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viernes, 14 de enero de 2011

Juan Rulfo- Andrew Wyeth: Los ritmos del silencio

Para la siguiente afirmación se me hace necesario especular acerca de la diferencia entre Sabiduría y Erudición. Sin pretender ser apodíctico, se me ocurre que el erudito va de prisa llamando la atención sobre su conocimiento, habla, clama, vocifera, reclama ser escuchado, porque su ruidoso "saber" tiene una finalidad; ha de "servir" para algo. El sabio, en cambio, no va, es uno con el paso del tiempo, no sabe que no sabe, del mismo modo que cualquier mortal corriente "no sabe" que tiene un tobillo, o una pantorrilla o un codo...En su transparente simpleza, al igual que el arroyo, el risco o el arbusto de la montaña, es aparentemente silencioso y engañosamente inmóvil. Al igual que el murmullo del arroyo, los destellos del risco o la danza del arbusto que hamaca el viento, no pretende ser "útil" ni "notable". Sin embargo, su sola existencia basta y sobra para que quienes alguna vez tengamos el privilegio de poderlo contemplar nos regocijemos en su imperceptible fluir y expandamos nuestra percepción hacia esos insondables estados del ánimo que creíamos haber olvidado. Tal es el caso del escritor mejicano Juan Rulfo (Sayula, Jalisco, 16 de mayo de 1917 - México, D. F., 7 de enero de 1986) y el pintor realista estadinense Andrew Wyeth (Chadds Ford, Pennsylvania, Estados Unidos, 12 de julio de 1917 – Filadelfia, EEUU., 16 de enero de 2009). Dos sabios que nos inducen a creer en los caprichos del Hado: Nacen en 1917 y mueren en enero... una "coincidencia" retorcida, de acuerdo; pero, léase este cuento (y todos los que encuentre) de Rulfo y observe las imágenes que ilustran esta entrada (no podía ser otro el ilustrador) de Wyeth y dígame si no percibe la diferencia entre el escribidor o pintor erudito y el sabio cuyo oficio de escritor o artista no fue más que el canal usado por La Obra para hacerse manifiesta. 
Es que somos muy pobres
Aquí todo va de mal en peor. La semana pasada se murió mi tía Jacinta, y el sábado, cuando ya la habíamos enterrado y comenzaba a bajársenos la tristeza, comenzó a llover como nunca. A mi papá eso le dio coraje, porque toda la cosecha de cebada estaba asoleándose en el solar. Y el aguacero llegó de repente, en grandes olas de agua, sin darnos tiempo ni siquiera a esconder aunque fuera un manojo; lo único que pudimos hacer, todos los de mi casa, fue estarnos arrimados debajo del tejabán, viendo cómo el agua fría que caía del cielo quemaba aquella cebada amarilla tan recién cortada.
Y apenas ayer, cuando mi hermana Tacha acababa de cumplir doce años, supimos que la vaca que mi papá le regaló para el día de su santo se la había llevado el río
El río comenzó a crecer hace tres noches, a eso de la madrugada. Yo estaba muy dormido y, sin embargo, el estruendo que traía el río al arrastrarse me hizo despertar en seguida y pegar el brinco de la cama con mi cobija en la mano, como si hubiera creído que se estaba derrumbando el techo de mi casa. Pero después me volví a dormir, porque reconocí el sonido del río y porque ese sonido se fue haciendo igual hasta traerme otra vez el sueño.
Cuando me levanté, la mañana estaba llena de nublazones y parecía que había seguido lloviendo sin parar. Se notaba en que el ruido del río era más fuerte y se oía más cerca. Se olía, como se huele una quemazón, el olor a podrido del agua revuelta.
A la hora en que me fui a asomar, el río ya había perdido sus orillas. Iba subiendo poco a poco por la calle real, y estaba metiéndose a toda prisa en la casa de esa mujer que le dicen la Tambora. El chapaleo del agua se oía al entrar por el corral y al salir en grandes chorros por la puerta. La Tambora iba y venía caminando por lo que era ya un pedazo de río, echando a la calle sus gallinas para que se fueran a esconder a algún lugar donde no les llegara la corriente.
Y por el otro lado, por donde está el recodo, el río se debía de haber llevado, quién sabe desde cuándo, el tamarindo que estaba en el solar de mi tía Jacinta, porque ahora ya no se ve ningún tamarindo. Era el único que había en el pueblo, y por eso nomás la gente se da cuenta de que la creciente esta que vemos es la más grande de todas las que ha bajado el río en muchos años.
Mi hermana y yo volvimos a ir por la tarde a mirar aquel amontonadero de agua que cada vez se hace más espesa y oscura y que pasa ya muy por encima de donde debe estar el puente. Allí nos estuvimos horas y horas sin cansarnos viendo la cosa aquella. Después nos subimos por la barranca, porque queríamos oír bien lo que decía la gente, pues abajo, junto al río, hay un gran ruidazal y sólo se ven las bocas de muchos que se abren y se cierran y como que quieren decir algo; pero no se oye nada. Por eso nos subimos por la barranca, donde también hay gente mirando el río y contando los perjuicios que ha hecho. Allí fue donde supimos que el río se había llevado a la Serpentina, la vaca esa que era de mi hermana Tacha porque mi papá se la regaló para el día de su cumpleaños y que tenía una oreja blanca y otra colorada y muy bonitos ojos.
