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jueves, 10 de mayo de 2012

De las mutaciones inducidas y la inutilidad de los científicos


Más allá de la Filosofía, las religiones o el Arte, los humanos contemporáneos creemos haber aprendido a defender la calidad de nuestra naturaleza a partir de los presupuestos teoricoprácticos de la indagación científica; sin embargo, como nos lo demuestran los siguientes textos, no sólo ignoramos, sino que nos desentendemos, de las amenazas ocultas que nos acechan cotidianamente hasta en elementos tan insospechados como los recibitos de los cajeros automáticos; tal como lo advierte el primero de nuestros columnistas fusilados, "Los científicos han sabido desde hace mucho tiempo atrás que las variaciones más diminutas en los niveles hormonales influyen sobre el desarrollo fetal"...
Desgraciadamente, la ambición desbordada de los políticos no les permite pensar más allá de sus intereses económicos inmediatos; y la opinión pública, manipulada por un incontrolable sistema propagandísta, se resigna a una engañosa sensación de confort sin levantar el tapete de la crítica para desvelar el universo de amenazas que ya comienza a hacerse notorio. El primer artículo fue publicado el 6 de este mes en El Espectador por Nicholas D. Kristof, columnista de The New York Times, (dos veces ganador del Premio Pulitzer); el segundo, publicado en El Tiempo, es de don Juan Gossain escritor, periodista y exdirector nacional de Noticias de RCN Radio. (Como siempre, itálicas y negritas son mi injustificable intromisión)
Cómo nos dañan los químicos
Por: Nicholas D. Kristof
Los científicos están observando con alarma creciente que algunas sustancias químicas muy comunes que imitan a hormonas pueden tener efectos grotescos.
Un herbicida de amplio uso actúa como una hormona femenina y feminiza a animales macho en el mundo silvestre. De aquí que ranas macho puedan tener órganos femeninos y algunos peces macho efectivamente producen huevecillos. En un lago de Florida contaminado por estos químicos, algunos lagartos macho tienen penes diminutos.
Últimamente, existe también cada vez más evidencia que vincula este tipo de químicos a problemas en humanos. Entre ellos están el cáncer de mama, infertilidad, bajo conteo de esperma, deformidades genitales, menstruación adelantada e incluso diabetes y obesidad.
Philip Landrigan, catedrático de pediatría en la Facultad de Medicina de Monte Sinaí, dice que un defecto congénito llamado hipospadias —un sitio equivocado de la uretra— actualmente es dos veces más común entre varones recién nacidos de lo que solía ser. Él sospecha de los interruptores o disruptores endocrinos, llamados así porque pueden sembrar destrucción en el sistema endocrino que rige a las hormonas.
Los interruptores endocrinos están por doquier. Están en los recibos termales que salen de bombas de gasolina y cajeros automáticos. Están en alimentos enlatados, cosméticos, plásticos y empaques de alimentos. Hágase un estudio de sangre u orina, y seguramente los encontrará ahí, así como en la leche materna de humanos y en el cordón umbilical de bebés recién nacidos.
En este año de campaña electoral en los Estados Unidos, seguramente vamos a oír interminables quejas sobre la excesiva normatividad del gobierno. Pero aquí hay un área en la que los científicos están criticando cada vez más a nuestro Gobierno porque no logra acometer a las grandes empresas químicas y regular los interruptores endocrinos de manera adecuada.
El mes pasado, la Sociedad Endocrina, la principal asociación de expertos en hormonas, reprendió a la Dependencia de Alimentos y Fármacos, la FDA, por no haber logrado prohibir el bisfenol-A, interruptor endocrino común conocido como BPA, de los empaques de alimentos. El año pasado, ocho organizaciones médicas, que representaban genética, ginecología, urología y otros campos, hicieron un llamado conjunto en la revista Science (Ciencia) por una normatividad más estricta para los interruptores o disruptores endocrinos.
