después, la situación continúa siendo la misma). La confrontación se agudizó con la denominada Guerra de los Mil Días, iniciada en 1899 y extendida hasta 1902. Fue ese un conflicto intensificado durante el breve gobierno del octogenario conservador Manuel Antonio Sanclemente quien, debido a sus quebrantos de salud, no había podido trasladarse de Buga (valle del Cauca) a Bogotá, capital de la república y sede del gobierno central, para tomar posesión el 7 de agosto de 1898, haciéndose necesario, por cuestiones protocolarias, que en su reemplazo se posesionara el vicepresidente José Manuel Marroquín (conocido en el ámbito literario por La Perrilla y El Moro, dos obritas literarias de regular calidad), quien ejerció funciones presidenciales durante tres meses hasta el 3 de noviembre, cuando Sanclemente, que había logrado llegar a Bogotá para tomar posesión,  decidió trasladar su cede de gobierno a Villeta una pequeña población de clima cálido situada a pocas horas de la capital. Como es de la entraña conservadora, el vicepresidente Marroquín le dió golpe de Estado a Sanclemente el 31 de julio de 1900 y se arrogó el papel de Presidente de la República hasta 1904. Durante su mandato  se acentuó la lucha fratricida y, el 3 de noviembre de 1903, se le entregó a los gringos el departamento de Panamá. (Cuando debía responder reclamos por el descalabro se salía con un chistorete de esos propios de los de su laya :"¿Y qué más quieren? Me entregan una república y yo les entrego dos").
Como todos los acontecimientos de la historiografía colombiana, aquel es un período desafortunado que  entrega  los destinos del pais a las ambiciones de las hordas vencedoras que reclaman su botín. Así, al concluir el régimen de Marroquín, lo asume Rafael Reyes por el quinquenio 1904-1909 con los lemas «Paz, concordia y trabajo» y «Menos política, más administración» (¿qué personaje actual se nos viene a la cabeza?). Pero, al ver que sus políticas generaron una fuerte oposición, empezó a ordenar confinamientos y destierros a sus rivales y opositores. Puesto que estaba enemistado con su vicepresidente Ramón González Valencia, suprimió la Vicepresidencia, le dio facultades al ejecutivo para nombrar el designado presidencial, cerró el Congreso y convocó una Asamblea Constituyente (1905) que extendió hasta 1914 (reitero la pregunta, pero pensando en otro personajillo). Como parece ser, en el arké de nuestra colombianidad  habita la ironía: cuando la presión popular obligó a Reyes a renunciar al gobierno, el 3 de agosto de 1909, el Congreso nombró en su reemplazo al Centurión Ramón González Valencia (su ex-vice entre 1904 y 1905) para que ejerciera un gobierno de transición hasta el 7 de agosto de 1910, cuando, por fin, es elegido el liberal Carlos E. Restrepo (1910-1914). Aunque había sido afín a la política belicista del Presidente Reyes, González Valencia se propuso intentar salidas políticas a los conflictos heredados; por tal motivo, buscó que las celebraciones del ya inminente "Primer Centenario de la Independencia" (promovido desde la administración de Reyes, quien mediante la ley 39 de 1907 había impuesto un comité destinado a organizar los festejos) se proyectaran como el escenario preciso para enviarle a los colombianos el mensaje conciliador y pacifista de que los odios partidistas debían ceder para dar paso a un esfuerzo conjunto por la "Modernización" de la Patria (¿se le ocurre, amable lector(a) una alusión obvia?) 
Así las cosas, teniendo (por razones de tiempo y espacio) una muy limitada aproximación a la línea comportamental de los principales protagonistas políticos del llamado Primer Centenario, es interesante acotar algunas observaciones sobre los detalles que influyeron para que la actual celebración del "Bicentenario" haya perdido sus connotaciones civilistas y haya ganado un tan marcado protagonismo militarista y camorrero. Un punto fundamental a tener en cuenta, es la participación despectiva y excluyente de las clases pudientes de aquella época,  los miembros ilustrados de la Aristocrática Sociedad Bogotana, familiares cercanos al gobierno y  los empresarios, acaudalados dueños de los medios de producción, "las personas más idóneas" que, acogiendo lo mandado por el decreto presidencial 1300 y la Ley 39 de 1907,  conformaban la Primera Comisión Organizadora del Centenario (va encontrando similitudes?). A pesar de que González Valencia consideró que aquella comisión no había podido continuar con los trabajos iniciados, “unos por estar ausentes del país o la capital y otros por ocupar cargos importantes que no les permiten distraer su tiempo" y, por lo tanto, decidió sustituirla a inicios de 1909 (aunque sólo a finales del año quedó completamente conformada), la nueva Comisión presentaba los mismos prejuicios de estratificación socio-cultural e idénticos rasgos de identidad clasista.