No acabo de saber por qué se le ocurriría a la Serpentina pasar el río este, cuando sabía que no era el mismo río que ella conocía de a diario. La Serpentina nunca fue tan atarantada. Lo más seguro es que ha de haber venido dormida para dejarse matar así nomás por nomás. A mí muchas veces me tocó despertarla cuando le abría la puerta del corral porque si no, de su cuenta, allí se hubiera estado el día entero con los ojos cerrados, bien quieta y suspirando, como se oye suspirar a las vacas cuando duermen.
Y aquí ha de haber sucedido eso de que se durmió. Tal vez se le ocurrió despertar al sentir que el agua pesada le golpeaba las costillas. Tal vez entonces se asustó y trató de regresar; pero al volverse se encontró entreverada y acalambrada entre aquella agua negra y dura como tierra corrediza. Tal vez bramó pidiendo que le ayudaran. Bramó como sólo Dios sabe cómo.
Yo le pregunté a un señor que vio cuando la arrastraba el río si no había visto también al becerrito que andaba con ella. Pero el hombre dijo que no sabía si lo había visto. Sólo dijo que la vaca manchada pasó patas arriba muy cerquita de donde él estaba y que allí dio una voltereta y luego no volvió a ver ni los cuernos ni las patas ni ninguna señal de vaca. Por el río rodaban muchos troncos de árboles con todo y raíces y él estaba muy ocupado en sacar leña, de modo que no podía fijarse si eran animales o troncos los que arrastraba.
Nomás por eso, no sabemos si el becerro está vivo, o si se fue detrás de su madre río abajo. Si así fue, que Dios los ampare a los dos.
La apuración que tienen en mi casa es lo que pueda suceder el día de mañana, ahora que mi hermana Tacha se quedó sin nada. Porque mi papá con muchos trabajos había conseguido a la Serpentina, desde que era una vaquilla, para dársela a mi hermana, con el fin de que ella tuviera un capitalito y no se fuera a ir de piruja como lo hicieron mis otras dos hermanas, las más grandes.
Según mi papá, ellas se habían echado a perder porque éramos muy pobres en mi casa y ellas eran muy retobadas. Desde chiquillas ya eran rezongonas. Y tan luego que crecieron les dio por andar con hombres de lo peor, que les enseñaron cosas malas. Ellas aprendieron pronto y entendían muy bien los chiflidos, cuando las llamaban a altas horas de la noche. Después salían hasta de día. Iban cada rato por agua al río y a veces, cuando uno menos se lo esperaba, allí estaban en el corral, revolcándose en el suelo, todas encueradas y cada una con un hombre trepado encima.
Entonces mi papá las corrió a las dos. Primero les aguantó todo lo que pudo; pero más tarde ya no pudo aguantarlas más y les dio carrera para la calle. Ellas se fueron para Ayutla o no sé para dónde; pero andan de pirujas.
Por eso le entra la mortificación a mi papá, ahora por la Tacha, que no quiere vaya a resultar como sus otras dos hermanas, al sentir que se quedó muy pobre viendo la falta de su vaca, viendo que ya no va a tener con qué entretenerse mientras le da por crecer y pueda casarse con un hombre bueno, que la pueda querer para siempre. Y eso ahora va a estar difícil. Con la vaca era distinto, pues no hubiera faltado quién se hiciera el ánimo de casarse con ella, sólo por llevarse también aquella vaca tan bonita.
La única esperanza que nos queda es que el becerro esté todavía vivo. Ojalá no se le haya ocurrido pasar el río detrás de su madre. Porque si así fue, mi hermana Tacha está tantito así de retirado de hacerse piruja. Y mamá no quiere.
Mi mamá no sabe por qué Dios la ha castigado tanto al darle unas hijas de ese modo, cuando en su familia, desde su abuela para acá, nunca ha habido gente mala. Todos fueron criados en el temor de Dios y eran muy obedientes y no le cometían irreverencias a nadie. Todos fueron por el estilo. Quién sabe de dónde les vendría a ese par de hijas suyas aquel mal ejemplo. Ella no se acuerda. Le da vueltas a todos sus recuerdos y no ve claro dónde estuvo su mal o el pecado de nacerle una hija tras otra con la misma mala costumbre. No se acuerda. Y cada vez que piensa en ellas, llora y dice: "Que Dios las ampare a las dos."
Pero mi papá alega que aquello ya no tiene remedio. La peligrosa es la que queda aquí, la Tacha, que va como palo de ocote crece y crece y que ya tiene unos comienzos de senos que prometen ser como los de sus hermanas: puntiagudos y altos y medio alborotados para llamar la atención.
-Sí -dice-, le llenará los ojos a cualquiera dondequiera que la vean. Y acabará mal; como que estoy viendo que acabará mal.
Ésa es la mortificación de mi papá.
Y Tacha llora al sentir que su vaca no volverá porque se la ha matado el río. Está aquí a mi lado, con su vestido color de rosa, mirando el río desde la barranca y sin dejar de llorar. Por su cara corren chorretes de agua sucia como si el río se hubiera metido dentro de ella.
Yo la abrazo tratando de consolarla, pero ella no entiende. Llora con más ganas. De su boca sale un ruido semejante al que se arrastra por las orillas del río, que la hace temblar y sacudirse todita, y, mientras, la creciente sigue subiendo. El sabor a podrido que viene de allá salpica la cara mojada de Tacha y los dos pechitos de ella se mueven de arriba abajo, sin parar, como si de repente comenzaran a hincharse para empezar a trabajar por su perdición.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Los juegos de los muchachos