¿Qué nuestro gobierno no debería estar tan atento a las amenazas en nuestras tiendas de abarrotes como en las montañas de Afganistán?
Algunos investigadores advierten que los interruptores endocrinos pueden disparar cambios hormonales en el cuerpo que pudieran no aparecer durante varias décadas. Uno de ellos es conocido como DES, una forma sintética de estrógeno, que era administrado con regularidad a mujeres embarazadas para prevenir abortos espontáneos o malestar por la mañana, causando muy poco daño entre las mismas mujeres. Sin embargo, resultó que provoca cáncer vaginal y cáncer de mama varias décadas más tarde en sus hijas, así que ahora está prohibido.
Los científicos han sabido desde hace mucho tiempo atrás que las variaciones más diminutas en los niveles hormonales influyen sobre el desarrollo fetal. Por ejemplo, una gemela se masculiniza ligeramente si el otro gemelo es varón, ya que es expuesta a algunas de sus hormonas. Algunos estudios han arrojado que estas gemelas, en promedio, terminan ligeramente más agresivas y en busca de sensaciones en la adultez, pero presentan índices menores de desórdenes alimentarios.
Ahora, los expertos temen que los interruptores endocrinos tengan efectos similares, actuando como hormonas y atascando el delicado equilibrio para los fetos en particular. La iniciativa más reciente por parte de académicos es un histórico análisis de 78 páginas, el cual será publicado el mes entrante en Endocrine Reviews, la publicación más prominente del campo.
Malformación en la caparazón de una tortuga por desechos plásticos
“Hacen falta cambios fundamentales en pruebas químicas y una determinación de seguridad para proteger la salud humana”, declara este análisis. Lindra S. Birnbaum, la máxima científica ambiental y toxicóloga de los Estados Unidos, aprobó los hallazgos. El artículo fue escrito por un panel de 12 integrantes que pasó tres años estudiando la evidencia. Llegó a la conclusión de que el sistema de seguridad de los Estados Unidos para interruptores endocrinos no funciona. “Para varios interruptores endocrinos bien estudiados, pienso que es justo decir que tenemos suficientes datos para concluir que estos químicos no son seguros para poblaciones humanas”, dijo Laura Vandenberg, bióloga del desarrollo de la Universidad Tufts, que fue la principal autora del panel.
Nuevas e inquietantes investigaciones sobre los efectos a largo plazo de estos químicos se publican de manera constante. Un estudio arrojó que mujeres encinta que presentan niveles mayores de un interruptor endocrino de tipo común, PFOA, tienen probabilidades tres veces mayores de tener hijas con sobrepeso cuando sean adultas.
Sin embargo, el PFOA es inevitable. Está en todo, desde bolsas de palomitas de microondas hasta soluciones limpiadoras de alfombras. Las grandes empresas químicas dicen que todo esto es ciencia sensacionalista. Hasta ahora ha obstruido una estricta regulación en Estados Unidos, incluso al tiempo que Europa y Canadá han adoptado controles más estrictos sobre los interruptores endocrinos.
Sí, existen incertidumbres. Pero los científicos que mejor conocen los interruptores endocrinos ya están aplicando medidas en su gran mayoría para proteger a sus familias. John Peterson Myers, principal científico de Ciencias Ambientales de la Salud y uno de los coautores del nuevo análisis, dijo que su familia había dejado de comprar comida enlatada.
“No usamos plástico en el microondas”, agregó. “Ni usamos pesticidas en nuestra casa. Rechazo los recibos cada vez que puedo. Mi respuesta automática en el cajero automático, sabido por mi banco, es ‘sin recibo’. Nunca pido recibo en una gasolinera”.
Estoy siguiendo el ejemplo de los expertos, y desearía que también lo hiciera la administración Obama. © 2012 New York Times News Service

Sancocho de ácido, carbón y mercurio...
