lunes, 23 de noviembre de 2009

El paredón del blog 6- No cultives la palma que mata


En el cole y en la u, los temas de ecologia y medio ambiente son "costuras" jartas e inútiles, que sólo sirven para mamarle gallo a las clases. Y, vea cómo son las cosas: el futuro de nuestra permanencia en este planeta, depende cada vez más del bagaje medioambiental de todos y cada uno de los bípedos vestidos  que lo malpoblamos. Pensar en ello nos lleva a descubrir la intrínseca y rotunda relación de los temas ecológicos con la más enrevesada de las actividades humanas (la política). Dado que en mi entrada anterior cité vagamente a César Javier Palacios, amo y señor de La crónica verde, el más serio y completo de los blogs "ecologistas" (a ninguno de ellos le gusta ése terminacho) que hasta hoy he conocido, voy en ésta a fusilarle su documento sobre la palma africana, entre muchas justificaciones a mi favor, porque ni en los colegios, ni en las universidades, ni mucho menos en la radio, la televisión o los diarios nacionales tienen acceso los colombianos medios a este tipo de documentos. La imagen superior es tomada de la portada del libro El cultivo de la palma africana en el Chocó, de Fidel Mingorance, Flaminia Minelli y Hélène Le Du, editado por la Diócesis de Quibdó y la organización Human Rights (lo tengo en PDF para quien le interese)
                    Aceite de palma, peligroso para la salud y el medio ambiente
Hace casi 20 años, cuando trabajaba en un periódico de Madrid, recibí la visita de un hombre inquietante. Era médico nutricionista quien, asustado por la proliferación en los comedores escolares de los aceites industriales, iba de uno a otro medio de comunicación tratando de lograr su prohibición en España dado los graves problemas de salud que, en su opinión, podían acarrear en los niños. Me habló en concreto de los aceites de palma y coco, vegetales sí, pero tan peligrosos o más que las grasas animales por su alta concentración de grasas saturadas, las que aumentan los niveles de colesterol. No recuerdo su nombre, pero evidentemente perdió su batalla personal contra estos productos, cada vez más utilizados en las cocinas colectivas en detrimento de nuestros aceites mucho más sanos de oliva y girasol. Pero, si el aceite de palma es malo para nuestra salud, es todavía mucho peor para la salud de nuestro planeta. La selva tropical está desapareciendo a gran velocidad en el mundo para instalar sobre sus desolados campos gigantescas plantaciones de palma aceitera. Con ellas, especies en peligro de extinción como los orangutanes, también desaparecen. El aceite de palma procedente de la deforestación se vende a corporaciones multinacionales como Unilever, Nestlé y Procter & Gamble, y a otras grandes marcas de la alimentación, cosmética y biocombustibles, de acuerdo con las denuncias presentadas por Greenpeace.Como nos recuerdan desde Ecologistas en Acción, más de 200 organizaciones, redes y movimientos sociales de 41 países han denunciado ya, en una “Declaración Internacional”, la producción industrial del aceite de palma en los países tropicales.
Sin embargo, el posicionamiento frente a las grandes multinacionales que controlan el mercado es extremadamente peligroso. Y no es una exageración. La semana pasada uno de los promotores en Colombia de esta declaración Walberto Hoyos Rivas fue asesinado por pistoleros paramilitares en el territorio colectivo del Curvaradó, al norte del país. En la región donde Hoyos Rivas ha muerto, el negocio con el aceite de palma ha significado el despojo con violencia de tierras colectivas de comunidades negras, así como la constitución de 13 empresas del sector palmero vinculadas al paramilitarismo. Su asesinato se suma a los 140 crímenes contra estas comunidades y 13 desplazamientos forzados, según ha explicado Henry Ramírez Soler, de la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz de Colombia. Esta muerte coincide con la celebración en Cartagena de Indias(Colombia) de la primera reunión latinoamericana de la "Mesa Redonda de Aceite de Palma Sostenible" para promocionar los monocultivos de palma aceitera. Es su lavado verde. Tratan así de mejorar la mala imagen cosechada en los numerosos países donde están acabando con pueblos y bosques enteros como Indonesia, Malasia, Papúa Nueva Guinea, Filipinas, Camerún, Uganda, Costa de Marfil, Camboya y Tailandia, así como en Colombia, Ecuador, Perú, Brasil, Guatemala, México, Nicaragua y Costa Rica.
Toda esta preocupante información me tiene desbordado. ¿Se te había ocurrido alguna vez que el aceite donde se fríen las patatas del menú de un restaurante cualquiera puede llevar aparejado tanto sufrimiento, tanta destrucción, tanta bellaquería? ¿Podremos alguna vez parar todo este sinsentido?
Dame tu opinión, a ver si entre todos conseguimos al menos encontrar una visión medianamente optimista a todo este desastre.

Sobre estas líneas, refinería de aceite de palma en medio de una gran plantación de este árbol. http://blogs.20minutos.es/cronicaverde