Hasta hace una generación, digamos, cosa de diez a veinte años (¡miércoles! parece una eternidad), la Infancia, ese estadio del desarrollo vital coloquialmente agrupado bajo el adjetivo cariñoso de muchachada, era un estadio integrado del cuerpo, el alma y la mente en el que la sobrecarga energética impelía a la acción. Digo que hasta hace  una generación, porque es evidente que el proceso pangeico de digitalización mediática penetró por el nicho del "entretenimiento" para modificar tanto la forma de relacionarnos, como las funciones del juego y la expresión corporal; pero ese será tema de otra entrada... Desde la perspectiva de lo que aquí quiero plantear, el mundo infantil era aquel Reino de la Imaginación  cuyo mandato único era la actividad constante. Su antípoda natural era el pensamiento y, por ende el estudio y el saber (ahora sí me es fácil entender el mito bíblico de la expulsión del Paraíso por "haber mordido la manzana del conocimiento"). La acción se expresaba en el Juego. Era éste el recurso mediante el cual los muchachos "quemaban" las energías inagotables, adquirían las destrezas indispensables para ganarse el respeto y admiración de su respectiva pandilla y, sobre todo, asimilaban por emulación los valores culturales y las representaciones sociales de su entorno afectivo y comunitario.
En esencia, el juego es el acto de hacer palpables los devaneos de la imaginación, no tiene más pretensiones que el goce por el goce, ni más coordenadas que el aquí y el ahora; su poder de ensimismamiento nos distrae la conciencia de las contingencias inmediatas y nos hace inmunes a los efectos y consecuencias de lo obrado. En su reino de Jauja toda actividad es posible, todo gesto es semejante y todo resultado impecable: Nadie más grave que un niño jugando a médico, ni más serio que el pequeño "automovilista", ni más "letal" que la parodia infantil de un policía, ni más hacendosa o "sexi" que la niña que imitaba a su madre, hermana o tía en las labores domésticas y en los desfiles de pasarela.
La evolución de una metódica comportamental a partir de la emulación lúdica de las acciones de terceros constituye la causa necesaria de la formación de las estructuras superiores del pensamiento que habrán de consolidarse como expresión de una maduración intelectual consecuente con la edad biológica, la cual acabará haciéndose manifiesta en el grado de evolución social y cultural de una comunidad. Es por eso que uno de los instrumentos antropológicos más eficaces para determinar el modelo de desarrollo social y cultural de una población, es el estudio y conocimiento de sus juegos infantiles. (Un referente de estudios al respecto  -desde la sicología- puede hallarse en Piaget, Vigotski y Gowin)
El proceso individual de maduración  trae consigo la percepción del OTRO como alguien externo a nuestra subjetividad que limita nuestro espacio y condiciona nuestro querer hacer, dando inicio a la transformación del espíritu lúdico en afán competitivo. El juego, entonces, pierde su dimensión gratificante, se convierte en disputa de poderes, factor de ingresos económicos, trabajo, disciplina... Nada menos lúdico que un deportista de "alta competencia", un "animador", un payaso o un "recreacionista". La imaginación, entonces,  es desplazada a un sector vergonzante de la personalidad (en adelante será llamada "la loca de la casa") donde se irá transformando en un endriago grotesco que aprovechará cualquier obnubilación de la conciencia "adulta" por alicoramiento (o empendejamieto, que es más nocivo) para dejar ver su trasero atrofiado y ridículo.
Desafortunadamente, como ése es un evento que acaece hasta en las peores familias, se nos ha vuelto epidemia en Colombia ver a un enano cuarentón que, fungiendo como ministro de agricultura, se sentaba en las sesiones del Congreso a chatear con sus compinches sobre la sensualidad de las senadoras; o a otro  personajillo cincuentón obsesionado en responder los twits que le llegan a su blackberry; o a una ex congresista jamona que, al ser faltoneada por el personajillo anterior, denuncia las claves del negociado para la reelección presidencial y finalmente "escribe" un libro de delaciones (ah, y posa empelota para una revista de farándula); o a unos sesentones de cuatro soles, veteranos de ninguna guerra, dilapidar el 47% del presupuesto nacional en comprar jugueticos bélicos; o a un viejo setentón fungiendo como Procurador de la Nación salir con una charada como la de intentar atribuirse los méritos de la liberación de las FARC; o a una cuadrilla de vetustos locutores de radio jugando a ser guardianes y fiscales de una supuesta moral pública, o a los agentes de la interpol capturando a Julian Assange por haber "tirado sin condón"...
No es una regresión a la infancia... Es que estos personajes se "maduraron biches" y ahora, con un mapa mental esbozado en su primera infancia y con un timón ético robado a los modelos de su juventud, dan bandazos a la deriva en el revuelto océano de la gestión pública. Si las cosas siguen así, muy pronto asistiremos al espectáculo de una gerontocracia con botox en el raciocinio.