Por: Juan Gossain/ Cartagena de Indias | 9:28 p.m. | 06 de Diciembre del 2010
Gossaín hace eco de denuncias sobre contaminación en la bahía de Cartagena y en Buenaventura. El alcatraz que vuela entre mis sueños lleva en su enorme pico una quimera... (Walt Whitman, Hojas de hierba).
Una mañana de mayo pasado, los viejos madrugadores del pueblo de Marytown, perdido en las costas que bordean el sudeste de los Estados Unidos, se levantaron como todos los días a echarles unas migajas de pan a los pájaros marinos que merodean con mansedumbre por los patios y que se han ido convirtiendo en sus amigos. Lo que vieron los dejó espantados: las gaviotas de cabeza negra, que son tan bellas, también tenían negro el plumaje. Del pico les goteaba una mancha babosa. No podían levantar el vuelo de la arena, con las patas hundidas en una masa de chapapote pastoso, como el asfalto cuando se derrite. Una de las gaviotas miró a la gente pidiendo ayuda. Según cuentan los testigos, más allá de la playa, cerca del río, tres garzas morenas habían muerto con los ojos despepitados. El guiso espantoso que navegaba corriente abajo, matando todo lo que se le atravesara, era la mezcolanza de petróleo crudo de la empresa British, que cayó pocos días antes a las aguas del Golfo de México.
A esa misma hora los alcatraces de la bahía de Santa Marta, al norte de Colombia, desayunaban su ración cotidiana de buñuelos de carbón. El periodista Antonio José Caballero, grabadora en mano, esperaba en la playa el regreso de los pescadores que habían salido a trabajar temprano. Mientras aguardaba, la cámara de su teléfono celular retrató la pala enorme de un barco carbonero que arrojaba al mar el polvo negro que sobró en las bodegas.
A esa misma hora, en las playas legendarias de Juanchaco y Ladrilleros, cerca de Buenaventura, los lancheros de cabotaje que llevan carga y pasajeros por los pueblos que se arraciman en las orillas del Pacífico limpiaban sus motores preparándose para un nuevo día de trabajo. Como si fuera la cosa más natural del mundo, arrojaban al mar el contenido de unos tanques repletos de residuos de gasolina, queroseno y diésel. Un langostino magnífico, que medía un jeme, iniciaba el día tomándose su primera taza de combustible. Cuando vi la fotografía en El País de Cali me dieron ganas de echarme a llorar.
A esa misma hora, en la zona industrial de Cartagena de Indias, abierta sobre la bahía del Caribe resplandeciente, los trabajadores de una compañía empacadora se sentaron a desayunar en los comedores de su empresa. En ese momento volvieron a ver, como venía sucediendo en las mañanas más recientes, que una nata de tizne cubría la superficie del café con leche, y que una mermelada negra, tan semejante al betún de limpiar zapatos, se había pegado al pan y al queso blanco. Entonces, no aguantaron más. Se levantaron todos, sin que nadie los hubiera convocado, y comenzaron a golpear los platos contra los mesones. La algarabía se oyó en media ciudad. Las autoridades ambientales ordenaron el cierre de un muelle vecino, que se dedica a cargar carbón a cielo raso, sin mayores precauciones ni cuidados, sin tubos cerrados ni conductores protegidos. Seis días después el muelle fue reabierto.
A esa misma hora, en la región acuática de La Mojana, que cubre un gigantesco territorio húmedo de los departamentos de Bolívar, Sucre y Antioquia, bajaban resoplando los ríos Cauca y san Jorge, que se desbordan en caños y ciénagas. El apóstol Ordóñez Sampayo, que se ha gastado la vida defendiendo de la contaminación a campesinos, cosechas y animales, apareció en la plaza de Guaranda con el dictamen médico en la mano: los doctores certificaban que los tres niños que nacieron deformes tenían mercurio en el sistema sanguíneo. El terrible mal de Minata, como lo saben los japoneses, porque las empresas en cualquier parte del mundo, en Tokio o en Majagual, arrojan porquerías químicas a las corrientes, y primero se pudren las aguas, y después nacen degenerados los peces y los camarones, y después nacen sin ojos los niños cuyas madres, en aquellos caseríos extraviados de la mano de Dios, consumen esa agua y esos pescados.
