Muy dificil superar la estrategia teutona. Terrible y amargo el sabor de la derrota. Entristecedora la abnegación de Messi, un Diez rendido ante la falta de volantes. Enardecedor el coraje de Tévez, un General armador descendido a guerrero defensor. Admirable la discreción de Diego, un Capo fraternal. Pero, sobre todo, sorprendendente y maravillosa la capacidad del pueblo argentino de crecerse en la derrota, su sabiduría para sublimar en solidaridad y respeto el sacrificio de sus héroes en su caida. Ya en 1993 habíamos tenido la oportunidad de conocerles esa virtud cuando vimos a Diego en la Bombonera aplaudiendo a la selección colombiana que los derrotó con un marcador de cinco a cero. En la victoria se laurea al vencedor, en la derrota se reconoce al grande. Argentina ¡SOS GRANDE!
Que voy a hacer contigo mi Nietzsche?? Uy te leo los pensamientos, pecaminosos sin duda (te conozco)
ResponderEliminarEsta entrada es un regalo que me reconforta y levanta. Bien cierto es, en la aceptación de la frustación se vislumbra la grandeza, en la derrota la fortaleza y el valor.
Dorian eres consuelo y risas, ternura y pasión. Eres mi gol de media cancha, mi copa del mundo.
Mi dulce Melodía. Prefiero entrar a las 18 en un cuerpo a cuerpo intenso y, con un sutil toque, meter la pecosa por un ángulo inferior. Los goles de media cancha son vistosos, pero ponen a pelearse al que pateó con el resto del equipo que esperaba el pase. Y, si, me conoces: No te imaginas de las que te está salvando la bendita distancia y yo no dejo de lamentarme de lo que me hace perderme esa hp. distancia
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