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jueves, 9 de mayo de 2013

De cadáveres ilustres, paradigmas obsoletos y profecías redivivas

Por allá en el mes de septiembre de 2012, motivado por la conmoción colectiva ante lo que se creía el inminente cumplimiento de unas “profecías mayas” que presagiaban el fin del mundo para diciembre de ese año, quise escribir un texto de revisión a los modelos arquetípicos que contribuyeron a la constitución cultural de nuestro mundo actual. Quería echar patafísica sobre la trascendencia cultural de la objetividad narrativa en los historiadores ingleses, los efectos soporíferos de la muerte de la pasión en la neutralidad del análisis socio crítico de la filosofía de la segunda mitad del siglo XX y la necesidad para la iglesia católica de revitalizar los valores sociales, actualizando si le fuese necesario, su cartapacio de mitos y rituales.
En mis apuntes de borrador tenía registrados el nombre del más grande de los historiadores vivos, el de el más influyente de los maestros de historia de la filosofía en Colombia que estaba próximo a recibir un reconocimiento del ministerio de educación nacional, algunas sugerencias a las relaciones de Benedicto XVI con la burocracia y la banca vaticanas, y una breve opinión sobre los errores estratégicos de buscar la perpetuación en el poder de un caudillo popular en las elecciones venezolanas a celebrarse en octubre de ese año.
Pero, (quienes se la han jugado al azar literario me entenderán) el Arcano es un demiurgo mordaz y caprichoso que se regodea en someternos a su mayestática voluntad: ese dos de octubre murió Eric Hobsbawm, a quien este patafísico consideraba el único gran historiador sobreviviente; tuve que borrar algunos párrafos para darle cabida a la inaplazable reseña biográfica y bibliográfica del apreciado historiador. El viaje apresurado desde Cuba a Venezuela de su Presidente Hugo Rafael Chávez Frías para ganar las elecciones por una notable diferencia le dio un nuevo giro a los apuntes, y así, casi sin darme cuenta, se cumplió el inexorable plazo para el fin del mundo…
Fue la locura total: ¿Qué hacer con los apuntes anteriores? ¿A qué sucesos dar prioridad? ¿Sería posible intentar encadenar el relato de los eventos sin terminar haciendo una caricatura de novela de ciencia ficción?... Llegó enero del 2013… Ese cinco de enero falleció el Profesor Guillermo Hoyos Vázquez, aquel influyente maestro de historia de la filosofía cuya reseña aún conservaba en los borradores. No sobra decir que había que re-replantear las cosas.
En esas estaba cuando Benedicto XVI anunció al mundo católico su renuncia irrevocable al cargo de pontífice. Las especulaciones sobre las profecías de Malaquías y Nostradamus, que anunciaban el advenimiento del “último papa”, el relámpago sobre la cúpula de la Capilla Sixtina el día que Ratzinger anunció su dimisión y las especulaciones de café sobre las características políticas y doctrinales del nuevo Papa contribuyeron al congelamiento, que ya parecía momificación, de este escrito. Llegaron los Cónclaves, pasaron las fumatas y la gaviota… Ni modo, mejor publicar lo que tengo antes de que envejezca (los textos que no son leídos oportunamente envejecen de un modo lamentable).
Así pues que, para no darle más largas al asunto (y, por supuesto, rindiéndoles mis sinceras excusas si esta entrada no satisface sus expectativas) me limitaré a publicar esta modesta reseña, advirtiendo que justifico su precariedad ateniéndome a la abundancia de información que sobre todos y cada uno de los tópicos tocados se consigue fácilmente en la nube.
Comenzaré por lamentar la muerte en la madrugada del 1 de octubre de 2012 en el Royal Free Hospital de Hampstead de Londres, Inglaterra, de Eric John Ernest Hobsbawm (un error administrativo alteró tipográficamente su apellido paterno Hobsbaum). Nacido el 9 de junio de 1917 en Alejandría, Egipto, vivió su infancia en Viena y Berlín pero su familia se trasladó a Reino Unido cuando Hitler asumió el poder en Alemania. Allí, junto a personajes como Edward Palmer Thompson, Maurice Dobb, Rodney Hilton y Christopher Hill, conformó el grupo de los “marxistas británicos”, una generación de historiadores que puso su mirada en las clases oprimidas y desplazó a un segundo plano el relato histórico mitificador que privilegiaba la narración de los vencedores. De allí su recurrencia a situar el fenómeno de los bandidos sociales en el terreno del contexto social e histórico desde el planteamiento de que muchos relatos heroicos son inventados por élites nacionales para justificar el prestigio de sus apellidos en la historiografía de sus respectivas naciones.
La obra de Hobsbawm no deja indiferente al lector. Su visión aguda y su relato apasionado, vibrante y documentado, provisto de un lenguaje claro y accesible hasta el punto de rozar el ámbito poético, deja entrever un manejo objetivo de las teorías marxistas, un conocimiento científico de la historia y un muy rico bagaje cultural. Además de su atracción por el desarrollo de las tradiciones (La invención de la tradición) centró su interés de historiador en el análisis de la que llamó la "Revolución Dual" (Revolución francesa y Revolución Industrial británica) y lo registró en la que algunos consideran la más accesible, renovadora y apasionante historia universal contemporánea: su tetralogía Three Ages: The Age of Revolution: Europe 1789–1848 (1962), The Age of Capital: 1848-1875 (1975), The Age of Empire: 1875–1914 (1987) y The Age of Extremes(1994), publicada en español como Historia del siglo XX (descargue pdf) Su más reciente publicación fue su autobiografía Interesting Times. El último texto que publicó en español, Cómo cambiar el mundo, fue uno de los mejores libros del 2011.