En las cabeceras de ambos ríos, las compañías mineras, que buscan oro entre la tierra, hacen sus excavaciones con un sancocho de mercurio y ácidos. Arroyos y acequias se llevan el mazacote. Los bocachicos mueren con la boca abierta en los playones. Las espigas de arroz no volvieron a crecer.En medio del desastre causado por las inundaciones, y como si fuera poco, las yucas harinosas de antes florecen ahora con un hongo químico a manera de cresta. El hambre campea entre los pocos ranchos que no se ha llevado el invierno. Las emanaciones de las lagunas huelen a lo mismo que huele un laboratorio de detergentes. Hay que decir, también, que los empresarios mineros se defienden diciendo que Ordóñez Sampayo está loco. Claro que está loco: ningún hombre cuerdo expone su pellejo ni dedica su vida entera a defender a un ruiseñor, una mojarra, un plátano pintón, una mazorca de maíz o a una mujer embarazada que carga un fenómeno en el vientre.
Epílogo
Aquella mañana, cuando los pescadores de Santa Marta regresaron a la playa, el periodista Caballero los acompañó en su tarea de descamar y abrirles el buche a los escasos pescados que traían.
-¿Qué es eso? -preguntó, intrigado, al ver unas bolas negras en el estómago de un bagre.
-Carbón, amigo -le contestó uno de ellos, levantando el animal-. Pelotas de carbón. Eso es lo que comen ahora.
Caballero tomó más fotografías y se las llevó a algunos funcionarios de la industria carbonera.
-No se preocupe -le contestó el gerente-. Vamos a construir un nuevo muelle de última generación.
-No lo dudo -dijo el reportero, con una mueca de dolor que parecía sonrisa-. No lo dudo: será la última generación.
El día que Caballero me contó esa historia, y me enseñó sus fotografías, ya no sentí ganas de echarme a llorar, como la vez aquella del langostino bañado en combustible. Lo que sentí ahora fue rabia. Cuando ya no quede una sola hoja de acacia, cuando el último pulpo haya muerto atragantado con ácido sulfúrico y cuando nuestros nietos nazcan con un tumor de carbón endurecido en la barriga, entonces será demasiado tarde. Dispondremos de computadores infrarrojos de última generación, pero ya no habrá agua para beber; los celulares de rayos láser se podrán comprar en las boticas, pero el sol no volverá a salir; los niños encontrarán el algoritmo de 28 a la quinta potencia con solo cerrar los ojos, pero dentro de 20 años no sabrán de qué color era una golondrina.
Los invito a todos a ponerse de pie antes de que se marchite el último pétalo. Usen el arma prodigiosa del Internet para protestar. Hagan oír su voz. Que el correo electrónico de los colombianos sirva para algo más que mandar chistes y felicitaciones de cumpleaños. Porque, si seguimos así, el día menos pensado no quedará nadie que cumpla años. Ni quién envíe felicitaciones.

miércoles, 1 de febrero de 2012

Patafísica sobre los "fines" del mundo

L
a perplejidad humana ante la vastedad de la nada genera el presentimiento de los límites de la individualidad. Es una sensación angustiante cuyo pulso inclina la conciencia hacia la búsqueda de explicaciones a las causas y los "propósitos" de la existencia. Para ayudarse en esa búsqueda especulativa, la humanidad se ha provisto de nociones, métodos y definiciones, los cuales, a fuerza de repetición cantinélica han terminado convirtiéndose en "revelaciones" místicas, elucubraciones filosóficas o "descubrimientos" científicos. Pero, tanto en el ámbito esotérico de la religión, como en las divagaciones del razonamiento filosófico o el quehacer a tropezones de la experimentación científica, esas "explicaciones" han tenido que fundarse en un constructo de CONTINENCIA (entiéndase como capacidad de contener). Es a partir de ese sentir-se "perteneciente a" y "contenedor de " que los seres animados hemos podido iniciar el proceso de concienciación que nos hace posible la auto-constitución como Ser-en-el-Mundo.
