lunes, 14 de febrero de 2011

¡Feliz dia a los envalentinados!

Que sea Don Jaime Sabines, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México, 1926 -Ciudad de México 1999, quien les dé argumentos para celebrar el hechizo
Los amorosos
Los amorosos callan.
El amor es el silencio más fino,
el más tembloroso, el más insoportable.
Los amorosos buscan,
los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.
Su corazón les dice que nunca han de encontrar,
no encuentran, buscan.
Los amorosos andan como locos
porque están solos, solos, solos,
entregándose, dándose a cada rato,
llorando porque no salvan al amor.
Les preocupa el amor. Los amorosos
viven al día, no pueden hacer más, no saben.
Siempre se están yendo,
siempre, hacia alguna parte.
Esperan,
no esperan nada, pero esperan.
Saben que nunca han de encontrar.
El amor es la prórroga perpetua,
siempre el paso siguiente, el otro, el otro.
Los amorosos son los insaciables,
los que siempre -¡que bueno!- han de estar solos.
Los amorosos son la hidra del cuento.
Tienen serpientes en lugar de brazos.
Las venas del cuello se les hinchan
también como serpientes para asfixiarlos.
Los amorosos no pueden dormir
porque si se duermen se los comen los gusanos.
En la oscuridad abren los ojos
y les cae en ellos el espanto.
Encuentran alacranes bajo la sábana
y su cama flota como sobre un lago.
Los amorosos son locos, sólo locos,
sin Dios y sin diablo.
Los amorosos salen de sus cuevas
temblorosos, hambrientos,
a cazar fantasmas.
Se ríen de las gentes que lo saben todo,
de las que aman a perpetuidad, verídicamente,
de las que creen en el amor
como una lámpara de inagotable aceite.
Los amorosos juegan a coger el agua,
a tatuar el humo, a no irse.
Juegan el largo, el triste juego del amor.
Nadie ha de resignarse.
Dicen que nadie ha de resignarse.
Los amorosos se avergüenzan de toda conformación.
Vacíos, pero vacíos de una a otra costilla,
la muerte les fermenta detrás de los ojos,
y ellos caminan, lloran hasta la madrugada
en que trenes y gallos se despiden dolorosamente.
Les llega a veces un olor a tierra recién nacida,
a mujeres que duermen con la mano en el sexo,
complacidas,
a arroyos de agua tierna y a cocinas.
Los amorosos se ponen a cantar entre labios
una canción no aprendida,
y se van llorando, llorando,
la hermosa vida.

4 comentarios:

  1. A Sabines le atrae el arte que hay en el ajedrez: la sorpresa artística, la belleza interna del juego, las múltiples posiciones bellas que se suceden en una partida, seguramente a perdido alguna partida amorosa.
    En el juego del amor también los dos jugadores tienen que estar dispuestos asumir la victoria y la derrota. En este momento quizás te encuentres con urgencia de vivir y así es dificil compartir. Eso si amigo mío, nada es para siempre, pero hay que disfrutar lo que dure.
    Besitos tiernos

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  2. ¡Ay, Pajarito! El riesgo en el ajedrez del amor son los enroques (cortos o largos) y las comidas al paso de un peón inesperado. Trinos con muuuchos aleteos

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  3. Ayy mi D que hermosa entrada!!
    Solo tu sabes festejar San Valentín de manera.
    Lo he escuchado varias veces y desde hoy me declaro una Amorosa.
    Todo lo que expresa lo he sentido y lo siento muy dentro.
    Que alivio es encontrar alguien como Sabines que sepa poner en palabras lo que tantas veces he deseado expresar, lo que no comprendía de mi misma y no me salía.
    Es como una catarsis!! Es respirar! Una liberación!
    Graciasss!!
    TKM con muchas M

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  4. ¡Gracias, Melodía! Tú naciste Amorosa. Eso eres tú: Amor que acorta distancias y colma los calendarios. Eres tú con tu presencia y generosidad sin límites quien le da sentido y belleza a estas celebraciones.

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