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viernes, 23 de julio de 2010

León de Greiff. De cuando Filosofía Poesía y Música fueron un solo Espíritu mamagallista y sabio

"En una redada de policía que hubo en Bogotá en años pasados, cayó, entre otras muchas personas, León de Greiff, quien se hallaba departiendo con otros literatos y poetas alrededor de una de las mesillas del célebre "Café Automático". Conducidos en carros radiopatrullas a la Inspección de la calle cuarenta, allí fueron todos requisados, aligerados de los papeles que llevaban en los bolsillos, y provisionalmente mandados a los calabozos, mientras en las oficinas se examinaban con detenimiento aquellos papeles, en averiguación de posibles planes subversivos. Una vez terminada la minuciosa inspección, casi todos los detenidos fueron puestos en libertad. Pero León se quedó adentro, como sujeto a todas luces peligroso. El investigador había leído y releído los papeles del poeta, y como no entendiera una palabra, había exclamado con un lampo de triunfo en los ojos: "¡Esta es una clave secreta! ¡Aquí está la clave de los revolucionarios!". Se trataba, desde luego, de algunos de los poemas manuscritos de León de Greiff; y no le faltaba completamente razón a aquel celoso servidor de la causa del orden : León de Greiff es, en el ámbito de la poesía... el inventor y guardián de la clave de una revolución..." Juan Lozano y Lozano.
Este 22 de julio el  Poeta Francisco de Asís León Bogislao de Greiff Häusler (hasta con su nombre mamaba gallo), conocido como León de Greiff, estaría celebrando sus primeros 115 añitos de haber nacido en Medellín, la capital del departamento colombiano de Antioquia, el 22 de julio de 1895, de no haber decidido irse una fria madrugada del 11 de julio de 1976,  hace 34 años, al  Alfheim (hogar de los elfos de luz y patria de sus ancestros). Utilizando seudónimos como "Leo Le Gris" y "Gaspar de la Nuit" el Maestro elaboró una poética basada en la conjugación temática de elementos tomados de la ciencia, el erotismo, la ironía, la ternura, la espiritualidad y la materia; formalmente, alcanzó  la sonoridad rítmica a partir de audaces propuestas lingûísticas y giros del castellano antiguo (asimilados por muchos al culteranismo o neobarroco poético) y, en  lo  conceptual, se suplió del bagaje existencialista de su amigo el filósofo paisa Fernando Gonzalez y las propuestas estéticas del modernismo, el surrealismo francés y el creacionismo de Vicente Huidobro.
Para comprender la inseparable simbiosis entre el mamagallismo raizal, el nihilismo existencial y el lirismo romántico (¿O romanticismo lírico?) de su obra, veamos su respuesta a la ingenua pregunta  del novelista Jaime Ibáñez en una entrevista  para una revista literaria. Pregunta: "Diga usted, Maestro, ¿qué experimentó cuando sintió el deseo de escribir poesía?" Respuesta : "En realidad, joven Ibáñez, creo no recordar cuando sentí tal deseo ni menos aún qué experimenté en tal momento crucialísimo... Hace tanto de ello. Tengo mis sospechas de que no experimenté nada especial y hasta que no sentí tal deseo. Mis primeros -como mis últimos- versos los hice y los haré casi que sin el propósito de lograrlos y sin que ningún afán acúcieme. La primera vez que incurrió en delito poético tendría el chico sus diez y seis años. Ello ocurrió en la Villa de la Candelaria. ¿Motivo, tema de la primera poesía? -Si lo sé mas no lo digo" ¿Y qué otra cosa se le podría haber contestado? digo yo.
Si aun quedan dudas, mire éste su "Registro de Personal": "Estado Civil: Casado, bígamo y aún trigémino; Salud: Muy buena, gracias; Estudios que ha hecho: Filosofía y Letras - Un año de Ingeniería - Veinte años de tanteos sin rumbos; Escuela o colegio en que los hizo: Universidad de Antioquia - Escuela Nacional de Minas - Calle, alcobas, bibliotecas y cafetines; Grado o título que posee: Opifex Verborum - Extractor de esencias - quintas - Musúrgico - Acontista, etc. -Relapso y contumaz hereje; Habilidad especial: Tergiversante, signista, navegador de nubes, tocador de fagot, contabilista y estadístico, domesticación de culebras; (para los empleados de manejo). Clase de fianza: hipoteca sobre sus minas de Condoto (platino) y Netupiromba (peridotos y crisoprasas) y sus pesquerías de perlas en Beba-Beba y sus destilerías de Ginebra en idem; Número y fecha de la escritura: (no recuerdo); Notaría en que fue otorgada: usted notaría que no recuerdo ni el número ni la fecha: tampoco la notaría. (...) No consigo ser "objetivo" a la hora de "antologizar" sus poemas, así que publico los siguientes sin ningún criterio selectivo, usted, amable lector(a) júzguelos y opine.
A los 13 panidas
Porque me ven la barba y el pelo y la alta pipa
dicen que soy poeta..., cuando no porque iluso
suelo rimar -en verso de contorno difuso-
mi viaje byroniano por las vegas del Zipa...,
tal un ventripotente agrómena de jipa
a quien por un capricho de su caletre obtuso
se le antoja, fingirse paraísos...! ¡al uso
de alucinado Poe que el alcohol destripa!,
de Baudelaire diabólico, de angelical Verlaine,
de Arthur Rimbaud malévolo, de sensorial Rubén,
y en fin... ¡hasta del Padre Víctor Hugo omniforme...!