La abismal diferencia de la visión de la realidad que tenían esos grupos sociales privilegiados quedó grabada tanto en la imponencia de sus recién erigidas mansiones que emulaban la arquitectura europea (particularmente la inglesa y la suiza, en un país tropical carente de estaciones) como en las actividades temáticas que abarcó el evento central del Centenario: la Exposición Industrial-Agraria de Bogotá celebrada en Julio de 1910 cuyo propósito era hacer una reproducción a escala de las ferias mundiales que se conmemoraron en fechas cercanas, como las de Paris en 1889, Chicago en 1906, México en 1900, Brasil en 1908 y la simultanea de  Argentina en 1910. Los temas a desarrollar : Arquitectura, Artes y letras, Agricultura, Industria, Economía... y la rebuscada retórica discursiva de las conferencias sobre Metafísica dirigidas a los ilustrados e ininteligibles para el pueblo en general, que para ese entonces padecía un elevado índice de analfabetismo, eran el tope de referencia que no dejaba lugar a dudas de que a inicios del siglo XX la moral despectiva y excluyente delineaba el perfil cultural del colombiano ideal a través de  los “catecismos” y las guías de modales refinados más propios de las esferas de la vida privada  de la  "aristocracia" bogotana, la cual propendía hacia un apego a los valores conservadores consecuentes con los lineamientos de la institucionalidad religiosa-católica (en El concepto de Patria, un articulo de opinión, Carlos Arturo Torres planteaba que la religión católica debía ser vista como una “Religión de la Patria” que generaba “cohesión social”) y sentía un “agradecimiento” con España (la "madre patria"), por haber “civilizado” estos territorios obsequiándoles el inapreciable don de su prodigiosa lengua. Las expresiones del hablar criollo y los ademanes "campesinos" fueron tildados de cursis, ñapangos y "mazamorrones”. En "La exposición de Bellas Artes en el Centenario", publicada en El Nuevo Tiempo (Bogotá,1910) Jorge Herrera Copete escribía ¿Qué diríais de un Concierto en que se tocará á Beethoven, Chopin, Hayden, Grieg, y en cuyo programa también hubiese número de pasillos y bambucos interpretados en tiples y dulzainas? No os lo explicarías. ¿Verdad?
Ese eurocentrismo arribista de la oligarquía criolla orientó el eje de las celebraciones hacia una mascarada "cultural" que motivase el asombro y la admiración de los visitantes extranjeros y, sobre todo, los reivindicase ante la Corona Española como unos cipayos fieles y dignos de confianza (si hasta se inventaron pendejadas como aquellas de que Bogotá era la "Atenas suramericana", o que "en Bogotá se hablaba el mejor español del mundo"). Y, en fechas previas a la celebración, se publicó en las páginas de Unión Ibero-Americana extensos artículos que justifican la celebración como la gran ocasión para inaugurar un nuevo marco de relaciones entre España y las antiguas colonias. En uno de esos artículos, “Afirmación de la Raza, ante el Centenario de la Independencia de las Repúblicas Hispano-Americanas” (hágame el favor), Blanca Jiménez de los Rios  descarga esta maravilla: “No están bien curadas algunas heridas y somos los latinos muy dados a recordar agravios añejos….Hay que prescindir en absoluto, al conmemorar el próximo centenario, de una cuestión puramente bizantina, capaz de enloquecer á muchos y de convertir en campo de Agramante cualquier severa academia donde se entable. Tal es la de traer á cuento los grados de bravura, arrojo y valentía que se estilaban en uno ú otro bando de los que combatieron al lado de los vencedores ó de los vencidos.... La guerra de la emancipación americana fue pura y sencillamente una guerra civil, pues no se batieron en ella indígenas y españoles, sino unos españoles contra otros. España se venció a sí misma en aquella larga serie de acciones y batallas”.(Unión Ibero-Americana, n. 2, 1910, p. 29.)
Veamos esta otra joya proferida por el "señor doctor" Eusebio Robledo el 10 de Julio de 1906 en su “Discurso pronunciado en el Teatro Colón para conmemorar el aniversario de la independencia de aquella República“Mal harían, pués, los labios colombianos al dejar escapar en estos momentos sugestivos el insulto soez y canallesco contra la madre desangrada y enferma. Mal, muy mal sonaría la diatriba y las tontas imprecaciones contra España en una solemnidad como la presente, preparada por un mandatario caballeroso que empuña con mano fuerte y digna la bandera del apaciguamiento de los odios políticos….Honremos la memoria de nuestros héroes, tallada para siempre con caracteres áureos en el bloque de la Historia universal; mantengamos vivo el fuego santo que aquellos prendieron en el alma de los colombianos; pero no olvidemos que las horas de la emancipación pasaron ya con sus combates y su sangre, y que han llegado las horas de la confraternidad y del amor”“Una oportunidad para manifestar estos sentimientos cordiales hacia España…No dudamos de que un viaje semejante daría ocasión para manifestaciones muy efusivas y sinceras de los sudamericanos hacia la Nación española y su Soberano. La excursión del Monarca español serviría para probar que la tradición española no está muerta en estos países encargados de conservar la grandeza del antiguo imperio español, manteniendo en un mundo entero la lengua, la historia, la leyenda y de las tendencias de aquella Nación, que fue en su tiempo la más poderosa de la Tierra”.(Unión Ibero-Americana, nº 2, 1906, p. 33 .)  
Aunque existían algunas publicaciones como el diario bogotano El Centenario, dirigido y editado por Rafael Reyes Daza y Leopoldo Niza, que desde sus columnas advertían que la contienda bipartidista estaba utilizando el tejemaneje de los preparativos para distraer la atención pública de los acontecimientos verdaderamente graves en que se estaba precipitando esta parodia de nación: cuando vemos que se acerca la fecha del centenario y que en lugar de atender el modo de celebrar dignamente, nuestros políticos se preocupan sólo por avivar más y más la hoguera de los odios eternos, de las recriminaciones mutuas, tan estériles como inoficiosas; el promover el lucro personal; el crear dificultades que entorpezcan la buena marcha de los negocios públicos, aumentar el malestar y excitar los ánimos a una revuelta armada”. (Una de dos: o ya existía el salgareño por aquella horrible noche que no conseguía cesar, o el nefasto personajillo tiene un gusto enrevesado por hacer repetir los episodios más retrógrados y sangrientos de nuestra precaria historia)

