martes, 2 de noviembre de 2010

Miguel Hernández, ¡Poeta!- Cien rayos que no cesan

Miguel Hernández Gilabert (Orihuela, 30 de octubre de 1910 – Alicante, 28 de marzo de 1942). Son tantos las tésis y tratados sobre su vida y su obra, que pretender en este espacio hacer cualquier "disertación" al respecto, resulta ingenuo y necio. Así que, sin más comentarios se le rinde en este comentario un modesto homenaje a los Cien Años de su Nacimiento con el segmento I de su poema Hambre, perteneciente a El hombre acecha, 1937-39, cuya edición fue destruida en la primavera de 1939 por orden de francisco franco. Afortunadamente, en 1981 se hizo una edición facsimilar de uno de los dos ejemplares que sobrevivieron a la conflagración:
Tened presente el hambre: recordad su pasado
turbio de capataces que pagaban en plomo.
Aquel jornal al precio de la sangre cobrado,
con yugos en el alma, con golpes en el lomo.
El hambre paseaba sus vacas exprimidas,
sus mujeres resecas, sus devoradas ubres,
sus ávidas quijadas, sus miserables vidas
frente a los comedores y los cuerpos salubres.
Los años de abundancia, la saciedad, la hartura,
eran sólo de aquellos que se llamaban amos.
Para que venga el pan justo a la dentadura
del hambre de los pobres aquí estoy, aquí estamos.
Nosotros no podemos ser ellos, los de enfrente,
los que entienden la vida por un botín sangriento:
como los tiburones, voracidad y diente,
panteras deseosas de un mundo siempre hambriento.
Años del hambre han sido para el pobre sus años.
Sumaban para el otro su cantidad los panes.
Y el hambre alobadaba sus rapaces rebaños
de cuervos, de tenazas, de lobos, de alacranes.
Hambrientamente lucho yo, con todas mis brechas,
cicatrices y heridas, señales y recuerdos
del hambre, contra tantas barrigas satisfechas:
cerdos con un origen peor que el de los cerdos.
Por haber engordado tan baja y brutalmente,
más abajo de donde los cerdos se solazan,
seréis atravesados por esta gran corriente
de espigas que llamean, de puños que amenazan.
No habéis querido oír con orejas abiertas
el llanto de millones de niños jornaleros.
Ladrábais cuando el hambre llegaba a vuestras puertas
a pedir con la boca de los mismos luceros
En cada casa, un odio como una higuera fosca,
como un tremante toro con los cuernos tremantes,
rompe por los tejados, os cerca y os embosca,
y os destruye a cornadas, perros agonizantes.

4 comentarios:

  1. "Para que venga el pan justo a la dentadura
    del hambre de los pobres aquí estoy, aquí estamos.
    Nosotros no podemos ser ellos, los de enfrente, los que entienden la vida por un botín sangriento: como los tiburones, voracidad y diente, panteras deseosas de un mundo siempre hambriento... No habéis querido oír con orejas abiertas el llanto de millones de niños jornaleros"
    Que entrada has colgado hoy me ha llegado al alma y de las manos de Miguel Hernandez, graciassss, una fortuna que se pudieron recuperar ejemplares de su obra!
    Pocos piensan de verdad en el que pasa hambre cuando se lleva la comida a la boca todos los días, pocos piensan en una madre con sus pequeños hijos tirados a las puertas de un supermecado pidiendo algo de comida para alimentarlos, pocos le compran algo y le dan, pero cuando lo haces ves como sus ojos brillan y no tienen palabrs para agradecerte, es que alguien se fijo en ellos, no paso de largo, con desesperación devoran el alimento. Pocos piensan en los jornaleros que son explotados y trabajan por 2 miserables mangos de sol a sol y se alimentan a mate y pan de días.
    Que díficil es todo D, sería un poquitito mejor si hubiera gente que expresara esto como tú, como lo hizo este gran poeta, que hicieran algo por mínimo que parezca.
    Un besoteeee enorme como una casona para tu alma bella.

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  2. Mi querido amigo: tan actual como entonces y mirá que llovió... "Ellos" siguen ahí y "nosotros" nadando contra corriente.

    ...Nosotros no podemos ser ellos, los de enfrente,
    los que entienden la vida por un botín sangriento:
    como los tiburones, voracidad y diente,
    panteras deseosas de un mundo siempre hambriento...

    Un abrazo muy grande

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  3. ¡Pajariiiitoooo! Si. Esa es la virtud de ustedes, los poetas: Ser atemporales, porque ven más allá de las paredes de la inmediatez. Trinos proféticos con aleteos de alborozo.

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  4. Melody..................................................................................................................¡GRACIAS!

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