Un aspecto poco conocido de Hobsbawm fue su amor al jazz (en su autobiografía, el historiador relata que fue introducido al género por su primo Denis Preston, estudiante de viola, en 1933). Su pasión llegó hasta el punto de llevarlo a escribir como crítico de jazz en el New Statesman con el seudónimo Frankie Newton -el trompetista de Billie Holiday. En 1959 publicó The Jazz Scene, libro que se aproximaba a una historia social del jazz. En él, el historiador se remonta a los orígenes africanos del género para tratar de comprender la evolución de la música folclórica negra en los Estados Unidos como elemento articulador de una forma de resistencia social. El carácter cohesionador de las minorías raciales tiene especial importancia en su análisis, pues su perspectiva marxista le permite advertir que las transformaciones notables en la arquitectura histórica son un hecho que obedece, primordialmente, a cambios en la forma de pensar y, por ende, de actuar, de los individuos.
Hobsbawm era muy conocido en América Latina, región que visitaba con frecuencia para ofrecer conferencias, charlas y entrevistas. Cuando visitó Colombia en 1963, escribió que había descubierto un país en el que la evasión de una revolución social había hecho de la violencia una constante universal y omnipresente en el centro de la vida pública. Hoy, cincuenta años después, no nos queda más que admirarnos de sus dotes de visionario.
Guillermo Hoyos Vásquez, el filósofo como funcionario de la humanidad
En la madrugada del 5 de enero de este año murió en Bogotá Guillermo Hoyos Vásquez, maestro de varias generaciones de colombianos y referencia ineludible en el quehacer académico iberoamericano. Nacido en Medellín, Antioquia, en 1935, este ex sacerdote jesuita se inició en los paganismos de la filosofía transitando por los senderos teológicos de la Universidad Sankt Georgen Graduate School of Philosophy en Fráncfort (Alemania) país al que viajó en 1963 y donde fue seducido por la teoría crítica de la Escuela de Fráncfort, sobre todo la vertiente comunicacional de Jürgen Habermas, y el pensamiento de Edmund Husserl, sobre quien culminó con honores su doctorado en la Universidad de Colonia.
A su regreso de Alemania, influido por la ética husserliana, hizo de la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá (a la que siempre reconoció como la mejor universidad del país) su centro de trabajo, orientando sus predicamentos en el sentido del compromiso social. Desde el presupuesto de que la buena filosofía tiene un uso público que urge reforzar y una presencia en cada una de las esferas sociales que importa promover, impulsó el que consideraba el ethos académico: tender un puente dinámico entre la universidad y la sociedad a la que pertenece porque, de no ser así, el sentido del quehacer universitario terminará alienado en la reflexión ensimismada y regido por las ansias de competitividad. Consecuente con esa convicción, nunca se cansó de advertir a las universidades que la sociedad no solo requiere investigadores sino ciudadanos deliberativos, comprometidos con la reciprocidad y la solidaridad. Ese fue su gran empeño a lo largo de sus cuarenta años de magisterio no solo en la U. N., sino también en la OEI, la Editorial Siglo del Hombre, la Fundación ÉTNOR, la Cátedra UNESCO de la Universidad de Valencia y la Enciclopedia Iberoamericana de Filosofía que fundó a principios de la década de los noventa con Javier Muguerza y Manuel Reyes Mate. En el año 2000, al jubilarse de la U. N. fue invitado por el padre Gerardo Remolina, entonces rector de la Universidad Javeriana, para asumir la dirección del Instituto Pensar (Instituto de Estudios Sociales y Culturales). Todo lo anterior fue lo que le reconoció el Ministerio de Educación de Colombia al concederle el Premio Simón Bolívar Orden Gran Maestro Vida y Obra en noviembre del 2012, apenas dos meses antes de su muerte.
La abdicación de Benedicto XVI: tratar de sacar el agua de una barca que siempre ha hecho agua
De todos los paradigmas de que haya echado mano la cultura occidental para configurar el ideario de su ser en el mundo, el religioso es el más artificial, inconsistente e incongruente. Por su connivencia con emperadores, invasores y tiranos, el catolicismo, una herramienta política disfrazada de religión, inventado por los emperadores latinos para cohesionar el mosaico ideológico de sus colonias, ha tenido que priorizar el aspecto doctrinal sobre el espiritual. A fuego y cruz ha conseguido imponerse como doctrina; pero el eclecticismo de las fuentes de las que ha recabado la información esencial acabó desvaneciendo la clave mística que le hubiese permitido constituirse como religión. La diferencia es abrumadora: Una doctrina tiene unos intereses objetivos claramente delimitados por la ideología dominante, una religión establece vínculos entre los segmentos individuales de Conciencia y el Gran Ser Universal; una doctrina es preceptiva, una religión es reflexiva; una doctrina se difunde a fuerza de prédicas “misioneras” que atacan y destruyen mitos y creencias arquetípicas para imponer sus postulados como “verdad” inefable, una religión re-liga los miembros de una comunidad con sus fuerzas ancestrales. Tales características son las que hacen que la diferencia entre la meditación budista, el trance vudú, la contemplación sufí o la transmigración chamánica, vs la “oración” y “penitencia” cristianas, sea más trascendental que el aspecto formal de sus respectivos rituales.