jueves, 15 de julio de 2010

Y la vida se va sin darnos cuenta

 ¡Ah! la memoria de los tiempos idos... aquella evocación que ancló a los viejos a su espacio vital con el lazo irrompible de los sentimientos... Recordar es vivir, decían ellos, bajando del desván para sus nietos un álbum con retratos blanquinegros, o remendando la colcha de retazos de su vida cosida con esfuerzos.
¿De qué se nutre la nostalgia? Preguntó alguna vez Benedetti, el poeta uruguayo. Muchas son las opciones, según quien le responda: Del sueño de un amor, solloza el olvidado; del sabor de la tierra nativa, lamenta el exiliado; de recuerdos de infancia, de gocecitos íntimos dulcemente guardados... En fin, que la nostalgia, fue un sentimiento esencial para condensar el alma de los pueblos en esa entelequia (entelecheia) agónica que por doscientos años, desde La Ilustración hasta la década de los ochenta del siglo XX fue alimentada y difundida como Cultura. Infortunadamente los humanos aprendemos a andar a tropezones, y al convertir a los fabricantes de artilugios en andadores que guiaran nuestros pasos nos hicimos dependientes de sus ruedas y acabamos perdiendo las nociones del tiempo y rompiendo los hilos que hacían universales los afectos. Quienes hayan nacido al final de esa época escuchan referencias sin entender el tema:  Espíritu, Fantasmas, Familia nuclear, Tradición, Empleo estable, Imaginación, Estudio, Disciplina, Utopía, Amistad, Rebeldía, Socialismo...  Los comerciantes de bisutería han hecho del Pasado, el Presente y el Futuro un muladar de objetos sin espíritu, un patrón medidor de inmediateces desechables, un container de metas sin encanto. Hoy, El Pasado es negocio de iglesias que lo comercializan con rituales apócrifos de Tradición y Fe; El Presente se desvanece en la obsolecencia de las enseñanzas de la escuela incapaz de actualizarse, y El Futuro es una cosa incierta que explotan los políticos con  la exótica etiqueta de Esperanza. El tema sigue abierto y es casi inagotable... Para entender de qué estoy hablando, mire el cuadro de imágenes y trate de reconocer, o recordar, los objetos allí reproducidos (clique sobre la imagen para verla ampliada). Quiero cerrar con tres preguntas casi esotéricas: ¿Cómo podríamos contener un espíritu cósmico si no estamos anclados a tiempos anteriores? ¿Cómo encontrarle el sentido a la existencia si no se tiene conciencia del presente? ¿Para qué comprometernos con los requerimientos de la vida, si no existe ilusión para el futuro?

