viernes, 20 de abril de 2018

Cómo y para qué estudian los jóvenes del siglo 21

                                                                           El saber cambia de estatus al mismo tiempo que las  sociedades entran en la edad llamada posindustrial y las culturas en la llamada posmoderna. 

J.F.Lyotard, La condición posmoderna. Informe sobre el saber, Madrid, Cátedra, 1986, pág. 14.



Cuentan los nostálgicos de los orígenes de la especie humana, que hubo una época, que duró algunos siglos, en la que algunos humanoides, presas de la curiosidad, creyeron encontrar en el culto al Conocimiento su razón de Ser, el explicatum de todas las causas y consecuencias que en el mundo hubieron sido, fueron y serían.  Un Conocimiento que encausaba en esa inquietud de adolescencia de la especie humana el caudal de la convivencia armónica con el Gran Todo, un fluir CON... una CON- CIENCIA de la Unidad Cósmica.
Fue mediante el uso y el abuso de ese instrumento ideal para la comprensión de sus realidades, que la humanidad construyó y destruyó mundos reales, falsos, posibles y fantásticos tratando de consolidar sus ideales de "superioridad de especie", "evolución cultural" y "progreso social"; aunque aquella búsqueda también era un agente de subversión, dominación y, en algunos casos, de acracia, porque el gusto por el Conocimiento no es precisamente una marca definidora de las bondades de la naturaleza humana. Desde sus asomos quedó claro que quien creyese poseerlo en grado sumo lo usaría para hacerse al control de sus congéneres y cuantas otras especies vivientes y rentables topase en su camino. Y sus consecuencias fueron tan notables, que hasta hubo religiones que lo consideraron el más grave de los pecados; tan grave, que ocasionó la expulsión del Paraiso de los primeros padres del género humano, según nos lo presenta el relato de una de las más difundidas doctrinas religiosas. Un Conocimiento tal confería tanta influencia a LOS Conocedores (clasificados con las etiquetas de "Sabios" o "Iniciados"), que fue menester enclaustrarlo en recintos a los cuales denominaron Templos.
Del sueño de divinidad a la vigilia de la animalidad
Puesto que el degeneramiento de las cosas sustantivas, el debilitamiento de los procesos adverbiados y la corrupción de los ideales adjetivados es condición inherente a los bípedos de traje y accesorios, aquel Conocimiento vestigial, aquella Reminiscencia de una divinidad perdida se fue convirtiendo en especulación, en "mensaje", en prescripción comportamental y en preceptiva cultural... en Mores cuyos principios básicos se estipulaban a través de Oráculos regentados por sacerdotisas, pitonisas, arúspices y profetas. El arcaico Dios Padre Creador resultó devenido en múltiples demiurgos. Y el fantasma de cada demiurgo /particionó/ (perdón por el eufemismo, pero me es necesario para la asociación subliminal a un posible "disco duro" ontológico) aquella ilusión de El Conocimiento en segmentos cuyas limitaciones definirían el paso del homo theologus al homo faber. En un corto lapso ese presagio de "consecuencias", esa presunción de futurología, se hizo material sensible, argamasa dúctil, mercancía susceptible de ser procesada, almacenada, comercializada y traficada. Una ductilidad que sustituyó la nostalgia de divinidad con la singularización de las habilidades constructoras. Ya el Conocer nunca más se albergaría en templos... ya nunca más se Iniciaría en el Conocimiento... A partir de aquel momento se Enseñaría para inducir un Saber.