Por acción de esos eventos paradojales que sólo pueden ser aludidos en las connotaciones "contradicentes" (perdón por el terminajo, pero no conozco en español un término afín que no denote "contradicción", el cual resultaría impreciso) de la Dialéctica, toda SUBJETIVACIÓN ANTE EL MUNDO (proceso ineludible mediante el cual los seres vivos nos ínter-relacionamos) se realiza en la OBJETIVACIÓN DEL MUNDO ("brújula" sin la cual nuestra conciencia se perdería en un océano de sinsentidos).

De Universos y Mundos como "creación" humana
Para anclar en la inteligencia la noción unificadora de Realidad, la filosofía occidental ha postulado estructuras de referenciación {aquellas denominadas CATEGORÍAS por Aristóteles y Kant -click en ellos para descargar en pdf}. Pero, más allá de esas Categorías, en un entramado significante de "reducción" por Agrupaciones y Clasificaciones la inteligencia comprensiva pretende sintetizar la intuición de la Totalidad en la noción vaga e indefinida de Mundo. Un Mundo es una parte nocional de UN Universo; pero UNIVERSOS puede "haber" tantos cuantos nuestra conciencia pueda articular en su proceso de subjetivación. Para no lucir demasiado hierático, le doy como ejemplo este en el que Usted y yo nos encontramos en este momento: En el Universo de la Web cada internauta es un "Mundo", Usted el suyo, yo el mío... El planteamiento se hace complejo cuando vemos que cada "internauta mundo" es a su vez un Universo en cuya galaxia orbita un sistema satelital de mundos (afectivo, profesional, social, cultural, etc.). Es este un ejemplo aplicable al conjunto ilimitado de "universos posibles", cuya "creación" dejo a modo de ejercicio libre a la imaginación de Usted, amable lector(a).
Agrupar y Clasificar son, además, un paso esencial para la Objetivación, en la medida en que permiten a una porción de nuestra mente aprehender la fenomenología de las Cosas, las cuales, al entrar en nuestro campo cognoscente son constituidas en "nuestros" OBJETOS. Agrupar y clasificar son, pues, actos inherentes a la apropiación intelectiva del Mundo y, como tal, son practicados por todos los seres vivos como acciones suficientes para su supervivencia como seres tangibles.
Llega el Destino trayendo los Ciclos que deben cerrarse
No obstante, los humanos, que somos expertos en inventarnos complejidades ajenas a la naturaleza del Azar, le hemos introducido a nuestras relaciones con el Mundo el imaginario de una entidad metafísica con voluntad autónoma que pergeñaría los "programas existenciales" de los seres humanos con base en un sistema complejo de asociaciones por "DESTINO" (Concebida por el relato mítico para justificar el universo ilímite de posibilidades de evolución humana, Ananké habría sido la madre de las Moiras y la personificación de la inevitabilidad, la compulsión, lo inexorable. En la mitología romana fue llamada Necessitas {‘necesidad’}). Ananké fue entrelazada a Chronos (tiempo), porque es inconcebible la idea de Destino sin la pre-conciencia del Tiempo; pero de la mano del "dios" Tiempo llegarían, por derivación lógica, las divisiones por "ciclos" de los eventos naturales y la cuantificación por "períodos" de la interacción humana con la naturaleza. Y es a causa de esa división por ciclos, de esa cuantificación de momentos, que fue introducido en la psique humana el prurito segmentador de toda actividad  en períodos pareados de "principio y fin" y "vida y muerte". Dado que toda búsqueda de comprensión pone en evidencia el vacío de circunstancias complementarias, se hizo necesario "llenar" con "sentidos" esa transición entre comienzo y final.