Precisamente por su origen político y naturaleza doctrinal, la organización romana no ha podido ni podrá escapar a ese destino espurio que la entrelaza simbióticamente a los vericuetos de los poderes político y económico de todos los tiempos y gobiernos de occidente. Es desde tal acervo político que se puede explicar el asesinato de Juan Pablo I y la impostura de juan pablo II con la misión específica de erradicar el Comunismo. Y es en ese mismo contexto que se hace transparente la abdicación de Benedicto XVI como expresión final de su impotencia ante el desaforo de las luchas de poder al interior de la organización ecuménica y el debilitamiento de los postulados doctrinales, impactados por el cambio de los paradigmas políticos y culturales en la sociedad contemporánea.
Pero, si bien las motivaciones de Benedicto XVI para renunciar a su cargo al frente de la Iglesia Católica no responden a la impronta medioeval de redistribución de feudos regionales, si es, como las que le precedieron, una maniobra estratégica (necesaria y oportuna) para volver a instalar a la institución eclesiástica en las esferas influyentes del poder político contemporáneo. Las decisiones de índole administrativa que implante prontamente para restituir el peso de su autoridad ante la cohorte vaticana, así como las modificaciones a las prácticas protocolarias, la revitalización de los rituales eclesiásticos y la desestructuración de micro poderes jerárquicos comprometidos con la banca y unos cuantos gobiernos capitalistas, podrán parecer “anticuadas” y regresivas, pero serán las medidas más adecuadas ante la crisis de valores y pérdida de fe de su feligresía. Dado que el suceso de una abdicación papal no es de frecuente ocurrencia, reseño a continuación las abdicaciones anteriores y el contexto circunstancial en el que acontecieron:
El primero en dejar al descubierto la inestabilidad del solio papal fue Benedicto IX, el más precoz de la historia pontificia: tenía 14 años cuando llegó al cargo el 21 de octubre de 1032 gracias a los sobornos a la Curia romana de su padre el Conde Alberico III. Como miembro de la dinastía de los Teofilactos que impuso seis papas (era descendiente de Juan XI, Juan XII y Juan XIII y sobrino de Juan XIX y Benedicto VIII) ejerció los papados 145 (1032 a 1044), 147 (de abril a mayo de 1045) y 150 (de 1047 a 1048). Esa eminencia expulsó a la fuerza a Silvestre III y fue reelecto el 10 de abril de 1045, pero en mayo de ese año le vendió su cargo pontificio por 1500 libras de oro al Arcipreste Juan de Graciano, conocido como el papa Gregorio VI, para poder contraer nupcias. En 1046, reconciliado con Silvestre III, quiso derrocar a Gregorio VI, pero ese 20 de diciembre el rey alemán Enrique III organizó el Concilio de Sutri mediante el cual lo expulsó de Roma. Intentando prevenir una confrontación sangrienta, el clero y el pueblo de Roma lo eligieron por tercera vez el 8 de noviembre de 1047; pero los Crescencios, enemigos históricos de los teofilactos, no lo aceptaron, lo que desencadenó en una guerra despiadada entre las dos familias. Durante ocho meses Benedicto intentó sostenerse en el poder convocando a sínodos en Spello, en Roma y en Marsella; pero a pesar de sus esfuerzos, el 17 de julio de 1048 fue expulsado por los Consejos de San Bartolomeo. Nunca cesó de luchar por reconquistar el papado. Más adelante se hizo monje de San Basilio en Grottaferrata (Estados Pontificios -Italia) donde murió el 18 de septiembre de 1055.
El segundo pontífice en tirar la toalla fue Pietro Angeleri di Murrone, conocido como Celestino V, quien tenía una acentuada vocación de ermitaño (dicen que las profecías de San Malaquías se refieren a él como Ex eremo celsus "Elevado de la ermita" haciendo referencia a que antes de ser elegido pontífice fue ermitaño del monasterio de Pouilles). Elegido Papa después de dos años y tres meses en que el sillón de Pedro permaneció vacante debido a la división del colegio cardenalicio en dos facciones encabezadas por las familias Colonna y Orsini, abandonó su retiro y tras su coronación en la ciudad de L'Aquila, instaló su sede papal en Nápoles donde hizo su entrada a lomos de un asno cabresteado por Carlos II de Anjou, rey de Nápoles y su hijo Carlos Martel de Anjou, nombrado rey de Hungría por el papa precedente Nicolás IV. Sin embargo, a tan solo cinco meses de haber sido impuesto, sintiendo que sus hábitos de ermitaño lo habían inhabilitado para la responsabilidad de semejante cargo, renunció voluntariamente a su trono.
El cónclave que se reunió diez días después de su abdicación eligió en un sólo día de deliberaciones al cardenal Benedicto Caetani, quien tomó el nombre de Bonifacio VIII. El nuevo papa, receloso de que el pueblo napolitano siguiera venerando a Celestino como su legítimo pontífice, trasladó la sede papal a Roma y le ordenó a Celestino que lo acompañara; pero en el trayecto Celestino logró escapar yendo a refugiarse en su antigua cueva del monte Morrone hasta que, acosado por Bonifacio, intentó huir a Grecia pero fue detenido, sometido a juicio y encarcelado en la torre del Castell Fumone donde falleció diez meses después, el 19 de mayo de 1296. Su abdicación tuvo tanta resonancia que Dante la referencia en el Canto III, Terceto 20 de la Divina Comedia poniendo a Celestino junto a los inútiles y/o neutrales que se encuentran entre la puerta y el vestíbulo del Infierno: "Así que distinguir los rostros puedo, miro con más fijeza, y vi entre varios al que la gran renuncia hizo por miedo". Como siempre, para cubrir su felonía, la iglesia lo canonizó… su día se conmemora cada 19 de mayo.