El homo faber mutó al zoo politikon y el animal politico clasificó los aprendizajes al acomodo de sus conveniencias... y una forma nebulosa e incompleta de conocimiento se hizo carne y se estableció entre los hombres para la construcción de SU mundo. La conciencia individualizada de esa incompletud transformó aquella "reminiscencia" en incertidumbre de saber y esa incertidumbre buscó refugio en las certezas del aprender y se parapetó en un método clasificador al que denominó Educación. Desde aquel entonces, el Saber ha consistido en una acumulación mnemotécnica de tips o datos sobre uno o varios oficios determinados y la Educación en el sistema mediante el cual se imparte ese "saber". Una Educación orientada a la producción y economía de los saberes esenciales en la ejecución de los oficios requeridos para la sobrevivencia del clan, gens, grupo, tribu o sociedad. Y ese juego de tronos (para estar en la onda hachebeolera) dividió la humanidad entre vencedores y vencidos, amos y esclavos, productores y administrados, trabajadores y dueños de los medios de producción y sus productos. Un paréntesis para un poco de historia
En la bruma de los tiempos míticos quedó vagando el fantasma de un Conocimiento arquetípico que extendió su ulular desde los oráculos egipcios y los sofistas, los peripatéticos y los académicos griegos, hasta las escuelas palatinas, monásticas y episcopales del medioevo para confundirse entre los sueños y los intereses fundacionales de los creadores de las primeras escuelas de artes y oficios y universidades para el estudio del Derecho, la Medicina y la Teología. La parte central de aquella enseñanza implicaba el estudio de las artes preparatorias o artes liberales: el trivium (gramática, retórica y lógica) y el quadrivium (aritmética, geometría, música y astronomía). Después, el alumno entraría en contacto con estudios más profundos que seguían denominándose artes liberales y que incluían todo tipo de ciencias, a los cuales podría denominárseles genéricamente Filosofía.
El siglo XV irrumpió con un conjunto de cambios trascendentales para la concepción del mundo en la sección del globo terráqueo que hoy conocemos como "occidente". El hallazgo de un continente hasta ese entonces desconocidoel desarrollo de la imprentala Reforma Protestante, el Renacimiento y la Revolución Científica, influyeron de modo tan determinante, que aquel período quedó etiquetado como el inicio de la Modernidad. En términos sociales e históricos, no se llega a la Modernidad con el final de la Edad Media en el siglo XV, sino tras la transformación de la sociedad preindustrial rural tradicional en la sociedad industrial y urbana moderna que se produce con la Revolución Industrial y la imposición de un sistema de acumulación de mercancía y explotación del trabajo asalariado conocido como capitalismo. 
Comienzo con una cita de Gilbert Keith Chesterton en su novela El regreso de Don Quijote escrita por entregas en la revista GK’s Weekly en 1926. "Antes la gente se quejaba de que el romanticismo estaba echando a perder la juventud. Pues bien, lo que está arruinándolos ahora es su sordidez, su afán de hablar de dinero y de máquinas, su manía de ser prosaicos, materialistas y rastreros. Quieren convertir un mundo de ateos que no tardará en convertirse en el mundo de los simios".
"¿Empobrecimiento cultural, pauperización de la cultura? ¿De quién estamos hablando? Si hablamos de las élites, quizá. Cuando vemos la manera en la cual las élites europeas fueron educadas a principios de siglo (latín griego, lectura de los clásicos, cultura humanista), la realidad hoy es diferente. Ahora la gente va a escuelas de ingeniería y a las escuelas de negocios, básicamente. Es una cultura del cálculo operativo. Probablemente el estetismo de un Baudelaire, de Oscar Wilde, de Proust, ya no corresponde tanto a la cultura, incluso a la de nuestras élites. ¡La escuela de negocios! ¡Por Dios! Antes esto era horrible. Claramente algo cambió. GillesLipovetsky conversó con EL TIEMPO 
"Al estudiante no se le capacita en lo social y en lo empresarial. Todos deberían estudiar valores compartidos y las instituciones deberían estar al tanto de ello." http://www.portafolio.co/economia/finanzas/peor-le-pasar-colombia-siga-encontrando-petroleo-michael-porter-128210

