sábado, 10 de julio de 2010

Frida Kahlo. La parábola del elefante y la paloma, para cerrar el Mundial

Como apagados por el fragor de las vuvuzelas, entre las esperanzas y las frustraciones del remate del Mundial de fútbol, se cumplen 103 años del nacimiento y 56 del deceso de Magdalena Carmen Frida Kahlo y Calderón, conocida en el ambiente plástico como Frida Kahlo, nacida y muerta en Coyoacán, 6 de julio de 1907– 13 de julio de 1954. Fue la tercera hija de Wilhelm (Guillermo) Kahlo, fotógrafo de origen germano-húngaro y religión judía con su segunda esposa, Matilde Calderón, mexicana de ascendencia española. Nacida para el sufrimiento físico, que comenzó a los 6 años cuando contrajo la poliomielitis que le dejó como secuela la pierna derecha más delgada que la izquierda y se consolidó el 17 de septiembre de  1925 (año en que aprendió la técnica del grabado con Fernando Fernández Domínguez) cuando sufre un accidente de tranvía que le fractura la columna vertebral, varias costillas, el cuello y la pelvis; le descoyunta un hombro  y le disloca el pie derecho; un pasamanos le atravesó el vientre y se le incrustó en el costado izquierdo... Consecuencia: Treinta y dos operaciones quirúrgicas en el resto de sus cuarenta y siete años de existencia, corsés de distintos tipos y diversos mecanismos de "estiramiento". Tres años antes, en 1922, había ingresado a la Escuela Nacional Preparatoria de Ciudad de México, la más prestigiosa institución educativa de México, que  por primera vez admitía chicas como alumnas. Fue precisamente en esta escuela donde entraría en contacto con el muralista mexicano Diego Rivera, que pintaba un mural en el auditorio de la escuela y con quien contraería matrimonio el 21 de agosto de 1929. La enorme y obesa figura de Rivera frente a la pequeña y menuda de Frida hizo que señalaran su relación  como la unión de un elefante con una paloma. Un encuentro conflictivo en el que los vínculos creativos y las infidelidades mutuas sasonaron un coctel de amor y odio que explotaría con su divorcio en 1939. Era la consecuencia lógica: La intensidad y trascendencia de los eventos políticos y estéticos involucrados en la vida de Frida, no admitían términos medios. Entre 1937 y 1939 León Trotsky, exiliado de la Unión Soviética, se hospeda con su mujer en la casa de Frida y Diego; allí Frida y León tendrían un romance y, para completar, cuando el revolucionario ucraniano es asesinado por Ramón Mercader, miembro de la NKVD estalinista,  es acusada junto con su marido, como autora del crimen. Para tener una idea de lo dificil que resulta tratar de encasillar su obra en un género específico, vale la pena traer a colación la siguiente anécdota: En 1938, cuando Frida expone en la Galería Julien Levy de Nueva York, André Bretón, poeta y teórico del Surrealismo encargado de la reseña para la Galería, calificó su obra de surrealista; pero la Kahlo no compartió tal calificativo:"Creían que yo era surrealista, pero no lo era. Nunca pinté mis sueños. Pinté mi propia realidad".