Fueron tan enconadas las luchas por el poder, que llegó a haber períodos en que la cúpula de la jerarquía vaticana, oscilante entre las Iglesias de Aviñón y Roma, fue compartida por tres individuos con idéntica pretensión papal (Gregorio XII, Benedicto XIII y Alejandro V, recordados como los antipapas), dando origen a lo que conocemos como el Cisma de Occidente. En un intento de unificar la regencia eclesial, Gregorio y Benedicto acordaron un encuentro en Savona, pero el recelo recíproco a que el encuentro fuese aprovechado por el rival para capturarlo, unido a las maquinaciones políticas de Ladislao, rey de Nápoles y la familia de Gregorio XII, hicieron inviable la reunión.
Sintiendo que sus cardenales amenazaban con abandonarlo, Gregorio XII (Malaquías se refiere a este papa como Nauta de ponto nigro -marino del Mar Negro-, haciendo referencia a su nacimiento en Venecia y a que fue sacerdote de la iglesia de Negreponte) los convocó a una reunión en la ciudad de Lucca y los puso en cautiverio mientras nombraba otros diez cardenales, incluyendo a cuatro de sus sobrinos, para reforzar su posición. Pero, en Aviñón, los cardenales de Benedicto XIII, que también estaban disconformes con la situación, aprovecharon la fuga de siete de los cardenales de Gregorio para reunirse con ellos y acordar la celebración de un concilio en la ciudad de Pisa el 25 de marzo de 1409 con el objetivo de deponer a ambos pontífices y elegir uno nuevo.
Tanto Gregorio XII como Benedicto XIII desconocieron la validez del Concilio de Pisa arguyendo que sólo el papa tenía potestad para convocarlo y, en consecuencia, lo declararon anticanónico. No obstante esa reacción de los dos pontífices, el 5 de junio, en la decimoquinta sesión, el concilio los depuso acusándolos de cismáticos, heréticos y perjuros. Un mes después, el 26 de junio de 1409, el mismo concilio eligió como nuevo papa a Alejandro V quien fijó su residencia en Bolonia, donde falleció diez meses después, el 3 de mayo de 1410, posiblemente envenenado por el cardenal Baldassare Cosa, cuya apresurada ordenación como sacerdote el 24 de mayo había legitimado su consagración cardenalicia al día siguiente para que, siguiendo las órdenes de Segismundo, emperador del Sacro Imperio, y fungiendo como papa, adoptase el nombre de Juan XXIII(otro antipapa) y convocara un nuevo concilio para hacer los ajustes pertinentes.
Acatando el mandato, pero con la intención solapada de conseguir el apoyo de los participantes para ser nombrado único papa legítimo, Juan XXIII convocó y presidió en la ciudad de Cividale del Friuli, el Concilio de Constanza, que inició el 4 de noviembre de 1414. Lo que no se esperaba el papa, era que, haciendo énfasis en un ambiente "conciliarista", el concilio supeditase la voluntad del papa a las decisiones que allí se tomasen y se acordase un nuevo sistema de votaciones en el que tanto los prelados como los príncipes, los teólogos y los canonistas, congregados por naciones, tuviesen voto. Ante la perspectiva de tener que subordinarse a las decisiones conciliares, Juan XXIII intentó huir de Constanza el 20 de marzo de 1415, pero interceptado en su huida fue devuelto al concilio y dos meses después, el 29 de mayo, tras ser acusado de asesinato, violación, sodomía e incesto, fue excomulgado, obligado a abdicar y encarcelado durante tres años.
Por su parte Gregorio XII renunció voluntariamente el 4 de julio de 1415 mediante una bula en la que además reconocía al concilio (es por ello que el concilio de Constanza, convocado por un antipapa, es considerado válido por la Iglesia Católica) y murió dos años después sin conocer a su sucesor. En cambio Benedicto XIII, que se negó a abdicar, fue depuesto por el propio concilio dos años más tarde, el 26 de julio de 1417. Eliminados los obstáculos se eligió como nuevo papa a Martín V (Malaquías se refiere a este papa como Corona veli aurei -La corona del velo de oro-, cita que hace referencia a que en el escudo de armas de los Colonna, su familia, figura una corona y a que fue cardenal diácono de San Jorge del Velo de Oro), quien de inmediato fue reconocido por todos dando fin al Cisma de Occidente, que había dividido la Iglesia durante casi cuarenta años.
Me extendí en anécdotas “faranduleras” porque creo encontrar entre sus vericuetos las claves de las acciones a emprender por el papa recientemente nombrado en este momento coyuntural para la sobrevivencia de los pilares institucionales del capitalismo (familia, iglesia, sociedad, sistemas económico y electoral).
Tras la renuncia de Benedicto XVI, el cardenal Jorge Mario Bergoglio (Buenos Aires, Argentina, 17 de diciembre de 1936) perteneciente a la Compañía de Jesús, fue elegido el 13 de marzo de 2013 en la quinta votación efectuada durante el segundo día de cónclave como el papa 266.°. Bergoglio, quien asumió el nombre papal de Francisco, nombre usado hasta ahora por primera vez en la historia del papado, fue elegido con el objetivo de reformar las estructuras de gobierno de la Iglesia, desacreditadas por las fugas de información sobre una trama interna de corrupción, sexo y tráfico de influencias y, como tal, recibió de manos de su predecesor un informe “Top Secret” de 300 páginas elaborado por tres cardenales en el que se detallan las luchas internas por el poder y el dinero, así como el sistema de chantajes basados en acusaciones con connotaciones sexuales.