sábado, 4 de diciembre de 2010

WikiLeaks: El recurso del rumor como imán publicitario

 
Sería fantástico. El artilugio podría devolvernos a todos los humanos del común la ilusión de poder ser censores de las tropelías de los poderosos. ¿Se imagina un mundo en el que la Opinión Pública de cualquier lugar del planeta pueda informarse  de los manejos políticos, económicos, estratégicos, etc. con sólo desplazar un cursor? Una versión inversa del ojo omnisciente de El Gran Hermano en 1984, la novela de George Orwell. ¿Cómo tratarían sus temas el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, los 8, los 20, los del Bilderberg o los politicastros locales? Desafortunadamente, desde sus orígenes, la internet, y todo lo que por ella corre, está atada a unos sofisticadísimos planes de manipulación ideológica y control político de quienes la inventaron y la están difundiendo a lo esférico y profundo de este planeta. No se me ocurre un adjetivo para calificar a quien pueda creer por un momento que alguien tiene los recursos económicos (y la locura) suficientes para acceder y echar a rodar una "información clasificada" que afecte verdaderamente la espina dorsal del sistema en que se sustenta. ¡Claro! Desde un rinconcito de lo utópico, uno podría esperar la aparición de un nuevo estilo de héroe robinjudesco que se hackeara la "información clasificada", esos Top Secret de los sistemas político gringo, militar israelí o económico británico cuya divulgación estremeciese las bases políticas, militares o económicas de su stablishment .
Julian Assange
Anticipando la posibilidad de que ello llegase a suceder ¿Cuál piensa Usted que sería la mejor estrategia de prevención? La historia nos ha enseñado que las más comunes y eficaces son las del rumor y el simulacro. Desde la perspectiva de la propaganda política, el rumor puede servir para imponer la aceptación de un personaje o para desacreditar a un adversario incómodo; el simulacro permite estudiar reacciones, siembra la expectativa sobre eventos y consecuencias y, lo más importante, debilita las bases del suceso emulado.
Bradley Manning
Si nos ponemos de acuerdo en el predicamento anterior y prestamos atención al sabio aforismo Piensa mal y acertarás, quizá le parezca que valga la pena preguntarse de dónde diablos salió Julian Assange, cómo consigue financiar su WikiLeaks, por qué los doscientosmil y pico de archivos que ha echado a rodar apoyado en un aparatoso sistema publicitario que apoyaron y fortalecieron los gobiernos de Estados Unidos, Francia y Alemania, no aportan un solo dato verdaderamente trascendental, por qué hay tanto glamour en los sujetos involucrados... Todos ellos: Assange, Manning y Lamo parecen extraidos de un estudio de Hollywood. Y, si se escucha sus declaraciones, la sospecha se hace más fuerte. El miércoles 1 de diciembre la W Colombia entrevistó a Adrian Lamo, el supuesto hacker que delató al soldado Bradley Manning.
Adrian Lamo
El caso es que Lamo, quien a pesar de (o precisamente por ello) dominar un perfecto español sin acento ni baches semánticos ni sintácticos, ralentizaba su hablar hasta el punto de hacer creer que tenía algunos problemas mentales, dejó entrever en su monólogo un libreto diseñado por uno de esos gringos que creen que al sur del Rio Bravo todos los latinos somos iguales. Para completar, el tipo, de apellido Lamo, dice que es de padre colombiano... Podría ser. Algún inmigrante italiano que iba para las pandillas de Nueva York y se le hizo más fácil la vuelta pasándose por este país de oprtunidades. Decía la periodista, al borde del soponcio, que el entrevistado era el papá de los pollitos, la última coca-cola del desierto, el non plus ultra en "el bajo mundo de los hackers" (sic) y que dormía en edificios abandonados... En fin... mire las fotos, escuche el audio y saque Usted sus conclusiones.
Ah... y todo esto "coincidiendo" con el lanzamiento sincronizado de La red social una cinta que ya ha recibido los premios a mejor película, mejor director, mejor actor protagonista y mejor guión adaptado que otorgan la Asociación Nacional de Críticos de cine.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Receta de mujer 5: La evanescencia de las mariposas

Neferu Atón Nefertiti (-1370 a -1330 a. C)
"Cuando asedien tu faz cuarenta inviernos
y ahonden surcos en tu prado hermoso,
tu juventud, altiva vestidura,
será un andrajo que no mira nadie.
Y si por tu belleza preguntaran,
tesoro de tu tiempo apasionado,
decir que yace en tus sumidos ojos
dará motivo a escarnios o falsías..."
(Fragmento) 
William Shakespeare (Versión de Manuel Mujica Láinez)
Soy un obseso cazador de bellos motivos. Esa manía me ha obligado a ir por mi pequeño mundo provisto de una cámara fotográfica (en cualquier lugar, en cualquier momento te puede asaltar, como un rayo, la Belleza). Con la práctica he aprendido la importancia de la discreción: No ostentar una costosa cámara en lugares públicos y JAMAS intentar fotografiar a mujeres mayores de, digamos, 30 añitos. Después de esa edad, todas ellas tienen (o son tenidas por) un energúmeno dispuesto a hacernos pasar un mal momento si no borramos las fotografías. Con las menores de esa edad sucede todo lo contrario... pero ya hablaremos de ello en una futura ocasión. En fin, que todo este preámbulo es para meditar un momento sobre esa desafortunada ingratitud de la belleza, que una mañana cualquiera decide escaparse de los rostros para encapsularse en un capullo de nostalgia y olvido. En la presente galería hay rostros (y cuerpos) cuya hermosura estremeció imperios, enloqueció superagentes, atrapó monarcas, impuso modas y estilos, hizo soñar amoríos imposibles y universalizó un cánon femenino. ¿A cuántas de ellas les puede poner el nombre respectivo?
 
 


1-Audrey Hepburn (Ixelles/Elsene, Bélgica, 4 de mayo de 1929 – Tolochenaz, Suiza, 20 de enero de 1993)
2-Ava Lavinia Gardner (Brogden, Carolina del Norte, 24 de diciembre de 1922 - Londres, 25 de enero de 1990)
3-Betty Mae Page (Nashville, Tennessee, 22 de abril de 1923 - Los Ángeles, California, 11 de diciembre de 2008)
4-Brigitte Bardot (París, 28 de septiembre de 1934)
5-Brooke Christa Camille Shields (31 de mayo de 1965, Nueva York, Estados Unidos)
6-Catherine Deneuve (París, 22 de octubre de 1943)
7-Diana Rigg CBE (n. 20 de julio de 1938)
8-Grace Patricia Kelly (12 de noviembre de 1929 - 14 de septiembre de 1982)
9-Ingrid Bergman (29 de agosto de 1915 - 29 de agosto de 1982)
10-Isabelle Yasmine Adjani (París, 27 de junio de 1955)
11-Jayne Mansfield (Bryn Mawr, Pennsylvania, 19 de abril de 1933 — 29 de junio de 1967)
12-Marilyn Monroe (Los Ángeles, California, Estados Unidos, 1 de junio de 1926 – Ibídem, 5 de agosto de 1962)
13- Marlene Dietrich (Berlín, 27 de diciembre de 1901 – París, 6 de mayo de 1992)
14- Nastassja Aglaia Nakszyński Kinski (Berlín, 24 de enero de 1959)
15- Ornella Muti ( Roma, Italia, 9 de marzo de 1955)
16- Raquel Welch (Chicago, 5 de septiembre de 1940)
17- Rita Hayworth  (Nueva York, 17 de octubre de 1918 - id., 14 de mayo de 1987)
18- Rocío Dúrcal (Madrid, 4 de octubre de 1944 – Torrelodones, Comunidad de Madrid, 25 de marzo de 2006)
19- Twiggy (Neasden, Londres, 19 de septiembre de 1949)
20- Ursula Andress (Berna, Suiza, 19 de marzo de 1936)

