lunes, 26 de abril de 2010

Paradolia

Hoy, lunes 26 de abril de 2010, volví a escuchar (a medias, porque estaba en un lugar público) la noticia televisada de la "aparición de una imagen de cristo en las nubes de no sé donde. Comprendiendo la importancia que para la iglesia católica constituye la "aparición" de íconos religiosos y su difusión mediática para tratar de apaciguar los ímpetus anticlericales, pero sintiéndome incapaz de sofrenar mi desconfianza ante todo tipo de evento de dudosa explicación, aprovecho la coyuntura para "reciclar" un texto que publiqué el 2 de mayo de 2009 como parte final de mi Mesita de Noche. La imagen es de Octavio Ocampo, artista mejicano.
¡Ay! Ese cuentico de las "apariciones" mágicas, místicas, fantasmagóricas o extraplanetarias. Hay quienes juran que se les ha "revelado" una imagen etérea (que, por extrañas coincidencias, se asemeja en los detalles más notables a algún muñeco, o muñeca, vaciado en yeso por algún artesano de tiempos no muy lejanos). A otros los han "raptado" en naves extraterrestres y hasta hay quienes han conversado con el Jinete sin cabeza. Todo es posible. ¿Quien soy yo para negarlo? Por mi parte, porque también tengo mi corazoncito, debo confesar que soy uno más de los pocos que han tenido el privilegio de contemplar algunas manifestaciones de una posible "realidad alterna".
No hay truco ni edición:fue lo que vi con mis ojitos y confirmé con la camarita de mi celular. Pero, ojo. Porque es posible que allí donde yo vi el rostro de un indígena usted pueda percibir otra criatura (hay quien ha visto un clavel blanco o un trozo de papel higiénico arrugado -que lo es-). En otra foto, tomada desde la cafetería de la Biblioteca Luis Angel Arango (Bogotá), el 2 de mayo a las 4 de la tarde, porque creí ver en las nubes un gigante goloso que quería devorar las montañas, son visibles (ángulo superior izquierdo) 3 espacios blancos con formas icónicas de esas que ya comienzan a ser clásicas. No sé que sean. No las ví cuando tomé la foto, ni había luces incidentes que proyectaran algún reflejo. En la foto del paisaje (Mirador de La Mesa, Cundinamarca), que no tiene nada de extraordinario (la foto, digo, porque el paisaje es del putas), me sorprendió la forma casi poética como quedó centrado el vuelo de un ave solitaria; en la nocturna, simplemente me gustó que la luna se viera más abajo, pequeña y radiante que la farola del ángulo superior derecho.La carne...bueno, es eso. Como dijo don Ramón, en este mundo traidor nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira. En fin, que cada quien se merece las imágenes que"le llegan".