viernes, 30 de octubre de 2009

François Truffaut, un recuerdo de cuando el cine fue arte


Este 21 de octubre se cumplieron 25 años del fallecimiento de François Truffaut (París, febrero 6 de 1932 - octubre 21 de 1984) , uno de los iniciadores junto con Jean-Luc Godard, Jacques Rivette, Éric Rohmer, Claude Chabrol y Jean Pierre Melville, su precursor, de la Nouvelle vague, movimiento cinematográfico francés cuyo surgimiento es asociado al estreno de Los cuatrocientos golpes (el primer filme de Truffaut) en el Festival de Cannes de 1959, en el cual recibió el premio a la Dirección (Orfeo negro, de Marcel Camus, fue galardonada con la Palma de Oro) y Alain Resnais fur destacado por su obra Hiroshima mon amour). Truffaut fue el más autobiográfico, sensible y emotivo de toda esa pléyade de directores que constituyó la Nueva Ola del cine francés. Su vasta producción fílmica y textual inicia en 1950 de la mano de André Bazin, fundador de Cahiers du Cinéma, compartiendo militancia y sueños con Godard, Rohmer y Chabrol y dejando entrever desde sus primeros escritos al crítico irreverente y apasionado que se obsesionará en dirigir películas hasta su muerte (debida a un tumor cerebral) el 21 de octubre de 1984 en Neuilly-sur-Seine. En 1956 fungió como ayudante de dirección de Roberto Rossellini y en 1957, después de casarse con Madeleine Morgenstern -hija de un distribuidor- dirige Los golfillos.  

Amante de los libros, el cine de género y las mujeres, supo tematizar en el cine todos esos afectos y convertirlos en hermosas películas como Jules y Jim (1962), La novia vestía de negro (1968), La noche americana (1973), La historia de Adela H. (1975) y El hombre que amaba a las mujeres (1977). Antoine Doinel, el protagonista de Los cuatrocientos golpes, encarnó en una serie de películas -que se prolongan desde Antoine y Colette (1962) hasta El amor en fuga (1978) - el álter ego de ese joven abandonado, adolorido, con ansias de libertad y necesidad de amor que acechaba en los recuerdos tristes de la propia infancia del proteico director, quien también tuvo cuerda para relatar otras miradas sobre la infancia en El niño salvaje (1969) y La piel dura (1976). Al igual que Hitchcock, Truffaut aparece como actor en algunas de sus propias películas (La habitación verde, La noche americana, El pequeño salvaje). Incluso, en Encuentros cercanos del tercer tipo (1977), Steven Spielberg, su admirador, lo pone a interpretar el papel del sabio francés "Claude Lacombe".

La Nouvelle vague de la producción cinematográfica francesa, junto con el Neorrealismo italiano y el Nuevo Cine alemán constituye uno de los momentos más maravillosos de la historia del cine, en la medida en que consiguen "retratar" la realidad desde una visión subjetiva de las vicisitudes de los personajes mediante el uso de formatos no profesionales (cámaras de mano de 8mm. y 16 mm.) y el rodaje cámara al hombro, en locaciones naturales sin iluminación artificial. En el caso francés, la Cinemateca del Barrio Latino de París, fue determinante para el desarrollo de los conceptos de "autor" y "autoría".