Como ya empieza a ser noticia, Francisco, evidentemente dispuesto a romper con el viejo lema de que "los Papas pasan pero la Curia queda", y en clara advertencia de los cambios que implementará, pasó inmediatamente a la acción con la designación de un grupo asesor que lo asistirá en la reforma de la Constitución del gobierno central de la Iglesia. Tal como lo pedían los casi 90 cardenales (de 115) que lo eligieron como pontífice, varios organismos de la Curia serán fusionados; no se descarta que el papa termine reduciendo los dicasterios (ministerios) y consejos pontificios de la Curia y se arriesgue a intervenir el desprestigiado Banco Ambrosiano para convertirlo en una banca dedicada sólo al microcrédito, como exigen amplios sectores católicos.
El selecto grupo asesor de ocho cardenales venidos de los cinco continentes, cuya coordinación estará a cargo de Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa, presidente de Caritas Internationalis, conocido por sus posiciones a favor de una renovación del gobierno central de la Iglesia, tendrá la misión de revisar la Constitución Apostólica Pastor Bonus sobre la Curia Romana de 1988, promulgada por Juan Pablo II y decidir los cambios necesarios para una nueva forma de gobierno colegial, según el modelo de los jesuitas, promovido también por el Concilio Vaticano II que pedía una mayor democratización de la Iglesia. Los otros siete purpurados son: el chileno Francisco Javier Errázuriz Ossa, arzobispo emérito de Santiago de Chile, con experiencia en la maquinaria vaticana, al haber desempeñado cargos en la década de los 90 como consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y miembro de varios dicasterios pontificios como el de Laicos, de Emigrantes e Itinerantes y de los Operadores Sanitarios; el estadounidense Sean Patrick OMalley, arzobispo de Boston, fraile capuchino, espiritual y severo quien se pronunció abiertamente contra las intrigas y juegos de poder de un Vaticano dominado por los tejemanejes de los purpurados italianos (la personalidad de OMalley es muy afín a la de Bergoglio, ya que no sólo recuperó la desprestigiada imagen de la iglesia de Boston debido al escándalo por abusos sexuales, sino que, inclusive, vendió su residencia arzobispal para trasladarse a una modesta habitación en un seminario). Están, además, el italiano Giuseppe Bertello, un hábil diplomático, presidente de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano, el indio Oswald Gracias, arzobispo de Bombay, el alemán Reinhard Marx, arzobispo de Múnich y Freising, el congoleño Laurent Monsengwo Pasinya, arzobispo de Kinshasa, y el australiano George Pell, arzobispo de Sídney. No quedan dudas, con el Papa Francisco, la Iglesia Católica ha iniciado de inmediato la recuperación de su carácter ecuménico, y ése es un gran inicio.
El Socialismo del Siglo 21; la construcción de un mundo justo cuesta enemigos que no perdonan
Hubo una época, ahora mítica, en que ser joven implicaba la obligación de soñar un mundo futuro más justo, equitativo y libre de miserias. Para eso se inventaron las Revoluciones. Para esparcir su simiente transformadora aparecieron los filósofos, los poetas y los juglares; pero, después del éxito de la Revolución Cubana, los enemigos de la Utopía decidieron envenenar el suelo latinoamericano con su vómito de ambición, odio, represión y muerte. Empezaron en Guatemala y rápidamente se escurrieron hasta el cono sur. Con la caída del muro de Berlín la situación ya parecía no tener reversa, hasta cuando apareció en Venezuela un héroe atípico.
El Comandante Presidente, Coronel Hugo Rafael Chávez Frías (Sabaneta, Barinas, Venezuela, 28 de julio de 1954 - Caracas, Venezuela, 5 de marzo de 2013) Presidente de la República Bolivariana de Venezuela desde el 2 de febrero de 1999 hasta su muerte el 5 de marzo de 2013 a las 16:25 hora local, en el Hospital Militar de Caracas, Venezuela. Escapado de las filas militares, se tomó el poder y emprendió su exitosa campaña de liberación civilista de los oprimidos y el hermanamiento solidario de los países latinoamericanos. Contaba para ello con el recurso del petróleo, base exponencial del sistema capitalista. Pero, siendo precisamente ese recurso el origen de todos los odios y guerras de expansión de las potencias industrializadas, resulta obvio y de natural efecto la reacción egoísta y mezquina de una subclase emergente acostumbrada a construir fortunas a la sombra de la corrupción burocrática, el pillaje, el acaparamiento de mercancías, el monopolio de la información y el tráfico de micro poderes.
Cierto que el analfabetismo político de los pueblos latinoamericanos exigió de sus gobernantes una mezcla exótica de arenga promesera y miopía justiciera al estilo de los gobiernos populistas de la accidentada historiología de América Latina: Juan Vicente Gómez en Venezuela, Rafael Leónidas Trujillo en República Dominicana, Anastasio Somoza en Nicaragua, Getúlio Vargas en Brasil o Juan Domingo Perón en Argentina, quienes impusieron un modelo de relación gobierno/pueblo fundada en el paternalismo ambiguo de un estado autoritario que combinaba caprichosamente las técnicas del garrote y la zanahoria. Igualmente cierto que las características idiosincráticas ligadas al tipo de educación de Latinoamérica exigían un perfil de caudillo “carismático”, locuaz y dominante… Ambos requerimientos supo llenarlos con creces el Comandante Presidente, Chávez Frías; sin embargo, esa concentración quizá lo distrajo de darle a su Revolución una fundamentación filosófica y estética que le hiciese viable la perpetuación como sistema ideológico.
El tema es complejo y ya me he extendido demasiado. Sólo quise insinuarlo, porque pienso que si su heredero, el ahora Presidente, Nicolás Maduro, no lo tiene en consideración, va a desperdiciar una oportunidad histórica para los avatares geopolíticos de este siglo que ya consume su segunda década.

