miércoles, 30 de junio de 2010

Alberto Duque López (1936-2010) QPD

Alberto Duque López (barranquillero a pesar de sus apellidos cachacos), se anticipó este 27 de junio a su cita con los replicantes en la Caja Caleidoscópica de la eternidad, para descubrir si es cierto que "los androides sueñan con ovejas eléctricas". Era corriente encontrárselo a la entrada o a la salida de las salas de cine, extendiendo su cordial ¡Hola, tigre!, que era como su código de cofraternidad con esa parvada de quirópteros que, como en un ritual religioso, nos le atravesábamos en la Cinemateca Distrital de Bogotá o el Auditorio León de Greiff de la Universidad Nacional; o en el Teatro Heredia de Cartagena, o en el TEC de Calí, o en el Pablo Tobón Uribe de Medellín, o en Los Fundadores de Manizales... Aunque le incomodaba la etiqueta de "crítico", reseñó a manera de amenas entrevistas, agudos reportajes y muy fundamentados comentarios el acontecer cinematográfico nacional, latinoamericano y planetario. Miraba el proceso evolutivo del cine latinoamericano con cierto tinte nostálgico (que más parecía un rasgo de su carácter bonachón y soñador) y se regodeaba en el recuerdo de lo que fue el Nuevo Cine Latinoamericano de los años setenta y los ochenta. Afirmaba que el "nuevo nuevo cine latinoamericano" soporta una etiqueta local que le rompe los nexos identitarios con las parcelas culturales de la región, y daba como ejemplo el énfasis temático de la actual cinematografía colombiana (el narcotráfico) y la realizada en Argentina (problemas sociales y familiares), por dar dos ejemplos. “Las condiciones políticas, sociales, culturales y económicas son muy diferentes. Lo que se llamó Nuevo Cine Latinoamericano fue el resultado de una serie de circunstancias que provocó el surgimiento de un grupo de realizadores, Littin, Sanjinés, Marta Rodríguez, Leonardo Favio, Torre Nilson, Gutiérrez Alea y Solás, (Ripstein, en su primera etapa con Cazals y Alcoriza, entre otros) que trabajaba con pocos recursos, apoyado por grandes escritores y actores que comenzaban sus carreras, de todo lo cual salían películas frescas, agresivas, llenas de humor y rabia que sirvieron para que los espectadores entendieran mejor lo que ocurría en sus respectivos países". La influencia literaria de los bohemios del Grupo de Barranquilla, particularmente de Alvaro Cepeda Samudio, de quien fue su amigo, se nota en la insuperable belleza poética de los títulos de sus novelas: Nueva historia de Mateo el Flautista: según la versión de su hermano Juan Sebastián y las memorias de Ana Magdalena. (Premio Esso de Novela en 1968) Bogotá: Ediciones Lerner, 1968., Mi revólver es mas largo que el tuyo. Bogotá: Colcultura, 1977. El pez en el espejo. Bogotá: Planeta Colombiana Editorial, 1984., Alejandra. Bogotá: Planeta Colombiana Editorial, 1988, Muriel, mi amor. Bogotá: Intermedio Editores, 1995 y Marlon Brando: escándalo y mito (Ensayo). Bogotá: Editorial Panamericana, 2004. El maestro Alberto alcanzó a recibir el Premio de Periodismo Simón Bolívar y varios India Catalina del Festival de Cine de Cartagena por cortometrajes de los que fue realizador. 
El periodista Ricardo Rondón Ch. publica en el periódico El Espacio (Bogotá, junio 29) la siguiente entrevista: 
-Te la has pasado casi toda la vida metido en las salas de cine: ¿no te da pena, Alberto?
-"Al contrario, me hizo falta más tiempo".
-Dicen que en una época te llevaban la comida al teatro. ¿Eso es cierto?
-"Todavía lo siguen haciendo".
-¿Y se hace buena digestión?
-"No, por eso siempre tengo pesadillas terroríficas".
-¿Por qué esa pasión enfermiza por el cine?
-"Porque es en la oscuridad es donde vivo mi verdadera realidad".
-Te imagino impúber, en el cine ‘Astral’, de Barranquilla, de pantalón corto, bien sentado, y lelo en las imágenes de ‘Lo que el viento se llevó.
-"Y también con las imágenes de las películas de vaqueros, con John Wayne".
-¿Te pasaste por mayor de edad para profanar el terreno de las películas prohibidas?
-"Sí, en un salón llamado ‘Rex’, que ya no existe, donde iba muy a menudo a ver películas francesas y suecas de alto calibre, que acababa sin entender".
-¿Cuál era el actor que más te emocionaba?
-"Humphrey Bogart en ‘El halcón maltés’ y ‘Casablanca’. No he podido olvidar su sombrero y su eterno cigarrillo".