sábado, 16 de octubre de 2010

Mineros de Chile-Una versión moderna de la alegoría platónica de la caverna

Más que una tragedia, los 33 mineros chilenos atrapados en la mina San José fueron los protagonistas involuntarios de un elaborado Reality que muy habilmente supieron explotar los políticos y los comerciantes de chucherías que medraron del apoteósico show mediático (un ejemplo pequeñisimo: Las gafas Oakley modelo Radar que tuvo que usar cada uno de los mineros durante todo el tiempo de su exposición ante la tv. mundial cuesta US $260 la unidad). Por supuesto que el esfuerzo mancomunado de un grupo de seres humanos por ayudar a sus congéneres es conmovedor; pero se me hace que es la explotación de esa conmoción la que merece un análisis riguroso. Yo, entre muchas imágenes alternas que el evento me suscita (imposible no asociar con un coito la penetración de un falo rígido por un estrecho agujero, la acechanza de los óvulos dentro de la matriz subterránea y la forma lenta y acompasada como la cápsula se retrotraía  una y otra vez por el mismo meato para aflorar a la superficie siendo portadora de una "nueva" vida), quiero dejar aquí registrada la más obvia, como para que cada quien piense y concluya.
Para aclarar la garrotera dada a los políticos al final del libro VI. (496a-497b) de su República, Platón comienza el libro VII con la exposición del Mito de la Caverna utilizándolo a manera de alegoría para explicar la situación en que se encuentra el hombre respecto al conocimiento. (versión de J.M. Pabón y M. Fernández Galiano, Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1981 (3ª edición)
I - Y a continuación -seguí-, compara con la siguiente escena el estado en que, con respecto a la educación o a la falta de ella, se halla nuestra naturaleza.
Imagina una especie de cavernosa vivienda subterránea provista de una larga entrada, abierta a la luz, que se extiende a lo ancho de toda la caverna, y unos hombres que están en ella desde niños, atados por las piernas y el cuello, de modo que tengan que estarse quietos y mirar únicamente hacia adelante, pues las ligaduras les impiden volver la cabeza; detrás de ellos, la luz de un fuego que arde algo lejos y en plano superior, y entre el fuego y los encadenados, un camino situado en alto, a lo largo del cual suponte que ha sido construido un tabiquillo parecido a las mamparas que se alzan entre los titiriteros y el público, por encima de las cuales exhiben aquellos sus maravillas. 
- Ya lo veo-dijo. 
- Pues bien, ve ahora, a lo largo de esa paredilla, unos hombres que transportan toda clase de objetos, cuya altura sobrepasa la de la pared, y estatuas de hombres o animales hechas de piedra y de madera y de toda clase de materias; entre estos portadores habrá, como es natural, unos que vayan hablando y otros que estén callados. 
- ¡Qué extraña escena describes -dijo- y qué extraños prisioneros! 
- Iguales que nosotros-dije-, porque en primer lugar, ¿crees que los que están así han visto otra cosa de sí mismos o de sus compañeros sino las sombras proyectadas por el fuego sobre la parte de la caverna que está frente a ellos? 
- ¿Cómo--dijo-, si durante toda su vida han sido obligados a mantener inmóviles las cabezas? 
- ¿Y de los objetos transportados? ¿No habrán visto lo mismo? 
- ¿Qué otra cosa van a ver? 
- Y si pudieran hablar los unos con los otros, ¿no piensas que creerían estar refiriéndose a aquellas sombras que veían pasar ante ellos? 
- Forzosamente. 
- ¿Y si la prisión tuviese un eco que viniera de la parte de enfrente? ¿Piensas que, cada vez que hablara alguno de los que pasaban, creerían ellos que lo que hablaba era otra cosa sino la sombra que veían pasar? 
- No, ¡por Zeus!- dijo. 
- Entonces no hay duda-dije yo-de que los tales no tendrán por real ninguna otra cosa más que las sombras de los objetos fabricados. 
- Es enteramente forzoso-dijo. 
- Examina, pues -dije-, qué pasaría si fueran liberados de sus cadenas y curados de su ignorancia, y si, conforme a naturaleza, les ocurriera lo siguiente. Cuando uno de ellos fuera desatado y obligado a levantarse súbitamente y a volver el cuello y a andar y a mirar a la luz, y cuando, al hacer todo esto, sintiera dolor y, por causa de las chiribitas, no fuera capaz de ver aquellos objetos cuyas sombras veía antes, ¿qué crees que contestaría si le dijera d alguien que antes no veía más que sombras inanes y que es ahora cuando, hallándose más cerca de la realidad y vuelto de cara a objetos más reales, goza de una visión más verdadera, y si fuera mostrándole los objetos que pasan y obligándole a contestar a sus preguntas acerca de qué es cada uno de ellos? ¿No crees que estaría perplejo y que lo que antes había contemplado le parecería más verdadero que lo que entonces se le mostraba? 
- Mucho más-dijo.

