sábado, 7 de noviembre de 2009

Alda Merini, Chau, poeta QPD

"Navego como una sombra / en el sueño del día / y sin saber / me reconozco como tantos / inclinada sobre un altar / para ser comida quién sabe por quién". 

El primero de noviembre, de la mano de Claude Lévi-Strauss, Alda Merini, poetisa italiana (Milán, 1931) decidió ir a fumarse sus cigarrillos al monte Parnaso para arrojar las colillas en la Fuente de Castalia mientras juguetea con su inseparable collar de perlas. Fumaba 70 u 80 cigarrillos al día, pero a sus 78 años sostenía que el tabaco le había alargado la vida. Considerada una de las voces más claras y profundas de la poesía italiana del siglo XX, se había iniciado en la literatura siendo aún una niña. Dedicó uno de sus primeros poemas al célebre banquero Enrico Cuccia. "Una vez me lo crucé por la calle y le dije: Yo tengo hambre. Él contestó: Buena señal. Ysiguió de largo". Supo narrar en sus poemas, con una frialdad casi ascética, el drama personal de albergar en su espíritu el despiadado huésped de la locura. "La poesía nace de un terreno de dulzura, de amor. Las verdades me vienen de los sueños, los muertos me visitan". En una entrevista reciente contaba que se volvió loca de dolor: "Murieron mis padres a la vez, cuando yo era muy joven. Y luego me separaron de mis hijas, no me dejaron estar con ellas. Fueron criadas por tres familias. No sé cómo encontré el tiempo para tenerlas. Se llaman Emanuela, Barbara, Flavia y Simonetta. Siempre les digo que no digan que son hijas de la poetisa Alda Merini, esa loca. Ellas responden que soy su madre y basta, que no se avergüenzan de mí. Me conmueven". Entre 1961-1978 estuvo recluida en manicomios, con algunos intervalos en los que volvía a su hogar para ser preñada; así nacieron otros tres de sus hijos, entre ellos Bárbara, su hija predilecta. Se casó con un tal Ettore Carniti (un panadero milanés) y una noche, cuando éste regresó a casa con sus ropas impregnadas del perfume de otra mujer, le rompió una silla en la cabeza. Él sobrevivió al golpe, pero a ella la llevaron al Paolo Pini, el viejo hospital psiquiátrico de Milán, donde permaneció hasta 1972. El recuerdo de los electrochoques (37) jamás la abandonaría. "Salir viva fue un milagro, allí se entraba para morir"."El lugar era "terror, odio, sombra y muerte, el infierno de Dante, pero hice amigos allí", "Ése fue mi Premio Nobel". En 1979 produce La Terra Santa, el libro con sus textos más intensos, en los que narra sus experiencias en el hospital psiquiátrico (publicado en 1984 por Vanna Scheiwiller). En octubre de 1983, dos años después de la muerte de su marido, se casó con el poeta Michele Pierri, con quien había entablado una relación telefónica, y se trasladaron a Tarento, donde establecieron su lugar de residencia por tres años. Durante ese periodo escribe los veinte poemas-retrato de La gazza ladra (La urraca ladrona, alusión a una famosa ópera homónima de Rossini) y terminó L'altra verità. Diario di una diversa (La otra verdad. Diario de una distinta). En 1953 , con 22 añitos, publicó su primer libro, Presencia de Orfeo. Escribió también prosa y aforismos, y en 1996 fue propuesta para el Premio Nobel de Literatura por la Academia francesa. Su gran obra, La Terra Santa, le valió en 1993 el Premio Eugenio Montale. Se declaraba loca de amor por Rilke, y le gustaban Hölderlin, Valéry, Melville, Gide, Pirandello, Dante, Manzoni. Y en la vida: "Quasimodo, Manganelli, Montale, Raboni, la Spaziani. A algunos los amé y los tuve". Otros de sus libros son Testamento, Vuoto d"amore, Ballate non pagate, Superba è la notte, L"anima innamorata, Corpo d"amore, La carne degli Angeli.