viernes, 18 de mayo de 2012

Carlos Fuentes ha regresado a la región más transparente del aire


Qué se puede decir de don Carlos Fuentes Macías (escritor nacido en Panamá de padres mexicanos, el 11 de noviembre de 1928 y fallecido a los 83 años en Ciudad de México, D. F. el 15 de mayo de 2012) que no se le haya dicho durante su larga y prolífica existencia en los mundos de la diplomacia mexicana y la literatura universal: candidato en varias ocasiones al Premio Nobel de Literatura, recibió, entre otros, los premios Rómulo Gallegos en 1977, Cervantes en 1987, Príncipe de Asturias de las Letras en 1994, la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica en 2009 y en el verano de 2011 el Premio Formentor de las Letras en Mallorca... como si fuera poco, Octavio Paz lo presentó en 1972 como miembro al Colegio Nacional y en agosto de 2001 fue nombrado Miembro Honorario de la Academia Mexicana de la Lengua...
Autor de novelas de reconocimiento universal, como lo son La región más transparente (Fondo de Cultura Económica, México, 1958), La muerte de Artemio Cruz (FCE, Colección Popular, México, 1962), Aura (Ediciones Era, México, 1962), Cambio de piel (J. Mortiz, México, 1967), Terra Nostra (J. Mortiz, México, 1975; Seix Barral, Biblioteca Breve 385, Barcelona, 1975) y Gringo Viejo (FCE, colección Tierra Firme, México, 1985), es uno de los pilares del fenómeno literario del último tercio del siglo XX conocido como el Boom latinoamericano junto a Julio Cortázar, Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa. Además de su obra novelística Fuentes, graduado en Leyes en la Universidad Nacional Autónoma de México y en Economía en el Instituto de Altos Estudios Internacionales de Ginebra, llenó las páginas de los principales periódicos de España y Latinoamérica con sus ensayos sobre actualidad política, arte y literatura. Aquí un completo compendio de su producción literaria.
Gran aficionado al cine, el maestro Fuentes escribió guiones para numerosas películas cuyas historias se basaban unas veces en relatos de su autoría, otras en relatos de Juan Rulfo, de quien era su confeso admirador, e incluso en 1966 con el mexicano Juan Ibáñez rodó Tiempo de morir, de Gabriel García Márquez, con quien compartió una profunda amistad. En 1967 hizo la adaptación de Pedro Páramo (la novela de Rulfo que dirigió Carlos Velo); en 1975 hizo la adaptación de Ignacio (otro cuento de Rulfo) y en 1964, junto con Gabriel García Márquez y Roberto Gavaldón como director, El gallo de oro, otro de los relatos esenciales en la narrativa de Rulfo. Entre las obras de su autoría para las cuales hizo la adaptación se encuentran Las dos Elenas ( 1964, filme corto basado en su cuento homónimo y dirigida por José Luis Ibáñez, quien también le dirigió Las dos cautivas, también basada en una historia de Fuentes). De su libro de cuentos Cantar de ciegos salieron Un alma pura (1965), Muñeca Reina (1972 dirigida por Sergio Olhovich)  y en 1988 Vieja Moralidad (mediometraje realizado por Orlando Merino). En 1981 hizo el guión de su novela La cabeza de la hidra para el director mexicano Paul Leduc que le llevó al cine con el título de Complot Petróleo: La cabeza de la hidra. En 1989, el argentino Luis Puenzo le filmó Gringo viejo. En 1992 se empezó a difundir la serie televisiva El espejo enterrado, filmada por él y sobre cuya base publicó el libro homónimo. Lanin A. Gyurko, profesor de la Universidad de Arizona y autor de dos libros sobre la relación de Fuentes con el cine, demuestra la influencia recíproca tanto de Fuentes sobre el cine norteamericano como la del cine sobre la obra literaria de aquel. en The Shattered Screen. Myth and Demythification in the Art of Carlos Fuentes and Billy Wilder (New Orleans: University Press of the South, 2009) y Magic Lens. The Transformation of the Visual Arts in the Narrative World of Carlos Fuentes (New Orleans: University Press of the South, 2010).
En fín, un autor protéico, que algunas veces tocó el umbral del realismo mágico aunque con sus pies siempre afincados en el terreno del realismo social y su mirada guiada por su empatía con los sentimientos humanos. Para entender esta última afirmación, "escuchemos" de boca del propio Fuentes algunos apartes del proceso creativo de algunas de sus novelas (ya saben que soy un maestro del robo de textos; el que sigue lo he fusilado del magnífico blog Del Castillo Literario

LA REGIÓN MÁS TRANSPARENTE
México habla al escritor (1958)
“Pertenecía yo a una tradición, era muy amigo de Rulfo. Admiraba mucho su obra y me parecía que El llano en llamas y Pedro Páramo eran obras definitivas que cerraban un capítulo de estilo, de temática; y quedaba otra parte de la ciudad que no estaba escrita. Yo viví mucho la ciudad: fui muy parrandero, iba a cabarets, a burdeles, a los bailes, conocía mucho a la gente. Salía con Salvador Elizondo, éramos compañeros de parranda, y él se admiraba de mí y, a veces, cuando estábamos en alguno de estos sitios, me decía: ‘¿Por qué mejor no ves a las muchachas en lugar de estar tomando notas?’. Pero yo lo hacía, sin saberlo, para La región más transparente. De manera que cuando me senté a escribir la novela tenía una cantidad de elementos ya guardados inmensa, y la ciudad misma que estaba clamando por ser escrita. Yo sentía eso, que la ciudad me gritaba: ‘¡Escríbeme, por favor!, ¡Escríbeme, ¿por qué nadie me escribe?!’. Cuando salió decían que esa novela no valía la pena”, recordaba Carlos Fuentes. Así surgió una gran novela urbana cuyos retratos siguen vigentes.