¡Y tánta tierra inútil por escasez de músculos!
¡tánta industria novísima! ¡tánto almacén enorme...!
Pero es tan bello ver fugarse los crepúsculos...
Balada de la fórmula definitiva y paradojal
A Tisaza y Jovica; locos también
I
Necias disquisiciones de fastidiosa ética:
mi cabeza, la ilusa, anda muy mal de juicio...
(¡peor la flaca bolsa, de irónica aritmética...!)
Le pregunté a la Esfinge que tengo a mi servicio:
-oh, ¿cuál será la fórmula de virtud o de vicio, que rija mis futuros?-
y los abstrusos senos musitaron unánimes, en tono profético:
todo no vale nada, si el resto vale menos...!
II
Eblís llévese entonces la ilusión que acaricio,
me dije, seducido por frase tan sintética;
acudí, sin embargo, a otro dios más propicio:
al Buda que reniega la física kinética...
Pendía de sus labios de palidez ascética
y preso oí del verbo los indecibles trenos,
la turbia paradoja de recia apologética:
todo no vale nada si el resto vale menos!
III
Pero no satisfecho de esa sentencia herética
(tan absurda a las fibras de mi amante edificio),
fui tras otras palabras de más suave fonética,
que curasen mi trágico padecer adventicio.
Ninguna, nó, ninguna, dio con el artificio
de ese bálsamo amable de perfumes amenos!
Todas fueron acordes cantando el epinicio:
todo no vale nada, si el resto vale menos!

La luna blanca... y el frío...
La luna blanca... y el frío...
y el dulce corazón mío tan lejano... tan lejano...
¡tanto distante su mano...!
La luna blanca, y el frío
y el dulce corazón mío tan lejano...
Y vagas notas del piano...
Del bosque un aroma arcano...
Y el remurmurar del río...
Y el dulce corazón mío tan lejano...!

Mi pobre amor se está yendo...

Mi pobre amor se está yendo...
yo me quedaré llorando...
La lluvia, leve, cayendo;
una nube, allá, glisando...

Mi pobre amor se está yendo.
Lejos, muy lejos!, soñando
la dulce amada, y tejiendo
su ilusión, me va matando...

Mi pobre amor se está yendo...
¿Qué pasa, que nada entiendo?
Qué pena se va a acercando?

La lluvia, leve, cayendo...
Una nube, allá, glisando...

La dulce amada tejiendo
su ilusión, que voy matando!

Mi pobre amor se está yendo...
Yo me quedaré llorando!
Ritornelo
"Esta rosa fue testigo"
de ése, que si amor no fue;
ninguno otro amor sería.
¡Esta rosa fue testigo
de cuando te diste mía¡
El día, ya no lo sé
-sí lo sé, mas no lo digo-
Esta rosa fue testigo.
De tus labios escuché
la más dulce melodía.
¡Esta rosa fue testigo:
todo en tu ser sonreía!

Todo cuanto yo soñé
de ti, lo tuve conmigo...