-¿Y de ellas, de esos amores ilusos que le quedan a uno de por vida?
-"La cabellera de Ingrid Bergman y los senos de Sofía Loren".
-¿Y qué me dices de Rita Hayworth?
-"La cachetada que le dio Gleen Ford, todavía me está doliendo".
-¿Quién te enseñó a interpretar el cine?
-"Tuve el mejor maestro: Álvaro Cepeda Samudio, director del Diario del Caribe, donde yo trabajaba".
-¿Cómo te hiciste periodista?
-"Por pura intuición, haciendo turnos hasta las cuatro de la mañana. Era la época del ‘plomo’, es decir, del linotipo".
-¿Qué se hicieron tus amores cinematográficos?
-"Todas se casaron y muy bien casadas".
-¿No será que se aburrieron de tanto ir a cine?
-"Puede ser...".
-¿Cómo definir ese silencio casi sepulcral previo a una película?
-"Es como si uno estuviera en el infierno, si es que de todos modos le va a tocar".
-¿Y ese ruido como de vapor de los viejos proyectores?
-"Es inolvidable, forma parte de ese ritual nostálgico que nada lo puede reemplazar".
-¿Cuál es la salita de cine más triste que conoces?
-"Había una en Barranquilla donde una novia y yo nos metíamos para ver cualquier cosa y salir después absolutamente agotados...".
-¿Qué te ha dejado el cine?-"Si el cine no existiera, yo no estaría vivo".
-¿Por qué evitas el calificativo de crítico de cine?
-"Porque nunca lo he sido, ni lo seré. Apenas soy un fanático que trata de ver todas las películas que puede, pero sin autoridad para indicarle a los demás lo que pueden ver o no ver".
-¿Cómo es que te has acostumbrado a tanta oscuridad?
-"Es que cuando estoy en la vida cotidiana es como si fuera un pez fuera del agua".
-Pasemos a tu piscina literaria: ¿cuál es la más querida de todas tus novelas?
-"‘Alejandra’, porque es la mejor escrita y la que trabajé por única vez en mi vida en circunstancias seguras. Es decir, con un cheque al portador de una beca que me gané en la universidad de Iowa, en 1985".
-¿Cuál es la clave de tu titulación?
-"La elección del título es todo un ritual: jamás comienzo a leer un libro sin saber cómo se llamará".
-¿El título te da la historia?
-"Efectivamente, y en el solo título puedo invertir hasta cinco años".
-¿Sigues amando a ‘La Maga’ de ‘Rayuela’?
-"Claro, ese es un amor más allá de la muerte".
-¿Cuál es ese autor que por más devoción no has podido acabar de comprender y mucho menos de leer?
-"Ernest Hemnigway, es una interminable pelea casada con sus historias".
 -¿Y la película más bella que has visto?
 -"Una película francesa: ‘El samurai’, con Alain Delon".
-Tú que los has tenido de cerca: ¿cuál es el más encantador (a) de las luminarias del cine?
-"Pedro Almodóvar, por su sentido del humor, por su paciencia, y también porque pertenece a esa estirpe de hombres que nunca se dan por vencidos".
-¿Y el más crudo, el más parco?
-"Brian de Palma, el director: es un témpano, inaccesible y distante"
-¿Cómo te pareció Jodie Foster?
-"Muy próxima y cálida: como si la hubiera conocido de antes".
-¿Y Schwarzenegger?-"Muy humorístico".
-¿Te enamoraste de Julia Roberts?
-"Absolutamente"
-¿Por qué nunca te tomas un trago?
-"Porque me entran atravesados. Tolero los amigos que beben y puedo departir una noche con ellos sin beber una sola copa".
-¿El cine engorda?
-"Yo soy una prueba viviente".
-¿Cómo son tus sueños?
-"Casi siempre sobre el día que acaba de pasar".
-¿Tu gran pesadilla?
-"Llegar tarde a una película que estoy ansioso de ver y que me nieguen la entrada".
-¿Qué acostumbras dejar en los teatros?
-"A veces se me queda el paraguas, y treinta años atrás, recuerdos muy húmedos".
 -¿En dónde acostumbras ubicarte?
-"Atrás, al lado derecho".
-¿Te han puesto los pies en la nuca?
-"No, pero una vez una bella chica recostó su trasero: no recuerdo en qué película fue".
-¿No temes que de repente te sorprenda la parca en la oscuridad?
-"Al contrario, lo deseo".
-Sería una bella muerte en tecnicolor...
-"Yo preferiría una película de Bogart, en blanco y negro".
Réquiem por un hombre que, a su decir, fue una película en blanco y negro, tocada de emoción y de nostalgia