II. -Y si se le obligara a fijar su vista en la luz misma, ¿no crees que le dolerían los ojos y que se escaparía, volviéndose hacia aquellos objetos que puede contemplar, y que consideraría qué éstos, son realmente más claros que los que le muestra .? 
- Así es -dijo. 
- Y si se lo llevaran de allí a la fuerza--dije-, obligándole a recorrer la áspera y escarpada subida, y no le dejaran antes de haberle arrastrado hasta la luz del sol, ¿no crees que sufriría y llevaría a mal el ser arrastrado, y que, una vez llegado a la luz, tendría los ojos tan llenos de ella que no sería capaz de ver ni una sola de las cosas a las que ahora llamamos verdaderas? 
- No, no sería capaz -dijo-, al menos por el momento. 
- Necesitaría acostumbrarse, creo yo, para poder llegar a ver las cosas de arriba. Lo que vería más fácilmente serían, ante todo, las sombras; luego, las imágenes de hombres y de otros objetos reflejados en las aguas, y más tarde, los objetos mismos. Y después de esto le sería más fácil el contemplar de noche las cosas del cielo y el cielo mismo, fijando su vista en la luz de las estrellas y la luna, que el ver de día el sol y lo que le es propio. 
- ¿Cómo no? 
- Y por último, creo yo, sería el sol, pero no sus imágenes reflejadas en las aguas ni en otro lugar ajeno a él, sino el propio sol en su propio dominio y tal cual es en sí mismo, lo que. él estaría en condiciones de mirar y contemplar. 
- Necesariamente -dijo. 
- Y después de esto, colegiría ya con respecto al sol que es él quien produce las estaciones y los años y gobierna todo lo de la región visible, y que es, en cierto modo, el autor de todas aquellas cosas que ellos veían. 
- Es evidente -dijo- que después de aquello vendría a pensar en eso otro. 
- ¿Y qué? Cuando se acordara de su anterior habitación y de la ciencia de allí y de sus antiguos compañeros de cárcel, ¿no crees que se consideraría feliz por haber cambiado y que les compadecería a ellos? 
- Efectivamente. 
- Y si hubiese habido entre ellos algunos honores o alabanzas o recompensas que concedieran los unos a aquellos otros que, por discernir con mayor penetración las sombras que pasaban y acordarse mejor de cuáles de entre ellas eran las que solían pasar delante o detrás o junto con otras, fuesen más capaces que nadie de profetizar, basados en ello, lo que iba a suceder, ¿crees que sentiría aquél nostalgia de estas cosas o que envidiaría a quienes gozaran de honores y poderes entre aquellos, o bien que le ocurriría lo de Homero, es decir, que preferiría decididamente "trabajar la tierra al servicio de otro hombre sin patrimonio" o sufrir cualquier otro destino antes que vivir en aquel mundo de lo opinable? 
- Eso es lo que creo yo -dijo -: que preferiría cualquier otro destino antes que aquella vida. 
- Ahora fíjate en esto -dije-: si, vuelto el tal allá abajo, ocupase de nuevo el mismo asiento, ¿no crees que se le llenarían los ojos de tinieblas, como a quien deja súbitamente la luz del sol? 
- Ciertamente -dijo. 
- Y si tuviese que competir de nuevo con los que habían permanecido constantemente encadenados, opinando acerca de las sombras aquellas que, por no habérsele asentado todavía los ojos, ve con dificultad -y no sería muy corto el tiempo que necesitara para acostumbrarse-, ¿no daría que reír y no se diría de él que, por haber subido arriba, ha vuelto con los ojos estropeados, y que no vale la pena ni aun de intentar una semejante ascensión? ¿Y no matarían; si encontraban manera de echarle mano y matarle, a quien intentara desatarles y hacerles subir?. 
- Claro que sí -dijo.

III. -Pues bien -dije-, esta imagen hay que aplicarla toda ella, ¡oh amigo Glaucón!, a lo que se ha dicho antes; hay que comparar la región revelada por medio de la vista con la vivienda-prisión, y la luz del fuego que hay en ella, con el poder del. sol. En cuanto a la subida al mundo de arriba y a la contemplación de las cosas de éste, si las comparas con la ascensión del alma hasta la. región inteligible no errarás con respecto a mi vislumbre, que es lo que tú deseas conocer, y que sólo la divinidad sabe si por acaso está en lo cierto. En fin, he aquí lo que a mí me parece: en el mundo inteligible lo último que se percibe, y con trabajo, es la idea del bien, pero, una vez percibida, hay que colegir que ella es la causa de todo lo recto y lo bello que hay en todas las cosas; que, mientras en el mundo visible ha engendrado la luz y al soberano de ésta, en el inteligible es ella la soberana y productora de verdad y conocimiento, y que tiene por fuerza que verla quien quiera proceder sabiamente en su vida privada o pública.
- También yo estoy de acuerdo -dijo-, en el grado en que puedo estarlo.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Especulación patafísica sobre el Punto de Quiebre