Imposible resumir en una entrada de blog la génesis y evolución del proceso epistemológico; sin embargo quiero tocar tangencialmente dos de esos factores "dadores de sentido" de la existencia humana. El primero es la concepción de un "Principio Superior", una deidad autoritaria bajo cuya alegoría antropomorfizada nacieron reyes y prosperaron "héroes". El segundo es el establecimiento de pautas de desarrollo; es decir, modelos a seguir o Paradigmas, como los denominó Thomas Kuhn en La estructura de las revoluciones científicas  (click para descargar). En el primer factor se albergaron la fe en la existencia de seres "superiores" y la esperanza en que la transición vida/muerte fuese hacia un espacio atemporal liberado de los límites del principio y el fin (Eternidad). Dioses, semidioses, reyes y héroes poblaron el imaginario de una  humanidad estremecida ante la voracidad de La Nada. El segundo factor, los Paradigmas,  agrupa todas aquellas opciones que la humanidad debió tomar en un momento decisorio de su desarrollo. La agricultura, el pastoreo, la forja de metales, las Polis, las campañas de conquista, el comercio, la ciencia y la tecnología, entre muchos más, son modelos que, convertidos en Cultura, determinan el carácter y grado de evolución de una comunidad humana.


Encadenados todos y cada uno de esos "modelos" en una línea temporal determinada como Devenir histórico, se hace relativamente fácil calcular las fases y sus duraciones para "predecir" un evento y su desenlace. Es posible observar como, a lo largo de la historia humana, en todas las culturas, recurriendo al uso de rituales y adminículos “esotéricos”, los teratólogos, oniromantes, runólogos, nigromantes, rabdomantes, lecanomantes, hepatóscopos, tarotólogos, quiromantes, Ichingólogos, etc. han podido advertir a sus conciudadanos sobre la inminencia de acontecimientos, generalmente catastróficos por aquello del temor humano a su retorno a La Nada. Es así como la historia de nuestra cultura nos relata la manera en que, asumiendo la imagen de sacerdotisas, pitonisas, profetas, astrólogos y demás taumaturgos, personajes como Elías, Tiresias, Casandra, Juan, Nostradamus, etc. trataron en su momento con discursos admonitorios, de llamar la atención general respecto de la urgencia de defender los valores vigentes de los cambios inexorables que representarían el fin de SU Mundo.
De un mundo que agoniza emergerán Mundos nuevos

Por causas cuya explicación aun está por ser abordada, parece haber indicios datacionales que fijarían la duración de los modelos de mundo entre doce y dieciseismil años. Quizás entre los vericuetos de las indagaciones al respecto yazca la razón de la "coincidencia" entre las Profecías Mayas del fín de su mundo en este 2012 y el agotamiento de los paradigmas de nuestra "cultura occidental", que se debate entre expandir los "beneficios" de su modelo democrático hacia las culturas colonizadas por su hambre de mercado o asistir pasivamente al desmoronamiento de sus instituciones primordiales cuya base constitutiva fueron los valores morales (familia, sociedad, escuela), la crisis  de sus ideales de riqueza (trabajo asalariado, acumulación de mercancías, ahorro de capital, representatividad democrática) y el agotamiento del valor de uso de sus instrumentos de trabajo (la rueda, la mecánica clásica, los combustibles fósiles, el papel...). Claro que los banqueros hacen hasta lo humanamente imposible por convertir los recursos naturales en cash, los políticos lo divinamente irracional para transformar los valores ancestrales en arcaísmos vergonzosos y los comerciantes lo imposiblemente racional para adaptar la desproporción de sus ambiciones al crecimiento de sus áreas de influencia (replanteamiento de fronteras, universalización de divisas, estandarización de maquilas...)