AURA
La luz y Maria Callas (1962)
“Estando en casa de una amiga en París vi que ella salía de la recámara y al pasar por el tragaluz, ella, de tan solo 20 años, se transformó en una vieja por la luz que le cayó de repente. Así nació Aura, que escribí en cinco días en un café de París en 1962. Creyendo, como puede uno creer, que la obra era muy original, que no tenía antecedentes, la verdad es que no es así. Uno de ellos lo recordé más tarde, cuando vi en México, en los años cincuenta, La Traviata con María Callas. Ella hacía algo extraordinario al final de la ópera; mientras todas las sopranos echan el Do de pecho y se despiden con un aria enorme, María Callas no. Ella iba apagándose como una llama y cantando más levemente. Se apagaba la voz, se apagaba la vida. Eso me impresionó, y tiene que ver con Aura”. Esa historia de la joven que vive con su tía anciana y viuda y que Felipe Montero quiere liberar hasta que en su empeño entra en la confusión de la realidad.
LA MUERTE DE ARTEMIO CRUZ
Pasado, presente y futuro (1962)
“Entre tanto escribí La muerte de Artemio Cruz, que me faltaba como novela de mí país, de la revolución mexicana. Pero también era yo muy conciente del antecedente realista de otros autores españoles y pensé en la manera de darle otra forma a esta novela. Imaginé que habría tres personas que la contaban: un moribundo Artemio Cruz, en primera persona; la conciencia de Artemio Cruz, en segunda persona; y la vida de Artemio Cruz, en tercera persona. Presente, pasado y futuro”. Con esta novela empezó a adentrarse en la historia, el pasado mexicano, que sería uno de sus pilares literarios.
CAMBIO DE PIEL
Para Julio Cortázar (1967)
“Empezado los años sesenta iba muy bien, pero fue muy problemático porque uno no espera a los 30 años tener tanto éxito. Eso es antes de Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa. Entonces sí tenía nervios, dudas, desorientaciones. Publiqué en 1967 Zona sagrada y Cambio de piel, pero no me sentía a gusto en mi propia piel”. La escribe y la dedica a Julio Cortázar, cuyo mundo late en sus páginas. Cholula es el pueblo mexicano en el que cuatro personas, que iban rumbo a Veracruz en un coche, desvelarán sus personalidades. De nuevo, las sombras de la historia, pero aquí en lo personal, sobre todo de Javier, que sacrificó sus sueños políticos e intelectuales por el amor.
TERRA NOSTRA
Un proyecto de 10 años (1975)
“No me sentí bien en mi propia piel y me preguntaba: 'Después de este éxito qué voy a hacer yo ahora? ¿Acaso voy a ser de esos escritores que escriben dos libros y se quedan en silencio, como Rulfo, o acaso voy a tener una existencia literaria más larga? No lo sabía. Entonces me embarqué en un proyecto literario que duró diez años: Terra nostra. Eso me dio aliento para seguir. Es una novela en la que tuve que investigar a fondo la época. Iba escribiendo poco a poco y la novela iba creciendo como una planta, como un arbolote. La terminé un año nuevo en Washington. Para muchos de mis lectores es mi mejor novela. Es para una minoría, no es una novela popular, de ninguna manera”. Es su obra más experimental. Trata del poder trasplantado de la corona española a sus colonias y para eso se remonta a los orígenes.
GRINGO VIEJO
Un cruce de fronteras (1985)
“Es un continuo cruce de fronteras en toda clase de ámbitos”, decía de Gringo viejo. La vida del periodista y escritor Ambrose Bierce, que un día cruza la frontera mexicana y busca unirse a las tropas de Pancho Villa, le sirve para decir que la vida no es una línea recta, y que no es solo el factor político el que determina destinos.
EL ESPEJO ENTERRADO
La edad del tiempo (1992)
La historia, el tiempo, la memoria y la imaginación están imbricadas en sus narraciones. Pero, ¿en qué momento reflexionó sobre eso?: “Fue a comienzo de los años ochenta. Era un momento blanco. No había más que nieve alrededor mío. No podía ni salir a la calle. Estaba muy encerrado y pensaba en el trópico, en las palmeras, en el mar. Y también en mi obra, entonces pensé en darle un título general y un orden. De ahí salió el nombre de todo mi ciclo literario: La edad del tiempo”. Entonces surge El espejo enterrado. De nuevo las relaciones entre España y América. El mirar atrás. La búsqueda de identidad de una metamorfosis continua. Un ensayo pormenorizado desde el punto de vista sociocultural. Un mundo que es ahijado de la tragedia de una vida utópica y real al tiempo.
LOS AÑOS CON LAURA DÍAZ
La mirada de la mujer (1999)
“Las mejores novelistas del mundo son nuestras abuelas y a ellas, en primer lugar, les debo la memoria en que se funda esta novela”, escribe. Es la reivindicación femenina en la historia de México. Narra de manera paralela la historia de una mujer y la de su país durante una centuria: de 1868 a 1968. Independencias, guerras, revoluciones, guerras cristeras, PRI, modernidad… y los conflictos del mundo.
LA SILLA DEL ÁGUILA
México, el enigma (2003)
“México es un enigma para mí. Un país que se desborda y al que he buscado, tratado de entenderlo desde sus orígenes pero una de las respuestas y señas de identidad es que todo siempre se complica”. Y aquí lo hizo a través de una obra de corrupción política y de la ambición desmadrada que parecen sostener a toda una sociedad.