Esta rosa fue testigo.

¡En tus ojos naufragué
donde la noche cabía!

Esta rosa fue testigo.

En mis brazos te oprimía,
entre tus brazos me hallé,
luego hallé más tibio abrigo...

Esta rosa fue testigo.

¡Tu fresca boca besé
donde triscó la alegría!

Esta rosa fue testigo
de tu amorosa agonía
cuando del amor gocé
la vez primera contigo!

Esta rosa fue testigo .

"Esta rosa fue testigo"
de ése, que si amor no fue,
ninguno otro amor sería.

Esta rosa fue testigo
de cuando te diste mía!

El día, ya no lo sé
-sí lo sé, mas no lo digo-

Esta rosa fue testigo.

Pues si el amor huyó, pues si el amor se fue...

Pues si el amor huyó, pues si el amor se fue...
dejemos al amor y vamos con la pena,
y abracemos la vida con ansiedad serena,
y lloremos un poco por lo que tanto fue...

Pues si el amor huyó, pues si el amor se fue...
Dejemos al amor y vamos con la pena..
Vayamos a Nirvana o al reino de Thulé,
entre brumas de opio y aromas de café,
y abracemos la vida con ansiedad serena!
Y lloremos un poco por lo que tanto fue...
por el amor sencillo, por la amada tan buena,
por la amada tan buena, de manos de azucena...

Corazón mentiroso! si siempre la amaré!

Canción de Dinarzada

Tú fuiste mía, ardiente Dinarzada:
todo tu ser se le entregó a mi ruego!
todo tu ser se le rindió a mi Nada!
todo tu fuego se fundió en mi fuego!
Tú fuiste mía, ardiente Dinarzada!

Ya qué me importa el torvo rumbo ciego!
Es lumbre para mí la desolada llanura yerma!
Alígero navego bajo la tempestad desmelenada!
Todo tu fuego se fundió en mi fuego!
Tu grande corazón, tu alma extasiada,
tu espíritu finísimo, a mi ruego se rindieron:
donáronse a mi Nada!
Noche: en tus brazos únicos me entrego,
Dinarzada sutil, noche soñada...
Tú fuiste mía, ardiente Dinarzada!

Todo tu fuego se fundió en mi fuego!
Cancioncilla 2
Tú coronas mis quince lustros
con el cíngulo de tus brazos,
con el cíngulo de tus muslos,
con el perfume de tus labios,
con el éxtasis de tu júbilo
-cabrilleante por los lagos auriendrinos, hondos carbundos-.

Con la tersura de tus manos,
con el ardor de tu combusto tesoro en flor,
que orna melado toisón en rizos:
el refugio fragante, que al híspido fauno tú le donas,
-intercolumnio-: oasis tibio entre alabastros.

Tú coronas mis quince lustros con el hechizo de tus labios;
con el cíngulo de tus muslos, con el cíngulo de tus brazos,
con tus fulgentes ojos rútilos, con tus besos trémulos, ávidos,
-ora lustrales, ora lúbricos...-
Con la tersura de tus manos, con tu voz rauca en el susurro,
con tus ímpetus inexhaustos, con tus anhelos sitibundos
que el corazón hinchente: heraldos de los mis goces y los tuyos,
-nuestra embriaguez y nuestro gaudio-.

Con el cíngulo de tus muslos,
con el cíngulo de tus brazos,
con el prodigio intercolumnio con el regusto de tus labios...
Tú coronas mis quince lustros con el brillo de tus ojazos,
-gémulas de móvil mercurio-.

Con tu voz grave, con tu osado corazón fiero,
con tu iluso férvido ensueño,
con tu claro zahareño espíritu agudo.
Con el oreo de tu cálido sexual exhálito
y efluvio, y prístino efluvio y exhálito.
con tu severo rictus duro,
con tu sonrisa en sobresalto, con tu silencio o tu murmurio,
-tu pasional mezzo-soprano que se asordina en el connubio...

- Con el cíngulo de tus brazos, con el cíngulo de tus muslos...
con la caricia de tus manos, con el éxtasis de tu júbilo,
con el éxtasis de mi gaudio, con nuestros éxtasis en uno,
con el embrujo de tus labios,
coronaste mis quince lustros
y continúas coronándolos...