En su Breve tratado sobre la reforma monetaria Keynes advierte (Click aquí para descargarlo en francés) "Cuando la acumulación de riqueza no tenga importancia para tener un alto nivel social, habrá un gran cambio en los códigos morales" y, digo yo, cuando esos valores no tengan sustentación, el mundo cultural del que fueron su baluarte habrá llegado a su fin. El que surja no será "mejor" ni "peor", simplemente será un mundo nuevo, para el cual, aunque no quisiéramos, ya nos hemos venido preparando.

sábado, 21 de mayo de 2011

El fin del mundo. De los fines necesarios y los comienzos inconvenientes

Desde el momento mismo en que comenzamos a existir se da inicio en nuestra bitácora personal a una lucha "a muerte" entre esa breve interrupción del no ser  que es la vida y esa fuerza avasallante, continente y definitiva que es La Nada. Es una condición inapelable: sólo podemos ser en la medida de nuestra constante tendencia al no ser. El presentimiento de tan inexorable ley es fuente y origen de variados  y, algunas veces, prodigiosos documentos filosóficos, artísticos y científicos, los cuales, al final de cuentas, acaban aceptando el final como corolario de un proceso siempre perfectible: Los mundos (conjunto de cosas y fenómenos pertenecientes a un universo) sólo se constituyen como agentes continentes de especies, clases, grupos y sujetos en la medida en que sus contenidos establecen una dinámica de crecimiento cuántico, conservación de estado y agotamiento de su naturaleza.  Olvidémonos del galimatías pseudofilosófico y veamoslo en un ejemplo didáctico: Del universo de los útiles escolares, tomemos el mundo de los lápices. Es ése un mundo variado en tamaño, forma, color y calidad que está desde el momento mismo de su fabricación "encaminándose" a su "muerte" por consumo; caso contrario, que alguien adquiera un lápiz para otro uso que no sea el escolar, resulta obvio el "cambio de universo" del objeto en cuestión y, por tanto, su expulsión "catastrófica" del universo de los útiles escolares.
La vida, pues, no es otra cosa que la fugaz y fracasada lucha de los individuos por conservar su precaria unidad encapsulados en el capullo de una ilusoria totalidad que vaga a la deriva en la caótica marea de la nada... Pero fuimos enseñados a aferrarnos a ella y a temerle a la muerte con un temor que a veces se trueca en estupidez, locura u obsesión. Una estupidez que nos hace ver la amenaza del fin en cualquier acontecimiento casuístico, una locura que nos lleva a matricularnos en grupos o sectas que nos vendan la ilusión de algún seguro, una obsesión que nos hace perder la vergûenza y nos pone a perorar sobre epifanías rabiosas y apocalípsis revanchistas.
¿Ejemplos? Jim Jones en Guyana el 8 de noviembre de 1978, el Movimiento para la restauración de los diez mandamientos, en Uganda, la secta japonesa Verdad Suprema en el metro de Tokio,1995 (lease este informe al respecto) Ahora aparece un par de loquitos desgañitándose con el cuento de que AHORA SI; esta noche sin final del 21 de mayo de 2011 a las 02 de la madrugada SE ACABARÁ EL MUNDO. Robert Fitzpatrick, un ex-empleado y jubilado de 60 años oriundo de Staten Island, está tan convencido de que el fin del mundo se acerca, que ha gastado 140.000 dólares de sus ahorros en una campaña para advertir a todos que el mundo terminará esta noche.
Le gastó $ 90.000 a un millar de carteles fijados en los vagones del metro y 50.000 a vallas instaladas en paradas de autobús. "El Terremoto Mundial Más Grande: el Día del Juicio Final, el 21 de mayo" pregona una de las vallas financiadas por este optimista inverso. "Estoy tratando de advertir a la gente acerca de lo que viene",  "Las personas que tienen un conocimiento (del fin de los tiempos) tienen la obligación de advertir a todos", se empecina en decir Fitzpatrick. 
La manía de Fitzpatrick, comenzó después de su retiro laboral en el 2006 cuando comenzó a escuchar al evangelista Harold Camping, un líder religioso de 89 años de edad, quien por más de medio siglo ha dirigido un ministerio cristiano a través de Family Radio un emporio que desde Oakland, California se extiende a más de 100 estaciones de radio en Estados Unidos. 