Me la eché con el titulito. Tres terminachos rimbombantes en una sola frase para exponer una diletancia fundamentada en su petitio principii (otro más descrestador aún). El primero de ellos, Especulación es (en la acepción que aquí nos interesa) el acto de reflexión dialéctica mediante el cual el sujeto pensante resuelve las contradicciones o antinomias aparentemente insalvables del objeto con que se relaciona (en cristiano: trata de explicar el cómo, el por qué y el para qué de las cosas de su alrededor). El segundo, Patafísica, es una contracción de epí ta metá ta physiká ἐπὶ τὰ μετὰ τὰ φυσικά (aquello que se encuentra «alrededor» de lo que está «después» de la física [el rebusque en griego es por posar, no le pare bolas]). Jocosamente ambiguo, el "método" patafísico se dedica «al estudio de las soluciones imaginarias y las leyes que regulan las excepciones» con base en el principio de la unidad de los opuestos (Coincidentia oppositorum). Como dijo Giordano Bruno, "el universo comprende todas las contradicciones inherentes a su ser en unidad y conveniencia". Y el tercero, el Punto de quiebre, es la metáfora de la que quiero echar mano utilizando la analogía de la línea platónica (Rep.VI) para tratar de sugerir algún paralelismo oculto entre las dos "regiones de la realidad" (mundo sensible y mundo inteligible) o, lo que es su equivalente, buscarle la comba a la posibilidad de una reunificación de los tipos de conocimiento (el sensible u opinión o doxa (δόξα) y el inteligible). Para ello cometo la introducción arbitraria de un Punto, si se quiere, Paradojal en el discurso de la razón a partir del cual las relaciones del sujeto con su modo de conocer le modifican y condicionan los desarrollos posteriores de su campo de realidad (¡Uf...! descubrí que el agua moja). Todo ese galimatías de Perogrullo para reclamar a lo que queda en el mundo de Investigación sobre lo social y Pensamiento Crítico, la necesidad de construir los insumos estéticos, epistémicos y vivenciales para una "revisión" de las formas, causas y efectos de nuestro hacer como especie en el mundo; entendida esta revisión no como un volver-a-mirar-en-busca-de- (opción que no se debe descartar), sino como un otear en todas direcciones hasta encontrar la mónada crítica (de crisis), el momento opcional, el segmento de disjunción en la historia del desarrollo social humano en el cual se optó por la opción materialista o tecnológica.
Encontrar ese punto nodal es urgente para reorientar nuestro periplo en busca de nuevas sendas que, quizás, nos ayuden a recuperar saberes perdidos en sucesos ya distantes y borrosos como la mística de la Iniciación egipcia, o la ciencia de los Misterios de Eleusis, o la reminiscencia que aflora en la sonrisa de Zaratustra, o la contemplación que ilumina la introspección de Shidarta...¿Qué saber arcano se perdió en la Biblioteca de Alejandría? ¿Qué tal si la Torre de Babel hubiese sido un mecanismo similar a nuestra moderna Red global?...¿A qué conocimientos tuvieron acceso los ángeles de la Pentapolis palestina, Josué el de las murallas de Jericó, Platón el del avatar socrático, Enóc el del origen de los Nephilim, los escribanos de las Sagradas Escrituras que nos hablaron de los Tres Árboles (los deliciosos a la vista, los de la vida y el De la Ciencia del Bien y del Mal) y nos contaron que haber comido de aquel fruto fue nuestro "Pecado original", Descartes el del Árbol del conocimiento, Frank Herbert quien nos describe en Dune las peripecias de la comunidad de las Bene Gesserit?...
Son sólo preguntas. No tengo respuestas. Pero, al echarlas al aire, creo dar origen a una cadena de especuladores que se inquieten por aportar nuevas búsquedas y preparo el ambiente para mis próximos blogs referentes al "cambio de paradigmas".Agradeceré inmensamente todo aporte, comentario, contrapunteo, etc.

