lunes, 3 de agosto de 2009

El "premio" a Quino ¿reconocimiento tardío o explotación inoportuna?

Que Joaquín Salvador Lavado (Quino) es un tipo muy buena persona, excelente dibujante, agudo crítico social y, sobre todo, lo suficientemente valiente y corajudo como para poner a sus criaturas a decir lo que dijeron en el momento y lugar en que lo dijeron (Argentina1964-73), es una verdad de a puño que nadie puede negar. Por esos atributos ha recibido justa, abundante y oportunamente una serie de galardones internacionales: En 1978 el Trofeo Palma de Oro del Salón Internacional del Humorismo de Bordighera; en 1981 el Premio Grandville al humor negro en Francia; en1982 el Salón Internacional de Humorismo de Montreal lo nombra 'Cartoonist del Año'; en 1988 es distinguido por Mendoza, su ciudad natal, con el titulo de 'Ciudadano Ilustre como Maestro del Humor, la Sensibilidad y la Justicia de Proyección Nacional e Internacional'; en 1992, la Sociedad Estatal Quinto Centenario organizó en Madrid una gran muestra de 1.200 m2 titulada El Mundo de Mafalda en la que además se exhibió un cortometraje realizado en Cuba por Juan Padrón sobre un dibujo de Mafalda con Colón; en 1994, en Milán, se celebraron los 30 años de Mafalda con una reunión en el Circolo della Stampa y se inauguró en Buenos Aires la Plaza Mafalda ubicada en el barrio de Colegiales; en 1997 recibió el premio de la Asociación Profesional de Ilustradores de Madrid y un premio que parecería ir contra su naturaleza: "Placa de Plata" de la Asociación Madrileña de Empresarios de Restaurantes y Cafeterías, por haber contribuido con sus manifestaciones gráficas al prestigio y la difusión gastronómica (¡!); en 1998 la Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires le otorgó el reconocimiento como Maestro de Arte y ese mismo año la organización B'nai B'rith Derechos Humanos, que anualmente premia a personas que se han destacado en la promoción y defensa de esos derechos le confirió el premio homónimo; en Erlagen, Alemania, el Tercer Salón Internacional Del Comic le otorgó por Mafalda el gran premio internacional Max und Moritz. En octubre de 2001 fue invitado al Salón Internacional del Cómic de Gijón y, con motivo de la Muestra Iberoamericana de Humor Gráfico, la Universidad de Alcalá de Henares lo nombró Catedrático Honorífico del Humor. En noviembre de ese año Ediciones Glénat y Hachette Canadá lo invitaron al 23º Salon du livre de Montreal y en diciembre fue galardonado por los Ministerios de Educación y Cultura y Asuntos Exteriores de España con el prestigioso premio Quevedos de Humor Gráfico. Así , pues, conociendo la profundidad intelectual y la sensata timidez de Quino, es de preguntarse si el dichoso premio "Cultura a favor de la infancia" que la rama española del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) decidió otorgarle el 13 de noviembre de este año 2009 en Madrid, en reconocimiento "por dar a su obra un contenido humanista y relacionado con los derechos humanos, específicamente de los más débiles y de la infancia" dizque recordando que en 1979 el artista gráfico donó ilustraciones de Mafalda y sus amigos para una publicación de Unicef sobre los derechos del niño, supera la más esquizofrénica y macondiana de las imaginaciones. Queda en el ambiente un desagradable tufillo a explotación propagandista de un ícono prestigioso por una institución que, o está manejada por un puñado de fósiles que hace muchos años no leen una tira cómica, o por una caterva de neo yuppies que, "o sea, no pierden tiempo viendo guonadas arica". ¿Qué otra razón hay para no "premiar" a nuevos creadores?
En lo personal, prefiero el Quino de A mí no me grite, Yo que usted..., Bien gracias ¿y usted?, Gente en su sitio, Ni arte ni parte y Prepotentes e impotentes que al de Mafalda a la que siempre he visto como una enana adulta (quizás el alter ego de Quino) que, además de tener mucho de flapper como el cabello bob cut y la incapacidad de asimilar las circunstancias de su cotidianidad, se presta a ser confundida en sus rasgos físicos con Nancy , un personaje de Fritzi Ritz de Ernie Bushmiller (+1982), que conocimos en latinoamérica como Periquita; carece de la ingenuidad de Charlie Brown el personaje central de Peanuts de Charles M. Schulz (+2000), no tiene la frescura de Dennis the Menace (Daniel el travieso-1951) de Hank Ketchman, ni la ingenuidad de Le petit Nicolas de Goscinny y Sempé, ni la ternura de Calvin y Hobbes (1985-95) de Bill Watterson; pero, no se puede negar que fue un referente cultural para las generaciones de comienzos de los setenta hasta mediados de los ochenta.Lo demás es nostalgia. Ahora, si el maestro Quino se siente bien con el "homenaje" pues que lo disfrute, al fín y al cabo, todo lo bueno que reciba se lo tiene merecido.