sábado, 10 de julio de 2010

Frida Kahlo. La parábola del elefante y la paloma, para cerrar el Mundial

Como apagados por el fragor de las vuvuzelas, entre las esperanzas y las frustraciones del remate del Mundial de fútbol, se cumplen 103 años del nacimiento y 56 del deceso de Magdalena Carmen Frida Kahlo y Calderón, conocida en el ambiente plástico como Frida Kahlo, nacida y muerta en Coyoacán, 6 de julio de 1907– 13 de julio de 1954. Fue la tercera hija de Wilhelm (Guillermo) Kahlo, fotógrafo de origen germano-húngaro y religión judía con su segunda esposa, Matilde Calderón, mexicana de ascendencia española. Nacida para el sufrimiento físico, que comenzó a los 6 años cuando contrajo la poliomielitis que le dejó como secuela la pierna derecha más delgada que la izquierda y se consolidó el 17 de septiembre de  1925 (año en que aprendió la técnica del grabado con Fernando Fernández Domínguez) cuando sufre un accidente de tranvía que le fractura la columna vertebral, varias costillas, el cuello y la pelvis; le descoyunta un hombro  y le disloca el pie derecho; un pasamanos le atravesó el vientre y se le incrustó en el costado izquierdo... Consecuencia: Treinta y dos operaciones quirúrgicas en el resto de sus cuarenta y siete años de existencia, corsés de distintos tipos y diversos mecanismos de "estiramiento". Tres años antes, en 1922, había ingresado a la Escuela Nacional Preparatoria de Ciudad de México, la más prestigiosa institución educativa de México, que  por primera vez admitía chicas como alumnas. Fue precisamente en esta escuela donde entraría en contacto con el muralista mexicano Diego Rivera, que pintaba un mural en el auditorio de la escuela y con quien contraería matrimonio el 21 de agosto de 1929. La enorme y obesa figura de Rivera frente a la pequeña y menuda de Frida hizo que señalaran su relación  como la unión de un elefante con una paloma. Un encuentro conflictivo en el que los vínculos creativos y las infidelidades mutuas sasonaron un coctel de amor y odio que explotaría con su divorcio en 1939. Era la consecuencia lógica: La intensidad y trascendencia de los eventos políticos y estéticos involucrados en la vida de Frida, no admitían términos medios. Entre 1937 y 1939 León Trotsky, exiliado de la Unión Soviética, se hospeda con su mujer en la casa de Frida y Diego; allí Frida y León tendrían un romance y, para completar, cuando el revolucionario ucraniano es asesinado por Ramón Mercader, miembro de la NKVD estalinista,  es acusada junto con su marido, como autora del crimen. Para tener una idea de lo dificil que resulta tratar de encasillar su obra en un género específico, vale la pena traer a colación la siguiente anécdota: En 1938, cuando Frida expone en la Galería Julien Levy de Nueva York, André Bretón, poeta y teórico del Surrealismo encargado de la reseña para la Galería, calificó su obra de surrealista; pero la Kahlo no compartió tal calificativo:"Creían que yo era surrealista, pero no lo era. Nunca pinté mis sueños. Pinté mi propia realidad".
 

lunes, 5 de julio de 2010

¡Argentina! Ya ganaste che

Muy dificil superar la estrategia teutona. Terrible y amargo el sabor de la derrota. Entristecedora la abnegación de Messi, un Diez rendido ante la falta de volantes. Enardecedor el coraje de Tévez, un General armador descendido a guerrero defensor. Admirable la discreción de Diego, un Capo fraternal. Pero, sobre todo, sorprendendente y maravillosa la capacidad del pueblo argentino de crecerse en la derrota, su sabiduría para sublimar en solidaridad y respeto el sacrificio de sus héroes en su caida. Ya en 1993 habíamos tenido la oportunidad de conocerles esa virtud cuando vimos a Diego en la Bombonera aplaudiendo a la selección colombiana que los derrotó con un marcador de cinco a cero. En la victoria se laurea al vencedor, en la derrota se reconoce al grande. Argentina ¡SOS GRANDE!