Utilizando las matemáticas bíblicas, Camping ha podido identificar el dia en que fue creada la tierra  (11.083 aC),  así como el momento preciso en que fue circuncidado Abraham (2068 aC. y, jugando con los cálculos numerológicos, ha podido determinar que el mundo terminará a las 6 p.m. Pacífico, hoy sábado 21 de mayo, año de la gran tribulación de 2011. Pero, esto no es novedoso, ya el 6 de septiembre de 1994 Camping había "predicho" el fin del mundo... cuando, el 7 de septiembre, tuvo que ver salir el sol radiante y ajeno a la catástrofe, el reverendo admitió que "podría haber fallado en los cálculos". 

¿Cómo es que ahora sí llegó a la fecha verdadera? Simple: Camping calculó la fecha de la siguiente manera:
1- Según el Génesis, este 21 de mayo se cumplen "exactamente" 7 mil años del Gran Diluvio de Noé.
(El año 4990 (antes de Cristo, contando desde el año del Gran Diluvio) + 2011 (después de Cristo) – 1 = 7,000 años).
2- Camping recomienda sustraer un año al pasar del Antiguo Testamento al Nuevo Testamento.
3- Según Camping, algunas de las señales que indicarían que el fin de los tiempos está cerca son:
a- La completa degradación de la Iglesia cristiana.
b- El movimiento de orgullo gay por el cual seremos castigados como Sodoma y Gomorra.
c- El establecimiento de la nación de Israel en 1948 (Ayayayayyy...si se mete con el armagedón si se está exponiendo a que, de verdadcita, se le acabe SU mundo).
¿Se acabará por completo la Tierra éste 21 de mayo?: No, tendremos algunos meses de sufrimiento y caos hasta que Dios destruya por completo la Tierra el 21 de octubre del 2011, cuando el mundo, definitivamente, llegará a su fin. ¿Cuántas personas subirán al cielo?: De acuerdo con los cálculos de  Camping, unos 200 millones de personas están en la lista de afortunados. El resto de los mortales enfrentará un tenebroso panorama de cataclismos, enfermedades y padecimientos.
¿En dónde comenzarían los cataclismos?: El día comenzaría como cualquier otro. Pero, de acuerdo con Camping, a las 6 p.m. de su tiempo local, (11 p.m. del viernes tiempo Pacífico en Estados Unidos), los residentes de Nueva Zelanda serían los primeros ganadores. A la costa pacífica de los EEUU llegaría el fin a las 6 p.m. del sábado y a los países suramericanos hacia las dos de la madrugada del domingo.
¿Qué pasa si el 21 de mayo no se acaba el mundo?: Según Camping, la evidencia es tan abrumadora y específica que es imposible que no ocurra. De todas maneras, y por si las moscas, si hoy es domingo, o lunes, o cualquier otro día después de aquel fatídico sábado 21 de mayo de 2011 y Usted está leyendo esta auténtica revelación hecha por Dios a un hombre justo, pálpese sus homóplatos para cerciorarse de si le están saliendo plumas, o corra a un espejo y trate de vislumbrar un circulillo blanquiazulado flotando encima de su coronilla... quien quita que haya pasado el Juicio y Usted sea uno de entre los 200 millones de "escogidos" en el valle de Josafat. Pero, si en vez de plumas y aureola, Usted nota una acumulación aterradora de cuentas por pagar, escucha en la radio y ve en la tele unas vocecitas y unos individuos que le prometen todo tipo de pendejadas a cambio de su voto, no lo dude más: Usted no estaba entre los 200 millones de felices predestinados a la gloria eterna y... sí... su mundo se acabó hace ya un ratico. Pero, tranquilidad: Como dice la canción popular, "nadie es eterno en el mundo" y, digo yo, ningún mundo es eterno.