sábado, 23 de julio de 2011

Amy Winehouse QPD. Vivió rápido, muere jóven

 
Pero no deja un cadáver bien parecido... Amy Jade Winehouse (Londres, 14 de septiembre de 1983 — Londres, 23 de julio de 2011) cantante y compositora conocida mundialmente por su registro vocal, un contralto "acústicamente poderoso", que le facilitó mezclar de manera brillante diversos géneros musicales "clásicos" y "contemporáneos" (soul, jazz, R&B, rock & roll y ska) fue hallada muerta hoy sábado 23 de julio (a este mes le encantan los cantores) en su piso del barrio de Camden, al norte de Londres, según informa la agencia Press Association.
Es en momentos como este, cuando nos hacemos vulnerables a la metafísica, que se nos ocurre pensar en las asociaciones "kármicas" que nos comportan los nombres que debemos portar: Ami "tenía cara de llamarse" Jade, ninguna otra estrella del expectáculo o el modelaje proyectaba tantas y tan profundas semejanzas con el color y la naturaleza de esa mística piedra (demasiado evidente para algunos diseñadores de modas como Karl Lagerfeld); y ni qué decir de su Winehouse, era indudablemente, una "Casa del vino".
Marcada así con esa carga de "humor divino", Ami se dedicó a "andar de cabeza contra el mundo", protagonizando una vertiginosa y agitada carrera, que comenzó en 2003 con el álbum Frank ("homenaje" a Sinatra), nominado por los premios Mercury Prize y se consolidó en 2006 con Back to black, su segundo álbum de estudio, que le otorgó cinco Premios Grammy por Canción del año, Grabación del año y Mejor Artista Nuevo, entre otras de seis nominaciones; con lo cual obuvo el récord de ser la primera artista británica ganadora de cinco Grammys y la primera mujer en ganar la mayor cantidad de reconocimientos en una sola noche.
En febrero de 2007, ganó el BRIT Award a Mejor Artista Británica. También ganó un World Music Award y tres Premios Ivor Novello a la Mejor Canción Contemporánea por su single Stronger Than Me. El mismo año, la cantante se presentó en el Festival de Glastonbury y en el V Festival, entre otros acontecimientos notables. 
Al final, Ami, a esta hora cuando estarás en tu "Casa" reunida con Cobain, Morrison, Hendrix y la  Joplin, pódrás envanecerte de haber tenido razón: El amor es un juego perdido.

sábado, 9 de julio de 2011

Facundo Cabral QPD. Los que te mataron te hicieron inmortal

El dios de la ironía tiene un retorcido sentido de la oportunidad: Hoy 9 de julio, cuando se celebra el Día de Independencia de su patria, Argentina; hoy 9 de julio, cuando se estarían festejando los 76 años de su paisana y partner artística, la Negra Mercedes Sosa; hoy 9 de julio, un año después de que en el mismo sitio, el bulevar "Liberación" ¡! (y en un asalto similar) fuera masacrado el exdiputado de la Unión Nacional de la Esperanza UNE, Obdulio Solórzano Montepeque, fue acribillado con tiros de fúsil AK47, el poeta, cantor y místico FACUNDO CABRAL. Y, como queriendo enfatizar, quién sabe qué, lo citó en Guatemala (no hay otra región en América más parecida a Samarkanda) a la salida de Eos, para bendecirlo con aquella muerte heróica que tantas veces lo había esquivado durante su extenso peregrinaje con su voz y su guitarra al filo de la navaja de las dictaduras absolutistas latinoamericanas.
Protagonista esencial de una gesta épica librada por una generación divina de rebeldes, soñadores y bohemios (Cafrune, Yupanqui, Jara, los Parra, la Sosa, Cortéz, Serrat, Alí Primera, León Gieco...), el Maestro Cabral supo, como nadie, combinar el desparpajo del humor inocente con la ponzoña de la ironía sapiente y la poesía rotunda de los acordes de su guitarra. 
No diré con falsos sentimentalismos que nos va a hacer falta. Hace ya una década que las nuevas generaciones han mutado hacia la esclerosis del oido afectivo haciéndose insensibles y poco receptivas a sus mensajes y propuestas musicales; pero esta noche me emborracharé con vino barato, desempolvaré los LP y gritaré a todo pulmón las prédicas de su Ferrocabral, Entre la esperanza y el amor, Este es un nuevo día y Cantar sólo cantar, hasta caer fundido... Mañana será otro infierno... (las itálicas y las negritas, como siempre, son mi abusiva intervención; doy mis disculpas con el texto original)
"¿Qué es un Hombre sin un sueño? 
Nada.
Un Hombre sin un sueño, a lo sumo es un ciudadano.
Y es grande la diferencia entre un Hombre y un ciudadano.
Ciudadano es el que depende de esa abstracción que llamamos Estado;
Estado es la teta donde maman los ciudadanos, pero el cáncer del Hombre.
El Hombre depende de Dios, es decir de la mismísima vida.
Ciudadano es el que está esperando que alguien haga por él;
lo que él no haría ni por él ni por nadie.
Hombre
es el que sabe que para vivir mejor hay que ser mejor.
Ciudadano es el que busca la verdad y el culpable fuera de él.
Hombre es el que sabe que a la verdad y al culpable
se los busca dentro de uno.
Además en una sociedad competitiva y comparativa como la nuestra,
si existe una escala de valores, que evidentemente existe,
un Hombre es un ser invalorable; sin embargo,
un ciudadano tiene un precio específico,
un ciudadano vale exactamente un voto.
FC.