Con el advenimiento del nuevo siglo, Merini parece reencontrarse con la espiritualidad que había creido querer ignorar: "Me he portado siempre como una gran pecadora y no me he arrepentido de nada", "No voy a la Iglesia a murmurar, pero Dios está aquí conmigo. Olfateo su olor. Dos cosas me convencen de la existencia de Dios: que no soy dueña de mi voluntad y que el océano Pacífico no pueden haberlo creado los científicos", dijo al diario La Repubblica en 2006. Esa convicción se ve reflejada en su producción de esta década: A L'anima innamorata (2000) le siguen otros libros con un marcado carácter místico, hasta el punto que tres de ellos tienen un prólogo de monseñor Gianfranco Ravasi: Corpo d'amore (2004), Poema della croce (2005) y Francesco, canto di una creatura (2007). Todos los textos de carácter religioso de Merini se publicaron en la editorial Frassinelli y estuvieron al cuidado de Arnoldo Mosca, estrecho colaborador de la poeta a partir de 2000. Pero, además de éstos, en 2002 se publica Folle, folle, folle d'amore per te (Loca, loca, loca de amor por ti, Ed. Salani), con una cita de Roberto Vecchioni, autor de Canzone per Alda Merini (Canciones para Alda Merini). También aparece Magnificat, un incontro con Maria (Frassinelli, 2002, con ilustraciones de Ugo Nespolo) y La carne degli Angeli (Frassinelli, 2002, con veinte obras inéditas de Mimmo Paladino). Ese mismo año recibe la Orden al Mérito de la República Italiana con categoría de comendadora.
En 2003 se edita Più bella della poesía è stata la mia vita (Más bella que la poesía ha sido mi vida), con textos y material audiovisual de la autora. En Einaudi aparece Clínica dell'abbandono, con introducción de Ambrogio Borsani y un texto de Vincenzo Mollica. El libro está dividido en dos partes: la primera, Poemi eroici (Poemas heroicos), con versos escritos a finales de los años noventa; la segunda, Clínica dell'abbandono (Clínica del abandono), con poemas de los últimos años, reproduce, con algunas variantes, el texto de Più bella della poesía è stata la mia vita. A finales de 2005 publicó Nel cerchio di un pensiero, teatro per voce sola (En el círculo de un pensamiento, teatro para voz sola, Crocetti Editore), fruto de los dictados telefónicos de Alda Merini a Marco Campedelli y Le briglie d'oro (Poesie per Marina 1984-2004) (Las bridas de oro, Scheiwiller). En 2006 se acerca al género negro con La nera novella (Rizzoli). Fue nombrada Doctora Honoris Causa por la Universidad de Mesina en octubre de 2007.
Una extensa y maravillosa producción poética de un alma vigorosa prisionera en un cuerpo que una vez más, en febrero de 2004, la internaría en el Hospital San Paolo de Milán por problemas de salud. Su precaria situación económica hace que los amigos de la poeta hagan una petición pública de ayuda y reciben apoyo de toda Italia. En internet, se pide desde numerosos blogs la intervención del alcalde milanés, Albertini. La escritora regresa finalmente a su casa de Porta Ticinese. En sus últimos años, puso letra a canciones de artistas como Milva, Lucio Dalla, Roberto Vecchioni o Giovanni Nuti.

Cara Federica
Cara Federicadiro come soffro
perche ci e dato tanto soffrire,
perche vediamo tagliare dalla terra
le nostre spighe migliori
anche io ero una spiga che cresceva nei campi,
credi Federica
i poeti non sono seminati da alcuno
li porta il vento della primavera.
Oggi per la mia donna e un giorno di liberta
ma per noi prigionieri dell arte
e un altro giorno di prigionia.
Non sono felice della mia morte
carissima Federica
eppure me ne dovro andare
Mucho que contar (cuánto hubiera dado Stefan Sweig por relatar su vida), pero el tiempo pasa y el espacio es breve. Chau, pequeña abeja furibunda, que sigas cambiando de color y de medida, como lo dejaste grabado en el perfil de tu blog.