sábado, 2 de octubre de 2010

La mano que mueve las cuerdas es la garra que araña desde las sombras

 
¡Bravo! Han logrado hacer concreto el oximoron de la inteligencia estúpida. A fuerza de obvias prestidigitaciones, incesantes reiteraciones, grotescas demostraciones y evidentes representaciones, consiguieron hacer invisible lo visible, admirable lo vulgar, institucional lo ilegal, respetable la obscenidad, refinado el chamboneo y corriente lo anormal. En el esperpéntico escenario de la neo-política colombiana, los protagonistas son guiñoles reciclados que ejecutan su accionar con la intensidad de la cuerda que los hala. Los espectadores, muchos de ellos "gente que aplaudió y bendijo las licencias de un legalismo entreverado de arbitrariedad y de trampa"*, mezcla de credulidad, impavidez, resignación y curiosidad, nos contorsionamos para mirar tras la tramoya tratando inútilmente de descubrir al titiretero; pero, sobre el teatrino todo es oscuro y aunque se presiente el frenesí entre bambalinas y de los páneles circundantes nos llegan los ecos de una perorata amable y esperanzadora, todos sentimos que seguimos asistiendo al mismo espectáculo de violencia, hipocresía y revanchismo al que fuimos introducidos por primera vez hace ya ocho siniestros años. "Ya se siente. Mucha gente que se benefició con este experimento de plata en una mano y fusil en la otra, de una vela a Dios y otra al Diablo, de diminutivos y palabrotas, de humildad simulada y soberbia con poncho; mucha gente que se benefició de este régimen que sabía siempre cuándo abrir los ojos y cuándo cerrarlos; dónde no enterarse de nada (como con DMG) y dónde enterarse de todo (como en los teléfonos intervenidos por orden del poder)"* .. Después de todo, los protagonistas del actual entremés "democrático" son las mismas marionetas de las representaciones anteriores, y sus oscuros libretistas alteran levemente el tono de los textos pero cuidan de no modificar la intencionalidad (o, como dirían los semiólogos, la función perlocutiva) de los discursos; "ahora volverá al clásico respeto de las apariencias, a la misa piadosa, al habla bien castiza, a la respetabilidad republicana que nos legaron nuestros mayores, y tratarán de cerrar la grieta que se abrió en las viejas murallas del poder, por donde rezumó una cierta pestilencia"*. Hicieron parecer como si toda la descarada corrupción de los burócratas, la insaciable ambición de los terratenientes, la postración servil y cobarde de los congresistas, el desborde cruel y oneroso de los militares y la saña esquizoide y mezquina del salgareño fuesen la mise en scène de una obra teatral montada para consolidar las distintas interacciones del vodevil democrático colombiano.
Todo hacía suponer que había un acuerdo explícito para proteger la cabeza del gobierno, que, en últimas, resumía en su gestión nuestros "doscientos años de tradición democrática". Pero, quienes, como Diógenes, tenemos agudeza de perro, siempre oliscamos detrás de la pantomima un andamiaje mucho más sofisticado desde el cual extendían sus garras unos personajes que ahora, cuando nuestras pupilas se están acostumbrando a la oscuridad, comienzan a hacerse evidentes. "Tratarán de no ver que mientras los reflectores iluminaban la trama brutal de las guerrillas y las cadenas infames en los cuellos de los secuestrados, procuraban hacer invisibles las masacres y las fosas comunes de los otros"*. A medida que se van disipando las sombras, se van materializando en su grosera desnudez los IVNIS, individuos voladores no identificados (/voladores/ que hacen voladuras), los "procuradores", y los traficantes de los partidos políticos. "Nos dirán que cesó la negra noche, con todos los fantasmas que reinaron en ella, y los consentidos del poder vendrán a recibir como siempre, a manos llenas, las auroras de su invencible luz. Pero me temo que no será tan fácil recoger esa cosecha de paz y de prosperidad sin asumir el precio inevitable."* Lo que mortifica de todo ello, es la sensación de aislamiento e impotencia para protestar por el insulto a nuestra inteligencia, proferido por las bocazas del exministro de defensa que ahora funge como presidente de la república y el procurador ordoñez, que justifica su venalidad exonerando corruptos y legitima su misoginia usurpándole la investidura de Senadora democráticamente elegida a Piedad Córdoba y declarando "delito de lesa humanidad" el aborto de menores de edad. "Todos descubrirán con horror que, además de los secuestros y los otros crímenes de las guerrillas, el fruto podrido de cien años de exclusión y de eterna violencia contra los campesinos, otros horrores prosperaron. Porque así fue siempre nuestra democracia: odio eterno a los crímenes de los que combaten el poder y perdón eterno a los crímenes de los que defienden el poder."* En cuanto al ahora presidente, es increible que no note las similitudes de procedimiento entre los bombardeos a Raúl Reyes y al Mono Jojoy, ni se moleste en analizar las "coincidencias" entre el bombardeo al mono, su viaje a Nueva York, su discurso en Naciones Unidas, el regreso "triunfal" del salgareño, ni sienta vergüenza de seguir sacando conejos de unos supercomputadores que salen indemnes ¡de 30 toneladas de dinamita! (el mío cayó de una altura de 40 cms. y se le jodió el sistema operativo con backup y todo) y un largo etcétera de declaraciones en defensa de las atrocidades uriberas. "Por ahora el poder parece haber vuelto a las manos de los predestinados: el río vuelve a su cauce. Pero todos sabemos que la supuesta estabilidad de los últimos años no nace de la industria, ni de la agricultura, ni de la creación de empleo, ni ha modificado la horrible estructura de distribución del ingreso que ha sido la causa de todas nuestras catástrofes."* 
Todas las citas con asterisco son tomadas de "¿La hora del olvido?" de William Ospina, Diario El Espectador, sept. 5 de 2010 (la idea no era glosar el texto del poeta, a quien le rindo mis disculpas si al enterarse se considera tergiversado) La ilustración en blanco y negro es de Honoré Daumier y la caricatura inferior es de Mico, publicada en El Espectador, oct. 3 de 2010

viernes, 3 de septiembre de 2010

El verde grisoso de una tristeza sin fín

Buenos Aires
Y la ciudad ahora es como un plano
de mis humillaciones y fracasos;
desde esa puerta he visto los ocasos
y ante ese mármol he aguardado en vano.
Aquí el incierto ayer y el hoy distinto
me han deparado los comunes casos
de toda suerte humana; aquí mis pasos
urden su incalculable laberinto.
Aquí la tarde cenicienta espera
el fruto que le debe la mañana;
aquí mi sombra en la no menos vana sombra final
se perderá, ligera.
No nos une el amor sino el espanto;
será por eso que la quiero tanto.
Muchos recordarán las ciudades (o los paises) por su arquitectura, su infraestructura, sus olores, su historia, la evocación de sus vivencias... A mí me atrapa su luz, ese duende travieso que tiñe los espacios y configura los espíritus. ¿Cómo no ser bullanguero con el dorado intenso de la luz de Granada?, ¿Cómo curar esa sensación de premura que nos causa el gris mate de Londres?, ¿Quien querrá dejar de soñar en el ópalo saudade de los atardeceres de Lisboa o Montevideo?... Mi hipótesis es que en Bogotá el verde sabanero se alterna con el gris cemento para proyectar una luminosidad verdegris que se nos mete en las entrañas y nos hace solitarios, apáticos y amantes de lo oscuro (aquí hasta las aves son negras). ¡Claro! es un tema para debatir en el que sobrarán ejemplos y contraejemplos.Yo, por mi parte, aporto estas fotos tomadas con mi celular. En ellas trato de mostrar cómo, iniciando desde el verde esmeralda que se extiende frente a la ventana de mi habitación, pasando por el que hasta hace cinco años era un arrollo cristalino; deteniéndonos en el sector céntrico y hasta trepándonos en algún vehículo de transporte público, asistimos a la derrota del verde sustituido por un gris premonitorio que parece comenzar en el firmamento, pero que ya colonizó calles, andenes, puentes, ropas y miradas. Podría uno sospechar que Ende pensaba en nosotros cuando escribió Momo, o que el vidente Borges nos miró por el Aleph cuando escribió el poema con que inicio esta entrada.(Click en las imágenes para verlas ampliadas)