"Contratos inestables, profesores temporales, flexibilización laboral, sobrecarga de trabajo, salarios injustos, escasa participación de la comunidad universitaria en la toma de decisiones, aumento de puestos administrativos y burocráticos, autoritarismo y exclusión, jóvenes sometidos a la presión de los créditos y las deudas, cursos superfluos, precios cada vez elevados, estudiantes que se limitan a tomar apuntes y a recitarlos de manera literal a la hora de la evaluación. “Todo esto sucede cuando las universidades se convierten en empresas, como ha venido ocurriendo durante las últimas décadas, cuando el neoliberalismo ha ido tomando por asalto cada una de las dimensiones de la vida”" Noam Chomsky, "El neoliberalismo tomó por asalto a las universidades", en El Espectador, marzo13, 2014.
"Señor hazme casto, pero no ahora" "Como san Agustín, en efecto. Otra mirada estrecha lleva a estudiantes y profesionales comodones a ser lo que consideramos inerciales, es decir, a dejarse llevar por la inercia social e ir a la universidad, porque es lo que toca tras la secundaria; y a trabajar, porque es lo que toca tras la universidad..., pero sin darlo todo nunca." "Y otros son transaccionales: en clase cumplen lo mínimo y sólo estudian por el título; y después en su trabajo cumplen lo justo por el sueldo, pero sin interesarse de verdad limitan su interés y dedicación. Y son mediocres en todo." http://www.panorama.com.ve/cienciaytecnologia/Cientifico-de-Harvard-Una-mala-persona-no-llega-nunca-a-ser-buen-profesional-20160412-0031.html 
Así lo advierte la bloguera Isis Giraldo en su post La sobre-valoración de la educación universitaria en Colombia, "La “educación universitaria para todos” es una propuesta irrealizable en cualquier contexto — si lo fuera produciría una distopía en lugar de una utopía — pero cuya búsqueda tiene efectos reales negativos. Primero, pone presiones insostenibles en el sistema educativo y en su calidad. Segundo, afecta negativamente la calidad de vida de las personas implicadas (docentes con clases super-pobladas, estudiantes estudiando por presiones sociales y/o económicas y no por pasión). Tercero, crea lagunas en oficios fundamentales que deberían ser valorizados y realizados de manera profesional para que la sociedad funcione adecuadamente. Este último punto alimenta el ciclo de retroalimentación positiva de la sobre-valorización de la educación universitaria (y de desvalorización de oficios) que ya existe y que es en sí misma el origen del problema. A esto hay que añadir dos efectos interconectados en el contexto específico colombiano: primero, la saturación del mercado en ciertas profesiones (lo cual se traduce en altas tasas de desempleo para esas profesiones) y, segundo, la proliferación de las universidades de garaje, pues el modelo parte de la idea (y simultáneamente la refuerza) de que la educación universitaria es una “inversión” para quien la recibe y es esto lo que  permite hacer de ella un “negocio” para quien la ofrece.
En lugar de aspirar entonces a que “todo el mundo tenga un título universitario” se debería aspirar a una diversificación y revalorización social y económica de todos los oficios. Una sociedad exitosa —  y por esto entiendo una donde la gente sea feliz haciendo lo que le gusta y para lo que se es bueno, donde haya sentido de comunidad, donde haya sinergia social — no lo es si sólo cuenta con profesionales en ingeniería, medicina, ciencias humanas y derecho, sino si también cuenta con profesionales en panadería, en comercio, en turismo, en repostería, en deporte etc. Estos últimos oficios son tan respetables y tan profesionalizables como los primeros."
Los siguientes párrafos los he tomado del blog de Javier Benegas y Juan M. Blanco titulado ¿Y si Clint Eastwood tuviera razón? posteado el 18 noviembre de 2016 (texto completo aquí  https://benegasyblanco.com/2016/11/18/y-si-clint-eastwood-tuviera-razon-hacia-una-sociedad-adolescente/ 
"Hace poco más de dos años, según realtó Judith Shulevitz, estudiantes de la Universidad de Brown organizaron un debate abierto sobre agresiones sexuales. Inmediatamente, otro grupo de alumnos, temeroso de que los intervinientes pudieran exponer ciertas ideas “negativas”, protestó ante la dirección argumentando que la universidad debía ser un “espacio seguro” donde nada avivara los traumas de las víctimas. Las autoridades académicas no cancelaron el acto, pero pusieron a disposición de los asistentes su propio “espacio seguro”: una sala contigua donde cualquiera pudiera acudir para recuperarse de algún punto de vista turbador, y, si se sentía con fuerzas, regresar al debate. La estancia estaba equipada con cuadernos para colorear, juegos de plastilina, cojines, música relajante, mantas, galletas, chicles, incluso un video en el que aparecían perritos jugando. También contaba con personal cualificado para atender posibles traumas. Cuando el evento finalizó, dos docenas de personas habían pasado por esta sala, una de las cuales explicó: “me sentía bombardeada por unos puntos de vista que van en contra de mis creencias más íntimas”. 
"El calvario de todos estos profesores ilustra la plaga de la corrección política, una moda que invade los campus universitarios del mundo desarrollado, constituyendo una asfixiante censura que, en no pocas ocasiones, provoca dramas absurdos perfectamente evitables. Lo peor, con todo, es que condena a la sociedad al oscurantismo, a la ignorancia. Al fin y al cabo, Summers sólo podría haberse ahorrado el calvario falseando las teorías, adaptándolas a la “realidad” de lo políticamente correcto o, sencillamente, renunciando a su exposición. Por su parte, el profesor de Columbia debería pensárselo dos veces antes de recomendar exposiciones de arte a sus alumnos puesto que todas, de alguna manera, herirán la sensibilidad de alguien. En cuanto a los estudiantes de la Universidad de Brown, para evitar sobresaltos tendrían que renunciar a organizar debates abiertos."
"El irresistible avance de la corrección política es una señal muy potente que nos advierte de la infantilización de la sociedad occidental, reflejada con pavorosa nitidez en su universidad, de donde precisamente proviene. Tanto despropósito llevó a Richard Dawkins, profesor de biología evolutiva de la Universidad de Cardiff a advertir a sus estudiantes, con indisimulada indignación: “La universidad no puede ser un ‘espacio seguro’. El que lo busque, que se vaya a casa, abrace a su osito de peluche y se ponga el chupete hasta que se encuentre listo para volver. Los estudiantes que se ofenden por escuchar opiniones contrarias a las suyas, quizá no estén preparados para venir a la universidad”." 
"La corrección política es producto de ese pensamiento infantil que cree que el monstruo desaparecerá con solo cerrar los ojos. Pero la maduración personal consiste justo en lo contrario, en descubrir que el mundo no es siempre bello ni bueno, en la toma de conciencia de que el mal existe, en llegar a aceptar y encajar la contrariedad, el sufrimiento. Y, por supuesto, en aprender a rebatir los criterios opuestos. En su esfuerzo por hacer sentir a todos los estudiantes cómodos y seguros, a salvo de cualquier potencial shock, las universidades están sacrificando la credibilidad y el rigor del discurso intelectual, remplazando la lógica por la emoción y la razón por la ignorancia. En definitiva, están impidiendo que sus alumnos maduren."